Decides iniciar una hermosa relación con el amor de tu vida, se casan e intentan formar una familia. Parecía que las cosas podían salir perfectamente bien, ¿o no?
En un momento estás en la cima de tu gloriosa vida pero luego cae en un gran vacío, co...
—Mira como quedaron tus rodillas, vamos a mi casa a limpiarte.
El de ojos morados estaba llorando un poco al saber que se había caído en el pavimento con algo de fuerza, ¿La razón? Estaba escapando de su amigo el lobo pero al momento de hacerlo se encontró con un gran pedazo de roca en el camino y eso hizo tropezarse con fuerza.
El de ojos cafés llevaría a su amiguito a casa que no quedaba lejos del punto donde cayó, cuando había llegado a su hogar entro a casa por el botiquín de primeros auxilios que tenía su madre. No había tomado mucho tiempo cuando ya estaba afuera y le ordenó que se sentará en el pequeño escalón de la entrada, sacaba un poco de algodón, agua oxigenada y un par de venditas en forma de patitos.
Aquino mojaba el pedazo de algodón con el agua y limpiaba suavemente la zona lastimada, el lobo y el pez veían como es que un pequeño podía ser mejor paramédico que los verdaderos, Duxo apretaba con fuerza su bracito intentando no llorar pero no podía evitarlo que le dolía mucho.
—Me duele mucho...
—Tranqui, ya casi acabo.
Y cuando había terminado le quitaba la pegatina para ponerla en su rodilla dejando ver esos bonitos accesorios de animal. Los dos amigos del joven empezaron aplaudir con mucho orgullo ver cómo había tomado la situación, el azabache con una sonrisa se acercó al contrario para darle un abracito como un besito en la mejilla, el castaño con un gran sonrojo apareció apartándose rápidamente.
—E-EH NO ES NADA DUXO, NO TIENES QUE PEDIR DISCULPA.
No había entendido muy bien el comportamiento sobre eso pero se que encontró la mejor amistad, era ese niño que siempre agradeció con mucho cariño de que lo encontrarán.
—Duxo, cuando crezcamos te pediré ser mi pareja.
—Que cosas dices Aquinito jajaja, somos niños.
Pero la indirecta no se entendió, al final dejaron el tema de lado para seguir jugando para luego irse a casa de la tía de aquel lobo.
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Y como pasaron los días el trabajo como los preparativos estaban acercándose poco a poco, ya no eran niños así que ahora tenían más responsabilidades. Las cosas entre los abogados se verían obligados a estudiar un nuevo caso entre un divorcio de una pareja tóxica. Locochon y Aquino veían los archivos como todas las quejas de ambas personas, mucha distracción que pasaba por la cabeza del castaño, no podía estar feliz.
El lobo se daba cuenta de eso y aunque intentaba animarlo no podía hacer mucho, la tristeza le estaba consumiendo demasiado porque no quería ver aquella boda. Tomarían un descanso de un par de minutos, el joven castaño jugaba con unos bolígrafos que tenía en su pequeño escritorio.
—¿Irás a la boda? — Locochon le daría un sorbo a su café.
—Tengo que, soy el chico que dará los anillos...dios mio estaba Mictia y me pide a mi.
