Capítulo 29

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Mina

Había pasado como semana y media, mi plan de olvidarme de ella iba bastante bien, más o menos. Era extraño, había momentos en los que estaba totalmente convencida de que ella era lo peor que podía pasarme, que no era buena para mí y que yo merecía otra cosa, pero en cuanto la veía, aunque fuera sólo un segundo, se me olvidaban todos los argumentos; mi cabeza estaba dividida en "la odio" y "quiero comérmela a besos", por suerte o por desgracia, no conseguía hacer ninguna de las dos cosas.

Hace unos días tuvimos una discusión; bueno, una "fingimos que nos peleamos" discusión. Vino a hablar conmigo en un cambio de clase, me dijo que perdí la apuesta; apuesta que había olvidado por completo, por cierto. Me informó que ya pensaría algún castigo para mí; estábamos hablando cuando llegaron mis amigos y obvio nos pusimos a gritar cualquier cosa, algo sin importancia.

Sali del baño e iba hacia la cafetería cuando me encontré con ella, la vi al otro lado del pasillo, de repente le pegó un puñetazo a una taquilla, el ruido que hizo al chocar su puño con el metal hizo que me sobresaltara, parecía muy enfadada por algo. Cuando se giró se dio cuenta que yo estaba al otro extremo del pasillo.

—¡Myoui! —me gritó furiosa, vino hacia mí con paso firme y decidida, sus puños estaban apretados con fuerza.

Se la veía tan... enfadada. Presentía dentro de mí que uno de sus puños lo estamparía en mi ojo, lo vi en su cara. Cuando estuvo a centímetros de mí me cubrí la cara casi por inercia.

Para mi sorpresa quitó mis manos de mi rostro bruscamente e hizo que rodeara su cuello, agarró mi cintura y en menos de 2 milésimas de segundo tenía su boca sobre la mía, me besaba con desesperación, con rabia, con fuerza, con exasperación y eso no me gustaba. Quité sus manos de mi cintura y la empujé.

—¿Qué mierdas haces? —dije limpiando mis labios. No contestó—. Te he hecho una pregunta, contéstame —dije levantando la voz.

—Nada, olvídalo —dijo seria y con la respiración agitada.

—¿Qué te pasa, idiota? —volví a empujarla—. ¿Te crees que puedes venir y besarme cuando quieras y de esa manera? —le reproché.

Por muchas ganas que tuviera yo de besarla, y de verdad las tenía, no iba a permitir que lo hiciera de esa manera, no después de que quisiera pegarme.

—Déjame en paz —dijo apretando su puño.

—No te dejo nada, y agradece que no te parto la cabeza.

—Dale, pégame —dijo desafiante—. Karina, pégame —se acerco a mí.

La verdad, me dio bastante de miedo la manera en la que hablaba, ese odio en los ojos... La había visto muchas veces furiosa pero nunca de esta forma.

—¿Estás loca? ¿Qué te pasa? —intenté que mi voz no saliera temblorosa de mi boca, volvió a cerrar el puño y le pegó a una de las taquillas con fuerza, vi su mueca de dolor y se encorvó agarrando su mano—. ¡Chaeyoung! ¡¿Qué coño haces?! —agarré su mano, vi que la tenía hinchada y los nudillos llenos de sangre, como si esos dos golpes que había visto que le daba a las taquillas no fueran los primeros que había dado—. ¿Como te...?

—Vete de aquí Mina —saqué un pañuelo de mi bolsillo y limpié un poco de su mano llena de sangre, ignorando sus palabras, apartó la mano enseguida—. Vete, por favor —impuso.

—No, además has sido tú la que me ha llamado.

—Ahora te digo que te vayas —dijo con rabia—. Lárgate, te lo pido... —la interrumpí.

—Que no —dije con un tono de voz serio y alto.

—¿Estás sorda? Te he dicho que te vayas —dijo más enfadada que antes.

Cuestión de Tiempo 𖦹 MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora