Triste realidad

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"Mis sentimientos no cambiaran aunque tus ojos estén cerrados, el cielo azul frente a mí me los hará recordar"

Me senté frente a ella, aquella mujer que se parecía tanto aquella persona que tanto amaba, sabía que lo estaba buscando, por ello había venido a la ciudad y quizás por esa razón había pedido mirarme, quizás quería saber pistas sobre Johan, pero era imposible, puesto a pesar de todo yo no sabía nada.

- ¿Qué sucede? - sonreí al mirar aquel rostro, aquel rostro que deseaba besar aunque ella no era la persona que deseaba que estuviera aquí.

- Supe que estuvo con mi hermano – me miro atentamente.

Sabía que esa era su finalidad y a la vez sabía que no debía haber confiado en Lotte para contarle, puesto le había dicho a una persona que le seguía y buscaba terminar con la vida de aquel sujeto al que le había entregado mi corazón.

- Así es – no quería mentir - ¿Qué es lo que desea? - fruncí un poco el ceño en forma de desaprobación.

- Ya todo se ha resulto - exclamo a ella – pero mi hermano – parecía nerviosa - no le fue nada bien - dijo en un suspiro.

Me sentí terriblemente mal, deseaba ir con él, quizás estaría en la cárcel, quería saber y verle por lo menos una vez, decirle lo que sentía con palabras y darle mi noticia, aquella noticia que me puso feliz y aunque para él no le fuera así deseaba decirle.

- ¿Qué sucedió? - se notaba mi temor ante ello.

- Él está en coma y quizás le desconecte, no lo sé– me miro con unos ojos llenos de melancolía, parecía que le dolía la pérdida de su hermano - el doctor Tenma le opero, pero debido a que es su segundo disparo entre los contratiempos, mi hermano quedo en ese estado, nadie sabe que se hará con él – ante ello mis lágrimas salieron.

Me toque el vientre y con la otra mano la boca intentando calmarme, pero simplemente aquello me estaba matando, el dolor, la tristeza, la ira, todo estaba junto, me sentía devastada, pero sabía que eso era lo que él quería lograr, su camino estaba a medias pero todo dependía de los demás para irse al más allá.

- Lo siento - solo pude decir.

Aquella palabras que dije al viento tras mi deplorable ser, eran sobre todo para Johan que no había logrado salvar, no había logrado darle lo que quería, no logre cambiar aquella necesidad de morir.

- Sé que usted tuvo algo con mi hermano, me lo conto Lotte – me miro extrañada – aunque no sé qué tipo de relación pudo tener con mi hermano, supongo que después de todo no era tan malo, yo también lo sabía, sabía lo que buscaba y no fui capaz de detenerle – cerro sus puños - el perdón ya no era suficiente – de sus ojos salieron algunas gotas tras verme así.

- Debe entender Anna – ella me miro sorprendida al llamarle por ese nombre – que él no era malo, él estaba luchando consigo mismo – me levante limpiando mis lágrimas – ya no hay más que decir, solo me queda retirarme, gracias por tomarse la molestia de avisarme – di cada paso a irme lejos de aquel lugar sin voltear atrás.

Llegue a casa y mis lágrimas pudieron fluir cada vez más y más, dejando que el dolor fluyera dentro de mi tocándome el vientre temiendo que mis bebes estuvieran igual que yo, sufriendo la pérdida de su padre, limpiándome las lágrimas.

- Todo estará bien - repuse ante ello dando una sonrisa melancólica.

Deje que pasase los días, rompiendo contacto con todo aquel que me recordara a Johan, seguía enojada con Lotte debido a lo que había contado, puesto le había dado mi confianza y ella le había contado mi historia aquella mujer, la hermana de Johan.

Tras pasar los días tome una hoja blanca y una pluma para aquella segunda carta, aunque sabía que iba a ser imposible, puesto Johan nunca lo iba a leer, pero era la manera de sentir que seguía conectada a él mientras los doblaba y guardaba dentro de una libreta.

"Querido Johan

No sé si llegases a despertar, lo último que supe es que seguías en coma, algunos decían que serias desconectado y con ello la muerte llegara, ya había pasado tiempo de eso y aunque no desee que eso suceda, quisiera que te quedes en este mundo a mi lado, sé que es imposible porque ante todo es lo que buscabas, diciendo que la muerte era lo único que nos miraba por igual a todos y aunque mis lágrimas salgan ante ello, lo único que pude hacer es irme de la ciudad que me traía recuerdos, recuerdos de nuestro destino que estaba pre-escrito y que sabía que tarde o temprano tendríamos que separarnos para siempre.

Lo sé, tú también lloraste en nuestra despedida, aunque te hacia el fuerte, aquellos ojos azules parecían desbordarse aunque seguías con aquel semblante serio, sufrías mucho y yo no pude hacer nada para remediar el pecado que te lastimaba, no me importaba tus manos manchadas, no me importaba ya nada, entendía que tu pasado era realmente desastroso y yo no pienso cometer esto con el amor que crece dentro de mi materializado en vida."

Estaba decidido, al terminar mi carrera me iría lejos, lejos de aquellos lugares que me daban recuerdos de él, dándome una oportunidad, una oportunidad de irme, este iba ser mi último año y faltaba poco para graduarme.

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El amor de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora