¿Pa’ que le bajo la Luna?
Si la puede ver desde su balcón
¿Pa’ que le escribo poemas?
Seguro Neruda le queda mejor
¿Pa’ que le dedicó, algo mal escrito?
Si ya hay suficientes canciones de amor
¿Pa’ que le digo me gustas?
Si seguro ya se enteró
—Me gustas, Timø.River
Esto de las noches de insomnio debido a Zoé se estaban haciendo una costumbre. Pensar en ella me recordaba mucho a lo que mi madre suele decir: “Tu corazón le pertenece a la persona en la que piensas antes de dormir y también al despertar”, porque justamente es lo que me pasa con Zoé. Así que eso solo me confirmaba lo muy jodido que estaba por ella.
Intentar dormir no solucionaría nada, así que en su lugar deje la comodidad de mi cama y me trasladé a mi lugar favorito de toda la casa, para poder hacer lo que más me encanta en la vida: pintar.
Dibujar. Pintar. Crear. Es algo perfecto para mí. Un arte que me encanta desde que niño y que gracias al tiempo y algunas clases he podido mejorar. Mis padres habían acondicionado mi propia habitación para que pudiera pintar y hacer mi desastre en paz. Eligieron una habitación en la segunda planta con un enorme ventanal que podía ser abierto y así poder disipar el olor a pintura que desprendía de este lugar, sin embargo, este se quedaba sin importar nada y eso le daba su toque especial. Prácticamente nadie entraba además de mi familia, ni siquiera había dejado que Oliver se diera un mini paseo por aquí pues podría arruinar mis pinturas gracias a su instinto tentón que no dejaba que se estuviera quieto ni un rato.
La habitación en cuestión sí que era un desastre, pinturas por todos lados, lienzos, libretas, pinceles y tantas cosas desparramadas por doquier y una gran exhibición de todo lo que había pintado. En especial de aquellos cuadros que había hecho pensando en Zoé. Resultaba un poco escalofriante que pudiera replicar su rostro a la perfección porque lo sé de memoria.
El reloj de mi móvil marcaba las dos de la madrugada. Me coloque los AirPods para no molestar a nadie con el ruido, y me deje envolver por la música mientras pintaba. Mi mayor sueño es exponer mi trabajo en una galería de arte y también ser dueño de una. No puedo esperar para que eso se cumpla.
Estaba tan concentrado en pintar hasta que recibí una llamada. Mis ilusiones de que fuera Zoé para hablar de libros, sí a las dos de la madrugada porque lo ha hecho antes, se fueron al caño cuando vi la pantalla y el nombre de Danna relucía en ella.
—¿Estás en casa? —fue lo que dijo apenas conteste.
—Yo estoy muy bien, gracias. No, no interrumpes —mascullé con ironía.
—Lo siento, pero necesito hablar contigo —la urgencia en su voz me tomo por sorpresa, deje lo que estaba haciendo de lado para ponerle toda mi atención. Obvie el hecho de que esto debía ser muy grave como para acudir a mi en ayuda. Seamos sinceros, a mi los problemas de los demás me importan un comino, a menos claro, que se trate de Zoé.
—¿Qué pasa?
—Estoy frente a tu casa. ¿Puedes abrir? Si es que estás claro, no quiero molestar. ¿Sabes qué? Mejor déjalo. Es una tontería y… —comenzó a divagar. Rodé los ojos.
—No importa, Danna —la corté al saber que esto iba a ser largo—. Voy a abrir.
En cuestión de un rato ya estaba abriendo la puerta y encontré a Danna frente a mi casa. Le ofrecí entrar y ella lo rechazo. Así que ambos terminamos sentados en el porche de mi casa. Pasaron unos largos minutos en los que ambos nos dedicamos a observar la noche y las estrellas. Era una buena vista, peeeeero…
—No salí de mi casa solo para contemplar la noche, eso lo puedo hacer desde mi ventana —dije, rompiendo el silencio.
Danna suspiro y se pasó ambas manos por el pelo, esa simple acción me recordó a Zoé. Ella siempre está tocándose el pelo sin darse cuenta.
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DIME SI VAS A QUEDARTE (QUÉDATE OTRA VEZ #1) ©
Lãng mạnUn chico enamorado condenado a la friendzone. Un plan para conquistar a la chica. Unos borrachos que se salieron de control. Una noche en comisaría que ayudo a cambiar todo. Un beso robado. Planes inesperados y otros que fueron cambiados. Y muchos...