Cuestión de Tiempo 𖦹 Michaeng

Capítulo 11

Chaeyoung

Pasábamos nuestras últimas horas en la gran manzana.

Dejamos el lujoso hotel y fuimos a comer antes de que el autobús nos llevara al aeropuerto para volver a Seoul.

—Chicas, ¿cuándo volvamos a Seoul, si las saludo por el pasillo del instituto me saludaran? —preguntó Jeongyeon timidamente.

—Ay, que adorable eres —Dahyun le pellizcó la mejilla—. Pues claro, por lo menos yo sí lo haré, y espero que sea más que un saludo, almorzar con nosotras y salir por ahí de vez en cuando.

—Sí. Ahora te tocará aguantarnos, y créeme que no es bonito que Dahyun te cuente cada capítulo de cada serie que ve —todas reímos.

En este viaje han pasado muchas cosas pero lo mejor ha sido encontrar a Yoo Jeongyeon.

Estábamos dejando las maletas en el autobús cuando Myoui y su grupito se acercó.

Ella y Jeongyeon dejaron su maleta al mismo tiempo, cuando Myoui se iba a ir otra vez con los estúpidos de sus amigos Jeongyeon la cogió del brazo.

—Eh, Myoui, quiero que sepas que no voy a contarle a nadie ninguna de las conversaciones que hemos tenido.

¿Qué querrá decir con eso?

—¿Y qué? Me da igual lo que digas o lo que cuentes, es tu palabra de perdedora contra la mía —ahí estaba la Mina engreída de siempre.

—Solo quería que lo supieras, nada más —se fue hacia donde estábamos Dahyun y yo, mirando la escena pero se volvió a girar—. Sabes, te invito a que tengas las mismas conversaciones que tuviste conmigo con cualquiera de esas —señaló al grupo de Myoui con la cabeza—, a ver cuanto tardan en burlarse de ti —no esperó respuesta y subió al autobús.

Yo me senté con Dahyun y Jeongyeon se sentó detrás de nosotras sin nadie al lado.

—¿Qué ha pasado ahí fuera? ¿Qué era todo eso, Jeongyeon? —preguntó Dahyun.

Sí, yo también quería saber.

—Nada chicas, lo siento, pero he dicho que no diría nada y no lo haré, aunque fuera a la estúpida de Myoui le he dado mi palabra. Perdónenme.

—Yoo, te acabas de ganar todo mi respeto, siempre eres fiel a tus pensamientos sin importarte lo que piensen de ti. Muy bien. —ambas sonreímos.

Pasamos un rato largo en aquel bus. Llevábamos un trozo de camino.

—Ay Dahyun, ve y siéntate con Jeongyeon que también está durmiendo y déjame leer tranquila —la empujé lejos de mí.

—¡Uyy! Que mal humor —se sentó con Jeongyeon, se apoyó en ella y volvió a dormirse.

A los diez minutos el profesor avisó que íbamos a parar en una estación de servicio por si alguien quería ir al baño.

—Chicas —las llame—. Chicas, ¿bajan? Voy al baño y a comprar chicles. ¿Quieren algo? ¿Chicas? ¿Dahyun? ¿Jeongyeon?

Seguían durmiendo.

—Yaa, Chae, baja y no molestes —dijo Dahyun malhumorada.

—Eso, no molestes —dijo Jeongyeon apoyando su cabeza en la de Dahyun.

—Que amor de personas, ahora vuelvo —avisé.

Agarré mi abrigo y la mochila donde llevaba el dinero y salí del autobús.

Compré los chicles y fui al baño.

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Mina