Decides iniciar una hermosa relación con el amor de tu vida, se casan e intentan formar una familia. Parecía que las cosas podían salir perfectamente bien, ¿o no?
En un momento estás en la cima de tu gloriosa vida pero luego cae en un gran vacío, co...
Esa noche había sido espectacular para la pareja y más que los llantos del azabache no paraban al ver esa sorpresa tan bonita, incluso ese momento de felicidad se lanzó hacia los brazos de su pareja para besar sus labios con amor.
Mientras ellos estaban en el patio mirando el cielo señalando todas las estrellas posibles solo podían ver sus ojos de enamorados de los dos, estaba muy feliz de tenerlo a su lado. Se apegaba un poco al cuerpo del mayor para solo sentir el cálido abrazo que le estaba dando, escuchando los latidos.
—Estoy muy emocionado y feliz de la sorpresa que me hiciste hoy, enserio no sabes cuánto te amo...
—Solo quiero hacer feliz a la persona que tanto amo ahora, tu también me ayudaste en muchas cosas...por eso me casare con el hombre que amo.
Fue en ese preciso momento que vieron pasar una estrella fugaz y se que le menor había pedido un deseo algo que ni el mayor pudo descubrir. Había deseado que nadie se alejara de su vida y que todo el éxito le vaya bien al azabache.
Terminaron abrigados y descansando un rato más en el césped observando el cielo sin importar la noción del tiempo pues era ahora de anunciar la boda que se podría llevar a cabo...
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Un día algo acalorado solo podía verse a un joven alto servir un gran vaso de agua para sentarse y jugar un videojuego que le había marcado muchísimo su infancia, Zelda.
Aquino lo había puesto en su consola de videojuegos, hoy no tenía ninguna cita con sus clientes o presentarse en un juicio, se podría decir que tenía "vacaciones" mientras tanto estaría un rato libre. Justamente cuando estaba a punto de iniciar su partida se escuchaba alguien tocando la puerta, rápidamente se levantaría para abrir encontrándose con esa persona.
—Dejandole un pedido a nuestro caballero Aquino — Duxo sonrió agitando su mano.
—Claro que si,¿dónde firmo? — el mayor sonrió también para saludarlo con un abrazo — adelante, pasa.
El menor había entrado a casa para sentarse con el chico y ver qué su casa aún se mantenía un poco vacía, observaba el lugar y ve que estaba jugando Zelda, solo pudo reír levemente. El mayor le había ofrecido un poco de agua como bienvenida para que también se refrescara un poco de tanto calor.
Se había envuelto en un silencio algo cómodo para los dos viendo que le faltaba un poco de decoración.
—Aquino dios mio debes decorar mejor tu casa, está bien abandona.
—Intento dar lo mejor pero últimamente no estoy al tanto de casa, resuelvo cada caso de mis clientes y últimamente hoy no tengo tiempo.
—Bueno me tienes a mi para que te ayude a escombrar como decorar.
El contrario le agradeció muchísimo la ayuda, cambio el juego por uno de Mario Kart, los dos comenzarían a jugar porque hace mucho que no lo hacían. En ese preciso momento el corazón el de piel canela solo reía levemente al pasar los mejores ratos con la persona que siempre amara aunque el no sabía ante eso.
