~♥𝓓𝓮𝓳𝓪𝓶𝓮 𝓼𝓮𝓻 𝓮𝓵 𝓹𝓪𝓭𝓻𝓮 𝓭𝓮 𝓽𝓾 𝓱𝓲𝓳𝓸//𝐷𝑈𝑋𝐼𝑁𝑂♥️~//✅

🧡 CAPITULO 18 🧡

Seguía en un estado de shock el chico el saber que no hay ninguna señal de las cosas de su marido. Algo extrañado solo pudo retirarse de las grandes oficinas y alejarse lo más rápido posible.

Entro al auto viendo que no llevaba nada en sus manos algo que sel hizo un poco raro a su amigo. Aquino lo observó un poco confundido. Duxo sacaría el celular para hacerle una llamada a la madre de Tomy por lo cuál debería de responder...nunca hubo una respuesta. También llamo a las hermanas de su pareja pero no hay nada.

—Aquino llévame a casa de la madre de Tomy, supongo que fue a recoger las cosas de él.

El castaño asintió con la cabeza para ir hacia allá a una velocidad no tan rápida, tenían todo el día para viajar hasta allá.

•••

El chico había estando tocando la puerta de esa casa esperando a que alguien le abriera pero para su sorpresa nadie respondia a su llamado algo que se le hizo un poco raro. Asomándose por la ventana para ver qué problemas había y viendo que en un pequeño hueco de las cortinas podían apreciar las cajas de las cosas de Tomy. Supongo que su madre los trajo para acá pero que raro que nadie respondia su llamado. Tal vez lo buscaba para otra ocasión.

Sin mucho éxito solo regreso al auto soltando un pesado suspiro y viendo que todo solo era algo de asimilar. Aquino le dio unas pequeñas palmadas al hombro de su amigo.

—No hay nadie en casa, me lleva la verga.

—Ey ey...tal vez la madre de Tomy se le acabó la batería de su celular. No lo sé... mañana la podemos buscar.

—Le pregunté a Cejo si el se llevó las cosas pero me dijo que no y ahora mi suegra no me responde. Supongo que tienes razón, mañana volvemos.

Estando en el supermercado harían las compras para que siguiera una alimentación adecuada el pequeño bebé que crecía en el chico. Aquino estaría en el pasillo de cereales para ver qué promociones había y viendo que el carrito llevaba cosas que no estaban en su disponibilidad.

Duxo metía galletas de chocolate, cupcakes, postres, helados y algo saludable eran las barritas de cereales con frutos secos. El chico más alto lo miraba con seriedad pero el ver esos ojitos tan grandes haciéndole casi un puchero de que se lo comprara solo fue parte de ver si su mejor amigo lo quiere, el castaño no pudo hacer algo más que literalmente dedicio comprar lo que llevo en el carro.

Pasarían por el área de bebés donde estarían los biberones, mantas, pañales y chupones. Nunca pensaron que las cosas podían salir así pero es algo que estaban arriesgando con todo su amor incondicional.

—¿Usas pañal de bebé o de adulto?

—Vuelves a insultarme Aquino y juro que te saco a patadas de mi casa.

Ni mucho menos que el abogado empezó a reírse sin para viendo que la gente que pasaba por ahí se les quedaba viendo con extrañes lo que pensaban. Duxo mejor quiso ya ir a las cajas para pagar y dejar de hacer el ridículo.

Al llegar pasaron todos los productos y ver qué le salía bien la despensa, el de piel porcelana sacaría su cartera pero ve que su amigo ya pagó todo lo exacto, no le dejo de mirar con sorpresa. La señorita le da sus compras exactas y los tickets, dándole las gracias.

—Aquino pero yo-

—No te preocupes Duxo, está vez quise ser amable contigo y pagar lo nuestro. Recuerda, es temporal.

Y solo vió como salían del supermercado ahora mismo.

—¡Duxo mi niño!

—¡Tía Margarita!

Fueron a visitar a la tía de Locochon y esa mujer siempre fue fiel a esos niños desde que los tenía desde muy pequeños. Ambos se extrañaban de cierta forma y ver qué la comunicación aún seguía en contacto. Se abrazaron que duró casi unos 30 segundos para después soltarse de ese fiel abrazo.

Margarita también fue a estrechar mano con Aquino y justamente fueron a tomar un poco de té acompañados de unas galletas. El de cabellos casi ondulados estaría sentado cerca de ellos escuchando que ha pasado con su vida. Aún a Duxo le duele que haya perdido a su marido pero intenta ser fuerte el no derramar ni una lágrima, eso le hace ver qué sigue siendo fuerte aunque un sensible Omega.

El de cabellos lacios tomaría la taza de té para comenzar a refrescar además intentar no tomar muchos líquidos de ese tipo, no por el momento. Justo había recibido una llamada por parte del trabajo de su amigo. Aquino se levanta del sofá para atender la llamada en otro lado, los dos se quedaron ahí juntos sin saber nada de nada hasta ese preciso momento.

—El muchacho Aquino es un amor, deberías entenderlo.

—¿A qué te refieres tía?

—Es fácil, el como te mira lo hace único y pese a que ahora está viviendo temporalmente contigo deberías preguntarle que pasa en su cabeza que no te deja de mirar, creo que está orgulloso de ti.

—¿Será?

—Lo sabrás después mi niño.

¿que fue lo que quiso referirse con los ojos? Los ojos pueden significar muchas cosas en si y en verdad es algo que muchos tendrías algo en mente. El ojivioleta quedo un poco callado ante la respuesta para solo tomar un pequeño trago a la bebida casi tibia.

Saber si tú amigo es el que te acompañará en lo mejor de tu vida entonces no deberías de dudar que es lo que tienes. Pronto podrían hablar de esos temas cuando sentía la necesidad de quedarse con él en algún momento.

Aquino termino entrando a casa otra vez recibiendo el saludo de su amigo.

—¿Todo bien Duxo?

—Si, todo bien...el bebé está mejor que nunca.

—Bien, lo siento pero tengo que ir al bufete de mi jefe así que te vería al rato con los chicos, espero no tardarme mucho así que cualquier cosa por favor llámame si te sientes mal...

El menor asintió con la cabeza para darle un leve abrazo que terminó siendo más que todo un abrazo sincero. El chico se retiró amablemente despidiéndose de la tía de Locochon como de su enamorado dejándolos solos. Un leve suspiro apareció para fijarse en su vientre y volver a recordar cuando tomo su mano, sentía seguridad en ese momento, sentía que había pasado mucho tiempo con él sin que se de cuenta.

Su mano tenía un pequeño papel...una pequeña dirección en sus manos.