•En donde JungKook es un mafioso que está obsesionado con Park JiMin, y hará todo lo posible para que sea suyo, a tal punto, de s2cuestrarlo
•O en donde JiMin está enamorado de JungKook, y es un completo masoquista que ama lo posesivo que JungKook...
JungKook estaba sentado en su oficina, aún se sentía culpable por lo que ocurrió la noche anterior, se comportó como un total idiota. Su pensamiento cambió un poco, aún consideraba que JiMin era suyo, pero, ya no quería hacer algo en contra de su voluntad, quería que él lo deseara de verdad.
Pensaba en cómo podía recompensar lo que hizo, quería llevarle un detalle, sabía que a él no le gustaban las cosas costosas, por lo que era difícil descifrar que sería bueno para darle.
—Se me acaba de ocurrir algo —dijo, para sí mismo.
Agarró las llaves de su auto y salió, el trabajo podía esperar.
Tiempo después, llegó a su casa. Entró corriendo, estaba ansioso, necesitaba saber si tomó una buena decisión o no.
—¿JiMin? —lo buscó con la mirada.
Él rubio atendió a su llamada y caminó hacia él, tocando su hombro.
—Aquí estoy.
—Oh, que bueno —le sonríe—. Te traje un regalo.
—¿En serio?, ¿qué es? —pregunta con curiosidad.
—Son unas flores.
—No me digas, ¿rosas?
—Sí, lo son.
JiMin se sintió algo decepcionado, creyó que no sería como los demás otra vez. Tantas flores existentes, ¿por qué todos regalan las mismas?
—Es una broma.
—¿Uhm?
—No son unas rosas, son muy básicas.
JungKook extiende un ramo, el rubio entreabrió su boca, sorprendido por lo que estaba viendo.
Con sus veinte años de edad, nunca, pero nunca le habían regalado esas flores.
—¿Po-por qué? —tomó el ramo, con las mejillas sonrojadas—. ¿Por qué estas?
—Bueno, es que... La flor de cerezo representa, la delicadeza, la primavera, el amor, la sensualidad, la pasión, y la belleza. Tiene muchos mas significados, pero este es el que me importa, porque para mí, tú representas todo eso.
Olió las flores, olían realmente muy delicioso, debía aceptar que Jeon esta vez se había lucido.
—Muchas gracias, están hermosas.
—Creí escuchar una vez, que las flores te gustaban, pero no cuando no venían de mí... Acabo de confirmar que no es así.
—Ay —se queja—. Eso era antes, ahora me caes menos peor.
