El amor de un monstruo

Mira, mira que grande se ha vuelto...

"Mira, mira que grande se ha vuelto dentro de mí, aquello que tanto anhele, a diferencia de ti"

Después de verle ya no supe más de mí, aquel rostro tan parecido con diferentes gestos me hacía tener aquellas ganas de llorar, al despertar de aquel recuerdo de la despedida y mi debilidad ante las circunstancias para dejarme vencer ante el desmayo. Me desperté en el hospital el medico entro mientras yo estaba sola debido a mi ataque.

Recordaba aquella vez que Johan le había dado uno y deseaba leer aquel libro del cual el nombre no me acordaba pero sabía que Lotte podría darme una pista ante ello, el doctor entro, un señor de mediana edad bien conservado.

- ¿Berit Hoffenlieb? – me miro atento.

- ¿Sí? – no comprendía porque aquella sonrisa de sus labios.

- Tengo una noticia importante que decirle - vio aquella hoja que tenía en mano – usted está embarazada - aquello fue una gran sorpresa – y son gemelos - mis ojos se abrieron ante la sorpresa.

Mientras mis ojos comenzaron a desbordarse sacando lágrimas de alegría, mostrando una sonrisa tocándome el vientre donde sentía que algo estaba por comenzar, una nueva vida en la que ya tenía a quien amar.

- ¿está seguro? - le mire enternecida.

- Los análisis no mienten - el doctor no sabía cómo interpretar mis reacciones- por ahora solo puedo decirle que se cuide lo suficientemente bien, ya está dada de alta - salió de la habitación.

Tome mi ropa y me dispuse a salir, mire el cielo azul y recordé a Johan, aquel sueño que me había dicho, donde quizás tendríamos hijos, donde quizás imaginaba que nacieran rubios y con mi color de ojos, o quizás totalmente parecidos a él, no sabía ni que pensar, llegue a casa, y no dude en tomar una hoja suelta y comenzar a escribir pensando que algún día el padre de estos bebes.

"Querido Johan

Mira, mira que grande se ha hecho la vida dentro de mí, aquel amor incompleto que nos teníamos el uno al otro, aprendiendo de los errores de los demás, siéntelo, siéntelo, el latir de cada uno de ellos, conectados en conciencia, tenía razón, ellos, ellos lo saben todo, siente el amor que al unirnos se complementó y con ello se completó, no cometeré el error que hicieron conmigo, no cometeré el error que hicieron contigo, les daré lo que a nosotros no faltaba, lo que tanto anhelábamos y encontramos en el otro de manera tan extraña, les daré mi amor y el tuyo ya que no puedes sentirlos como yo lo hago, no puedes verlos y estar a su lado, mira, mira que grande se ha vuelto vuestro amor"

Al terminar el teléfono sonó sacándome de aquella noticia que me hacía sentir feliz pero no podía decir nada, puesto temía ante ello.

- Berit - escuche aquella voz femenina tan conocida.

- ¿Qué sucede? - pregunte ante aquel tono de nostalgia.

- ¿te encuentras bien? - se notaba preocupada.

- De maravilla – me sentía feliz ante la noticia.

- Eso es bueno, debes venir ahora, Ella pronto debe irse – menciono con apuro.

- Comprendo, iré - sentía que debía ir a aclarar las cosas.

- Nos vemos en la casa de Karls - colgó ante ello.

Me dispuse a ir al lugar, camine por aquellas calles mirando el cielo con una sonrisa al pensar que tenía en mi vientre aquellos bebes sin darme cuenta había pasado ese mes y por ello era que mis hábitos habían cambiado por completo.

Entre a la casa de Karls, ahí estaba ella, pero ahora no debía ser débil, me acerque agarrando valor, no importaba los momentos que había pasado con Johan en estos momentos, no importaba si él me había dejado tiempo atrás, debía enfrentar el pasado y con ello conocer aquella mujer que era tan parecida a la persona que amaba.

- Mucho gusto soy Nina Fortner – me dio una sonrisa extendiendo la mano.

- El gusto es mío, soy Berit Hoffenlieb – tome su mano y sonreí aquella mujer que era la tía de mis futuros hijos.