Narrador omnisciente
El pequeño Razvan se encontraba bajo el cuidado de Soma y los demás sirvientes en el castillo, era una época oscura donde el poder de la magia oscura se encontraba en su apogeo, la maldad reinaba y se hacía presente en todo momento, controlando a los aldeanos y quitándoles lo poco que tienen. Nadie tenía el valor de enfrentar al Rey Oscuro pues todos sabían de lo que era capaz, todos conocían las atrocidades que imponía para aquellos que lo desafiasen.
Suplicaban por un milagro, oraban porque alguien fuese lo suficientemente valiente para enfrentar al Rey oscuro y los salvase de aquella tormentosa oscuridad.
Pero todas esas esperanzas se vinieron abajo en cuanto se corrió la noticia de un nuevo heredero al trono. Se decía que incluso era mil veces peor que Satachia, que lo estaban preparando para infundir miedo, causar estragos y someter a toda la Nación.
Pero todos e incluso Satachia desconocía completamente los alcances del poder de Razvan y su voluntad hacia los demás.
-Soma.-le llamo a su sirviente mientras se encontraba en la biblioteca de su castillo, se encontraba en las profundidades del bosque pues prefería no mezclarse con la clase baja de los humanos, muy pocas veces solía tratarlos y en realidad solo infundía su presencia cuando algo no le salía bien. Esa era su forma de desquitarse.
-Mi amo.-se inclino ante su rey, Soma era un demonio de clase inferior él en realidad no era malo, al contrario de lo que todos creen de los demonios ellos también pueden elegir qué camino tomar, pero la desgracia de Soma, el fue vendido a Satachia como un sirviente, tiene un pacto de sangre que no se podrá romper a menos que Satachia muera.
Claramente sus esperanzas de ser liberado son prácticamente nulas.
-Quiero que vigiles de cerca a Razvan, quiero que se amoldado a mi imagen y semejanza. No tengo tiempo para encargarme de eso, y espero no me decepciones.
-Como usted ordene mi amo.
-¿Dónde está Jôsghel? .- pregunto algo curioso debido a que no lo había visto desde que trajo a Razvan.
En una habitación, en lo más apartado del castillo se encontraba un pequeño bebe que observaba todo a su alrededor con curiosidad, siendo un recién nacido era bastante extraño que se encontrase tranquilo sin temor a estar solo, pero claramente no era un bebe normal pues habitaba en el, un demonio que poco a poco consumía la humidad e inocencia de aquel pequeño individuo.
Detrás de la puerta, se encontraba un pequeño niño de ojos azules y cabello negro, observaba con curiosidad al bebe que yacía en una cuna, ¿Por qué su padre traía consigo a ese niño?
Lentamente se acerco a él, intentando no hacer ruido para llamar su atención. Poco a poco llego hasta esos barrotes que rodeaban la cuna, lo observo con curiosidad ¿Qué tenia de especial ese niño?
-No vas a quitarme a Padre.- la inocencia de ese ser lo llevaba a proclamar algo que fuese suyo, pues se encontraba solo en el mundo. De pronto el bebe se giro a donde provenía esa voz logrando asustar a Jôsghel pues le sorprendió bastante que sus ojos fuesen completamente negros, eran aterradores.
-Veo que ya conociste a tu hermano.-menciono aquella voz aterradora y profunda que lograba erizar la piel de cualquiera. Jôsghel se tenso enseguida y agacho su mirada como signo de respeto.
-Padre.- le saludo, sintió pasos acercarse a el y temió por si mismo. Satachia solo coloco su mano sobre la cabeza del pequeño mientras observaba con orgullo a Razvan.
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THE DARK KING (actualizando)
FantasyPor mucho tiempo te busqué... Por mucho tiempo te soñé... Por mucho tiempo te anhelé... Eres mía. Tu cuerpo, tus labios, tus carisias, tus sueños, tu alma. Me perteneces completamente. Tómame. Aquí estoy. Te pertenezco. Ahora y en la eternidad.