El amor de un monstruo

Un escape a la realidad

"Solo quedaba soñar, soñar en aquel mundo sin igual, y mostrarlo a través de la pluma y una hoja, mostrarlo a nuestros hijos que felices estarían ante ello"

Habia comenzado a escribir cuentos para niños bajo el seudónimo de Nadja Liebheart, cuentos donde el mensaje fuera el contrario aquellos libros que rondaban en el mundo tan parecidos a los de Klaus Poppe.

Se sabía que habia un sujeto investigado más sobre el caso de Johan, pero este desapareció, aquello paso cuando mis hijos cumplieron dos años, tras aquello decidí escribir, no sabía que habia pasado realmente con Johan y no buscaba una respuesta pues temía la verdad que él estuviera muerto.

Aquellos cuentos que eran para mis hijos deseaba escribirlos, publicarlos y tras generaciones mis hijos lo contaran a mis nietos y así poco a poco crear una conciencia ante ello, porque al escribir era por dos razones, escapar de la realidad o trasmitir un mensaje y ese era mi deseo ante estos cuentos.

Escribí varios cuentos que fueron bien recibidos, tras el arcoíris fue mi primer cuento, donde una niña al cruzar el arcoíris se encuentra con un niño tan parecido a ella y mientras buscan la verdad, se topan con el pasado entiendo que deben dejarlo atrás para salir adelante.

Otro cuento era en ángel de las alas negras, un ángel que buscaba como desligarse de su condena, y aquella era sus alas manchadas, tras el sufrimiento y sacrificio llego al cielo y pudo vivir feliz tras aceptar y luchar contra su interior para vencerlo al fin.

Comencé a escribir y de alguna manera al dibujar, al seguir sentía que me liberaba, además de cuidar a mis hijos y trabajar en la escuela.

Se llegaba rumorar que los masacres comenzaban, y aun siguiendo escribiendo cartas sin remitente, ya no sabía qué hacer ante este lugar, mis hijos crecían y a la edad de 4 años surgían las preguntas que todo niño llegaba ante ellas.

- Mama ¿Dónde se encuentra papá? - la mirada inocente de Adalia se mostraba triste.

- Mama ¿acaso tenemos papá? - la mirada de Ancel era penetrante.

- Verán queridos hijos míos - suspire – tu padre, tu padre está en un viaje para encontrarse así mismo, está luchando contra monstruos y quizás regrese - aquella mentira piadosa era necesaria.

- Entonces mientras él no este, nosotros te protegeremos - aquellos niños me abrazaron y yo simplemente les sonreí entre lágrimas.

- Yo les protegeré, ese es mi deber – sonreí ante ello.

Luchando contra el monstruo fue el siguiente cuento que cree, donde un joven luchaba fervientemente contra unos demonios hasta llegar con un gran monstruo donde el final quedaba a disposición del lector, vivíamos cómodamente, aunque no habia necesidad de trabajar, el dinero de mi padre era bastante más lo vendido daba mucho que tener en el banco para no tener el temor de faltarnos algo, más la venta de los libros, todo parecía ir bien.

El tiempo paso y con ello mis hijos tenían 6 años, aunque la pregunta de su padre seguía, ya no sabía cómo evadirla, entonces decidí escribirle de nuevo, mientras ellos pensaban que lo enviaba, pero realmente era la última carta escrita por mi pues ya no quedaba esperanza tras aquellos 6 años, pensando que seguramente habia sido desconectado y su sueño se habia cumplido.

"Querido Johan

Es triste lo sé, es triste saber que estas cartas nunca llegaran a las manos de la persona destinada, no sé qué ha sucedido contigo, tengo miedo mucho miedo que en las noticias salga que has muerto, que has sido desconectado, evito con recelo cualquier fuente de información que pueda darme referencia al estado convaleciente y entrar en llanto frente a ellos, porque debo sonreírles y darle todo lo que no recibimos, es triste que jamás puedas leer esta carta, como es triste que no puedas estar a nuestro lado."