¿Quién eres? ¿Quiénes somos?

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"Mostramos todo, pero a la vez conocemos la nada del otro, fingiendo el  ángel,  el monstruo  sale,  sale y no hay quien lo  detenga"

Mis lágrimas no paraban, golpee mis mejillas  para despertar, moviendo mi  cabeza para ambos lados y aun así, aun así no podía quitarme aquella sensación  de tristeza y soledad,  aquella sensación  llena de hostilidad, el fin  del mundo a través de los ojos más hermosos que había conocido .

-          Debe irse Berit, antes, antes – no  termino la  frase tras abrazarle.

-          Ahora lo  entiendo todo Johan -   su hombro se humedecía con mis lágrimas -  recuerda que no  estás solo en este mundo -  sentí como sus manos  rodearon mi cuerpo ante ello mostrando sorpresa.

El tiempo  pasó, no volvimos  a tocar el  tema, aquel  tema sobre irme de su lado y  regresar a Múnich,  tampoco el  tema de lo que miraba a través de sus ojos.

Sentía una inmensa tristeza al  ver lo que sufría aquella persona, aunque se mostraba apacible, aunque  llegaba a mostrar alguna sonrisa siniestra o aquella que siempre fingía ante los demás, sabía lo que pasaba, él  estaba luchando consigo mismo con  su pasado.

Un pasado que yo no conocía y que él no quería mostrar,   quizás porque sentía que ya había mostrado algo más que nunca debió hacerlo o solo quizás sentía inseguridad  al pensar que había una persona  además de la que consideraba su familia que sabía mucho  de él.

Sabía que tenía a alguien  conocido como su padre,  que  era la única persona de la que le llego  a hablar  como si  aquel  doctor que buscaba la policía fuera su padre. Era seguro que no  era su padre biológico, pero  si bien  era cierto fue quien le salvo  de la muerte y Johan como  tal estaba agradecido ante aquel  acto lleno  de nobleza que por ello  le consideraba su padre.

No  sabía si  tenía hermanos o  si  tenía madre o una verdadera familia, pensaba que ante todo  eso él  era huérfano que  venía  de una casa hogar, mas no  tenía información  sobre ello.

Con  ello me vino un recuerdo,  una  familia que había sido  asesinada, solo habían dos  personas vivas  y uno  de ellos  era el hijo  que estaba en  graves condiciones debido a un  balazo  en la cabeza, la niña por su parte estaba en shock, los vagos  recuerdos  venían en palabras en lugar de imágenes.

También  recordaba el hecho  de que ambos niños desaparecieron  del hospital  y fue en ese entonces que el pasado  regresaba como tal  acusando al  doctor  Tenma de aquel  asesinato sobre el  director del hospital.

Tras ello llegaron  a morir familias de mediana edad asesinadas sin ninguna emoción  ante los actos, se decía que el  asesino  era despiadado  y se atribuía aquellos asesinatos al  doctor Tenma,  me parecía irónico que un sujeto que salvaba vidas se dedicara a matar  gente.

No  se sabía más sobre los casos  y poco llegaba a importar en estos momentos,  pero  era de suponerse que Johan había sido un paciente de aquel doctor y por ello le debe la vida, de esa manera le llegaba a ver como un padre,  todo parecía encajar a la perfección.

Pero había dudas, dudas sobre su pasado, dudas sobre lo que el  sentía por mi ¿Qué era yo para él? No podía comprenderlo,  si  mis deducciones eran correctas y él  se sentía amenazado quizás ya me hubiera matado, pero no lo hacía, quizás estaba equivocada y Johan  no  era un  asesino, quizás aquellos  asesinatos si  eran  hechos por aquel doctor.

Johan  había salido  y tras llegar en la noche, traía una bolsa de haber comprado algo que no  era exactamente comida. A pesar de tener curiosidad no quise preguntar, el  tenia cosas que ocultar y por ende no  debía meterme más si  el no  quería.

-          ¡Johan! – le mire con una sonrisa tras verlo llegar.

Se agarró fuertemente la cabeza,  sus ojos mostraban  aquel oscuro pasar a lo lejos, lleno  de la hostilidad humana, llenos de ambición  insana.

Se abalanzo  en mí,  una sonrisa siniestra se mostraba en sus labios,  algo no  estaba bien,  algo  estaba cambiando  en su  ser, aquel sujeto apacible,   aquel sujeto parecía que se había convertido en un monstruo.

-          Johan ¿Qué sucede? –  no luchaba contra él.

Él no me miro a los ojos, él no me dejaba ver aquellos ojos azules, sacó una navaja,  pensé que era mi fin, pero ya nada importaba si moría en las manos de aquella persona que consideraba mi primer y único amor.

Así comenzó todo, ya no podía pensar en  alguien más, ya no podía rechazarle, puesto  mi corazón  se lo había quedado él. Johan me había absorbido por completo que ya no importaba morir por sus manos, no importaba ya nada más que curar aquellas heridas del pasado.

Rasgo mi ropa y torpemente comenzó  acariciar aquel cuerpo de mujer, mi cuerpo, no  sabía qué hacer, no  sabía si moverme, si  ello le enfadaría y terminara matándome, no  sabía  si al final   esto  terminaría en un  asesinato.

Cerré los ojos, no  sentía más como me lastimaba el otro tras el  tacto  torpe,  pensando que el unirse a otro  era demasiado  doloroso,  tan doloroso que mis lágrimas salían, no  había besos ni  aquella calidez, solamente dolor, el dolor del otro manifestándose de una manera sexual sin importa la otra persona, sin mirarme a los ojos, quizás para el solamente era un juguete del cual al final , al  terminar se deshiciera rápidamente.

Aquella unión  se sentía tan dolorosa, tanto que  pensaba que él no me amaba, pero la  terminar, simplemente al  terminar entendería,  esta era la manera en que me rechazaba por completo, tras no  irme en  cada oportunidad que me daba,  esta era la manera de demostrar mediante la conexión  corporal, sin  calidez sin  aquel  sentimiento por parte de él,  era en esos momentos que quería morir, pues él  estaba matándome internamente.


Matándome cada vez que seguía el  vaivén buscando su placer, mis lágrimas, mis lágrimas no paraban  de salir, dolor, desesperación , tristeza y soledad, como si no  existiera más que la  oscuridad, aquello que me quería mostrar ante sus ojos, aquella hostilidad, el monstruo que habita dentro de él.


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El amor de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora