Capítulo 39

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Mina

Cuando desperté Chaeyoung ya no estaba, me levanté de la cama y vi que el dinero no estaba en la mesita.

Obvio que se lo llevo, no la culpo, quien querría aguantarme a mi y encima gratis.

Bajé a desayunar.

—Hola, mami.

—Hola, cariño —me sirvió el desayuno—. Chaeyoung ya se fue —dijo, la miré asustada—. Sé que pasó la noche aquí, me la encontré cuando se iba, además su coche estaba fuera, me dijo que durmió en el cuarto de huéspedes —sentí alivio al escuchar esa mentira—. ¿No pelearon o algo, no? —negué—. Es que me dijo que ya no podría cuidar más a Tzuyu porque le habían cambiado los horarios de la universidad, pero si te digo la verdad me sonó a excusa —levante los hombros—. ¿Te pasa algo? —negué con la cabeza.

Se fue.

Se acabó.

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Chaeyoung

Dos semanas habían pasado desde que admití mis sentimientos, dos semanas desde que ya no me engañaba más, dos semanas que estaba mal. No creía que esto me afectaría tanto pero al parecer sí, estoy mal, no tengo ganas de hacer nada, ni de salir con otras chicas ni siquiera salir con Dahyun o con Momo. Todas las noches hago lo mismo; me pongo música para no pensar y me quedo durmiendo.

Estaba en mi cuarto de la universidad, me encontraba sola ya que mi compañera de habitación, Rose, se había ido de fiesta. Es normal, era viernes, casi todo el campus estaba fuera.

Oí que llamaban a la puerta, me levanté a abrirla y me encontré a Dahyun.

—¿Puedo pasar?

—Sí, claro. ¿Te pasa algo? —nos sentamos en mi cama.

—A mí no, pero a ti sí —afirmó.

Odio que Dahyun me conozca tan bien.

—¿Y? ¿Qué te pasa? —insistió.

—Dubu, prefiero no hablar de ello, no por ahora.

—Vale, pero sabes que estoy aquí siempre que quieras hablar.

—Sí, lo sé.

—Bueno Son, ¿qué quieres hacer? Y no me digas que dormir.

—No sé, ¿bajamos a la sala?

Necesitaba distraerme.

—Claro, vamos.

Dahyun y yo nos dirigimos a la sala, había varios juegos recreativos, un billar, una tele gigante para ver películas, y hasta una pequeña pista de baile.

Dahyun y yo nos pusimos a jugar en una de las máquinas, estábamos tan concentradas en pegarle a los muñecos que no nos dimos cuenta que detrás de nosotras estaba Momo.

—¡Señoritas! —gritó, asustándonos a las dos.

—Idiota, nos asustaste.

—Por tu culpa he perdido —Dahyun le dio con la maza por el brazo.

—¡Auch! —se la quitó.

Cuestión de Tiempo 𖦹 MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora