Bienvenido a casa

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"Te espere, te esperamos y con ello las esperanzas morían a cada segundo a cada minuto hasta que la ilusión se hizo realidad"

Tras ver noticias viejas se decía que en el 2002 habia aparecido aquel investigador muerto, aquel sujeto llamado Werner Weber de un balazo en la cabeza, así como algunos exfuncionarios checos y alemanes, pensando que seguro alguien habia seguido los pasos de Johan, pero después de ello ya no hubo más asesinatos y Alemania habia comenzado a ser pacifica ante las circunstancias ahora en el 2006 ya no se sabía más en las noticias, Johan habia sido olvidado quizás asesinado.

Yo seguía en mi mundo con mis hijos, enseñando lo que estaba aprendiendo con ellos, tras escribir bajo el seudónimo de Nadja Liebheart así como seguir yendo al trabajo donde mis hijos comenzaron sus estudios, demostrando su gran intelecto debido a que desde pequeños estudiábamos en casa y con cariño le enseñaba las cosas.

Aunque deseaba que mis hijos fueran más sociables, entendía en parte que era difícil que ellos fueran comprendidos, pero para ello estaba yo para protegerles de todo lo malo.

- Ustedes dos no tienen padre, mi mamá dijo que la suya es una - al ver aquello interrumpí.

- Dígale a su madre que si tiene el tiempo para pensar que es otra persona, primero debería dedicarse a la crianza de su hijo - interrumpí aquel niño.

- Mama, mama - repitieron los dos en llanto.

- ¿Verdad que sabes quién es nuestro padre? – aquellos ojos desbordándose de Ancel me miraban como una salvación.

- ¿Verdad que pronto vendrá? – Adalia habia dado justo en la parte que no podía responder.

- Ancel, Adalia, solo dios sabe cuándo vendrá su padre, quizás nunca llegue o solo quede esperar - les abrace – les confieso un secreto – hable al oído de ambos - su padre es al único hombre al que he amado y ustedes nacieron del amor entre nosotros - aquellos sollozos cesaron.

- Mamá y ¿Cómo es papá? - me miro alegre Adalia tomada de la mano.

- Es un hombre sumamente atractivo, de eso no hay duda, ustedes nacieron igual a él – sonreí ante ello.

- No mientas mamá nosotros somos igual a ti, tan hermosa mi madre – me sonroje ante el comentario de mi propio hijo.

- Pero tienen aquellos ojos del color de tu padre, no lo duden, son igual a él como a mí, por algo nacieron de nuestro amor – me agache ante ellos al llegar a la entrada de la casa.

- Cuéntame más mamá ¿Qué fue lo que más te atrajo de mi padre? - Adalia me miraba fascinada mientras yo abría la puerta.

- Su inteligencia y modales, era un sujeto sumamente respetuoso y ni dudar de su ingenio, ustedes nacieron igual a él - entramos a casa.

- Pero si mama es sumamente inteligente - exclamo Adalia con asombro.

- Él lo era mucho más - sonreí ante ello.

- Cuéntame más mamá - cerré la puerta para sentarnos en el sofá ante las palabras de Adalia.

- Al principio me era imponente, pero como decirlo, el ver alguien tan perfecto como su padre, un ángel era algo de temer, pero al conocerlo - sentía aquella nostalgia en mi garganta - supe que era alguien fuerte que cargaba algo muy pesado y deseaba ayudarle como él lo hizo conmigo, él era humano, él también debía ser amado y ante la convivencia me enamore de él, de sus manías, de su tristeza queriendo ver una sonrisa sincera, a pesar de todo tenia nobleza pues respetaba a los seres humanos de buenos sentimientos y el solo quería acabar con el mal – mis lágrimas salieron junto con la de mis hijos.

El amor de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora