Elena
Siento un molesto dolor en mi cabeza, al momento de estírame puedo sentir algo suave debajo de mi cuerpo, frunzo el ceño sin entender porque. No recuerdo haber llegado a casa.
Poco a poco comienzo a abrir los ojos, al querer levantarme un mareo llega a mi.
-Dios.- susurro mientras tomo mi cabeza con fuerza.
Al aclararse mi vista me doy cuenta que no estoy mi casa.
Es una habitación bastante grande, la cama en la que me encuentro tiene seda blanca, las ventanas son enormes que son cubiertas por una tela oscura, se que es de día pero poco se pude distinguir. Los colores de la habitación son en tonos oscuros.
Me levanto curiosa y me acerco a la ventana, abro las cortinas y me doy cuenta que el cielo se encuentra gris por las nubes. Mi vista se pasea por los alrededores y comienzo a ponerme nerviosa a no reconocer el lugar. Estoy en un... en un...
¡Castillo!
¿Cómo es que llegue aquí?
¡Dios!
Puedo observar a varias personas que por su vestimenta me doy cuenta que son sirvientes. Es un castillo bastante grande, tiene un par de torres en lo más alto, un pequeño puente que lo conecta con más habitaciones, puedo jurar que son más de 50 habitaciones. Los árboles son grandes, aunque algo tristes. También hay un laberinto que se encuentra aun costado del castillo.
Pero...
-Veo que ya despertaste.- me giro rápidamente al escuchar esa voz ronca y profunda que logro erizar mi piel.
-Razvan.- susurro completamente confundida.
-Buen día mi dulce Elena.- se adentra a la habitación y justo detrás de el un par de mujeres con charolas y comida, inmediatamente mi estómago protesta, pues desde ayer no he comido nada.
-¿Dónde estoy?.- pregunto cautelosa.
-Sera mejor que comas algo.- ignora mi pregunta y se acerca a destapar la comida.- Has dormido por mucho tiempo.
-Por favor responde.- menciono algo nerviosa, este suspira y me sonríe pero no es una sonrisa cautivadora como la que me dio con anterioridad más bien, me causa algo de temor.
-No podrías haber estado en la ignorancia por un poco más de tiempo. Estas en mi castillo.- mis ojos se abren de la impresión.
-¿Castillo?.- asiente.-¿Quién eres en realidad? .- pregunto algo nerviosa. ¿acaso es de la realeza?
-.Pensé que mi reputación me precedería.- suspira, sus ojos se cruzan con los míos, estos cambian aun color negro de pronto logrando que suelte un grito por la impresión.- Soy hijo de Satachia, el Rey Oscuro.- mi respiración comienza a ser más rápida.
eso significa que el es... el es...
-Eres el Príncipe Oscuro.- susurro con la voz temblorosa mientras Razvan me sonríe. Y justo cuando camina hacia mi, veo todo negro.
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Nuevamente me despierto y ahora esta todo opaco a no ser por un par de candelabros que cuelgan en el techo, me levanto poco a poco notando que me encuentro sola.
Suspiro.
Justo frente a los pies de la cama se encuentra una mesa y la charola con comida. Poco a poco me coloco de pie hasta llegar a la mesa, destapo la charola y me doy cuenta que ya no está el desayuno sino unos trozos de carne, con una pasta, patatas y unos trozos de pan y lo que parece ser agua de fruta.
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THE DARK KING (actualizando)
FantasyPor mucho tiempo te busqué... Por mucho tiempo te soñé... Por mucho tiempo te anhelé... Eres mía. Tu cuerpo, tus labios, tus carisias, tus sueños, tu alma. Me perteneces completamente. Tómame. Aquí estoy. Te pertenezco. Ahora y en la eternidad.