Nacen

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"Y aquel amor se materializa, en dos entes, aquellos preciados regalos que nacieron ante el amor"

El tiempo paso, ya no podía ocultarlo más, Lotte se había dado cuento tras ello y los únicos que sabían quién era el padre era Lotte, Karls y Anna, tras aquello no quise hablar más de ello, no me importaba para nada lo que la gente pensara, solo quería que el supiera y aunque era imposible me dedique a escribir la carta.

" Querido Johan

Ellos, ellos ya están fuera de mí, tan parecido ambos y tan diferentes a la vez, nuestro amor ha nacido y se ha materializado en vida, el color de mi cabello, sus pequeñas narices, aquellos labios tan parecidos a los míos pero delgados como los tuyos, aquellos ojos de la misma forma que los míos, pero aquel azul penetrante misma imagen de ti, cada vez que los miro recuerdo el amor que sentía por ti, que sigo sintiendo y ahora mis hijos, nuestros hijos son participe de ello.

Sé que quizás para ti esto solo había sido un juego, quizás nunca iba a poder sentir aquel amor que yo siento por ti. Pero no me importaba, porque nuestro amor, mi amor se materializo, y ahora son dos hermosos bebes llamados Adalia y Ancel, criaturas nacidas ante el amor el amor retorcido que nació entre nosotros dos, pero al fin y cuentas amor. "

Después de escribir fui a ver aquellos hermosos bebes, ya había comprado una cuna para ambos, el verlos alegremente durmiendo era mi bendición, solo quedaba escribir la tesis, aquella tesis que daría el pase para graduarme.

A los 3 meses nadie se había dado cuenta de mi embarazo, muchos pensaban que simplemente había engordado, pero tras el pasar del tiempo no había duda alguna y no se podía ocultar, ni en el trabajo, ni en la escuela ni mucho menos a mis cercanos.

Había escuchado rumores míos diciendo que me había liado con un emigrante de edad avanzada o quizás un amigo de mi padre, puesto nadie se explicaba como pude salir embarazada si no tenía pareja, solo Lotte y Karls sabían quién era el padre por simple deducción.

Poco me importaba lo que pensaran los demás, yo amaba aquellos niños como a nadie más, un amor incondicional que solo una madre pudiera dar, deseaba su nacimientos y cada noche antes de dormí les contaba cuentos, cuentos inventados por mi donde deseaba mostrarles un mundo lleno de amor y paz, donde los deseos podían ser realidad, donde al final de la lucha ellos podían ser felices junto a mi lado.

Aunque el mundo fuera hostil para ellos intentaría formar un mundo ideal, protegiéndolos del mal, así como enseñarles a ser fuertes por si yo algún día faltase, preparándolos por si su padre llegase, aunque aquel último deseo sería imposible de realizarse.

Tocaron la puerta mientras miraba a mis hijos dormir, fui abrirla para encontrarme a Lotte y Karls con algunos regalos en mano.

- ¿Por qué no avisaste cuando saliste? - Lotte me miro a regañadientes.

- Lo siento - me disculpe ante ello - pero he estado cansada - reitere ante ello.

- Supongo el labor de parto es muy duro - dijo Lotte con un susto.

- Algo - reí ante ello.

- Saber que estos pequeñines son hijos de él - menciono Karls al acercarse y verlos dormir - estos pequeños angelitos - aquel chico sonrió ante ello.

- En eso difiero contigo, imagínate cuidarlos ¡qué horror! - comento Lotte entre risas.

Aquellos dos aun no eran pareja y al parecer aunque pudiera haber algo tarde o temprano pudieran acabar juntos, pero ninguno daba el paso, además de sus diferencias ante la familia, quizás habían salido un par de veces con aquel plan, pero Karls era un sujeto que quería formar una familia y para Lotte era primero sus sueños y anhelos ante ello.

- Si el viniera - Lotte hablo seriamente - ¿le dejaría verlos? - acomodo sus lentes.

- Claro, al fin y al cabo son sus hijos - sonreí ante ello- sería feliz el criarlo juntos - mire el suelo al sentir nostalgia.

- Pero él no está en sus facultades bien lo sabes - Lotte hablo ante ello.

- Pero él no es malo - reitere ante ello - ¿verdad? - mire a Karls.

- No lo sé - se sentía extraño ante la situación - solo sé que no fue una mentira nuestra amistad, él - se notaba nervioso - tenia sentimientos - la tensión se notaba en el aire.

- Yo creo - intente romper el hielo - que si las personas se lo proponen pueden ser algo - sentía mis ojos cristalinos - si él desea hacerlo, él puede cambiar - dije más como una súplica al viento.

- Cambiando de tema - exclamo Lotte un poco más alegre - ¿Cómo vas con tu tesis? - me miro contenta.

- Ya lo termine, hoy lo entrego - me tranquilice un poco.

- Como siempre tan rápida, entregando las cosas antes de tiempo - aquella mujer castaña sonrió ávidamente.

- Me urge tener un trabajo estable - sonreí ante ello.

Después de pláticas sobre la escuela y nuestros estudios, aquella pareja salió de mi departamento y yo me dedique a alimentar a mis hijos, aquellas dos criaturas que habían nacido gracias al amor que le tenía a Johan.

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El amor de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora