Conociendo el origen

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 "buscaba y buscaba conocer más de aquel  ser,  aquel ser que me había absorbido, quería saberlo todo hasta lo más escondido"

Tras llegar a Múnich como en cada parada venia  el  oficial  a revisar los boletos y por  ende sellarlos, escuchaba aquellos pasos cada vez más cerca en el silencio que se había formado  en  aquella platica intensa que habíamos tenido, el solo  se dedicaba a mirar el paisaje, no me dirigía la mirada, esperaba a que saliera del vagón por mí misma y  olvidarme de él, algo que no  quería realmente.

El oficial  llego, mostramos los boletos,  aquel  señor alto y bigotón  nos miró  a ambos, después de ello dio una sonrisa algo picara y simplemente sello los boletos y se retiró, me sentí  aliviada al  saber que mi boleto no  venía con  destino  a Múnich,  y que podía estar a su lado sin  ninguna restricción.

 

-          Este decidido -  dije en un  tono más alegre.

-          Has cavado tu propia tumba -  menciono el sin mirarme, su voz parecía algo furiosa.

-          ¿Por qué lo dice? -  ladee un poco la cabeza ante sus palabras.

-          Usted no conoce lo que hay dentro  de mí -  su mirada mostraba hostilidad al mirarme – yo, yo no soy alguien  de fiar Berit, yo en cualquier momento -  parecía tener una crisis tras aquello.

-          Tranquilo – me pare frente a él  a abrazarlo -  recuerda ahora yo soy tu pilar, como tú fuiste el mío – dejo  de temblar tras aquello, tomo mis brazos y los fue bajando para mirarme a los ojos -  eres tan parecido  a él, tus rasgos son similares -  al  escuchar aquello mi corazón  sentía un  dolor, quizás aquel hombre en  quien le recordaba era su  enamorado, quizás solo quizás  por ello permanecía a mi lado.

-          ¿Quién es esa persona? – puse mi mano en  el pecho -  si  se puede saber -  me senté en mi lugar.

-          Es mi padre – menciono  con tanta naturalidad.

-          ¿Cómo  se llama? -  me sentí un poco más aliviada.

-          Quizás lo conozcas, lo han pasado en televisión  y periódicos -  volteo hacia la ventana, pensaba que debía ser alguien muy importante -  es el doctor Tenma – me sorprendí  ante ello.

-          Es a quien busca la policía ¿no  es así? -  le mire sorprendida ante aquello – pero no parece tener usted descendencia asiática-  estaba sorprendida.

-          El me trajo  a la vida cuando debí haber muerto -  volteo  a verme -  le debo  la vida – sus ojos parecían estar más serenos – por ello  es mi padre – volvió  a voltear hacia la ventana.

-          No comprendo en que me parezco  a  tu padre además de los rasgos – estaba atenta a cada palabra.

-          En su nobleza – menciono  el rubio seriamente -  eres de las personas que son imparciales, hacen  el bien sin mirar a quien – seguía absorto en el paisaje.

-          ¿Nobleza? – no comprendía ante ello.

-          Debo confesarle Berit algo vergonzoso -   volteo  a verme -  la había observado  desde lejos, desde antes de conocernos – dio una cálida sonrisa.

Ante aquello no supe que decir, me sonroje  y agache la mirada,  estaba nerviosa  y mi corazón  latía fuertemente, tan fuerte que sentía que se me iba a salir. En mi  cabeza  seguía aquella pregunta, a que se refería exactamente  con la nobleza, tras momentos de silencio  decidí  romper el hielo.

-          Retomando lo ya hablado -   mencione con una voz fuerte – no comprendo sus palabras ante el parecido que tengo con su padre – me sentía nerviosa.

-          Es igual  a él,  siempre ayudaba en cuanto podía  a las personas -  me volteo  a ver – además perdono la vida a quienes le hicieron más daño, si  eso no  es  suficiente, no  sabría que es la verdadera benevolencia -  su voz se escuchaba tranquila ante todo  eso.

-          Debo confesarlo algo yo  también -  agache la cabeza avergonzada – no soy tan buena persona como  cree -  empecé a jugar con las orillas de mi  vestido –  aunque sienta que por ello soy una persona terrible y seguro se aleje de mí,  es mejor tenerlo en  claro, entenderé si después de eso  decide alejarse – le mire a los ojos – si no hubiera sido por usted mostrándome aquellas oportunidades, mi odio había crecido  y quizás no perdonaría  -  no podía mirarle a la cara – y mis pensamientos se habrían hecho  realidad, yo -  me sentía sucia, me sentía mal -  los hubiera matado – unas pequeñas lagrimas salían al mirarle la cara – no soy tan buena persona después de todo – me mostraba seria ante la situación, sus ojos  se abrieron sorprendido.

-          Usted no  sabe que es la verdadera maldad -  menciono  el ante mi confesión - reitero lo mejor  es que se cuide – volteo hacia la ventana de nuevo.

Paso el tiempo viendo el paisaje a través de la ventana,  en silencio, viniendo el oficial  para sellarnos nuestros boletos.  Llegando  a la última parada  dentro  de Alemania.

-          Es la última advertencia Berit, lo mejor es que huya de mí, como le he dicho usted no conocer la verdadera maldad – la seriedad en sus palabras hacían erizar la piel.


Sabía que todos teníamos algo que ocultar, pero ante sus palabras decidí quedarme,  decidí  seguir a su lado. Quería saberlo todo  de él,   la razón de porque aquellos ojos azules mostraban una tristeza inmensa y como en momentos podía mostrar una hostilidad que  te hacía temer por tu vida,  era tan diferente al  ser perfecto que conocía tiempo  atrás, teniendo sentimientos,  sentimientos negativos , sentimientos que tenían un pasado,  un pasado que quería saber. 

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El amor de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora