Zoé
La boda había sido por mucho el evento más hermoso al que había asistido.
Realmente había creído que Alek huiría, él se veía tan nervioso y bromee mucho sobre como se iba a desmayar al ver caminar a Blake, su ahora esposa, hacia el altar. Pero cuando lo hizo no se desmayo, gracias al cielo o tendría que ser yo la que debía darle de bofetadas, sino que unas cuantas lágrimas de felicidad rodaron por sus mejillas al igual que también sucedió con la novia. Son una pareja tan hermosa. Y los votos, dignos de un libro de romance, fueron la promesa de amor más preciosa de todas. Pero también se sentían como una despedida. Y eso me dolió, porque aunque todos estaban felices, algunas personas veían la escena con cierta tristeza en la mirada.
Cuando la palabra despedida volvió a resonar en mi mente hice de todo para enviarla lo más lejos posible de mi. Odio las despedidas. Pero también esa misma palabra fue la que me envió de vuelta a mi realidad. Cheryl hablaba animadamente de algo que no estaba escuchando, seguramente de alguno de sus ligues de esta semana y del cual se enamoró perdidamente durante sus menos de doce horas juntos, siempre era la misma historia con ella, el amor a primera vista que le profesaba a todo aquel que le gustará.
—Pero el muy idiota tiene novia, ¿puedes creerlo? —continuo con indignación.
—¿Con cuántos chicos con novia has salido está semana? —pregunté entonces.
Hace apenas unos pocos minutos había terminado el día escolar e íbamos camino a la salida del Instituto, por suerte ya habíamos cruzado por el portón donde siempre se generaba una gran afluencia de personas que me hacía recordar aquel primer capítulo de Bob Esponja donde un montón de peces invaden el restaurante en busca de comida, solo que en este caso eran un montón de adolescentes buscando salir de la cárcel con nombre de escuela.
—Como con tres —aceptó con las mejillas rojas y luego se apresuró a agregar su excusa—. Pero no es mi culpa, ¿vale? Ellos no me dicen que tienen pareja y yo no soy adivina.
—Nadie espera que lo seas, Cheryl —apunté haciendo un intento de ser seria pero con la diversión presente en mi tono de voz, es que ella tiene tan mala suerte.
—¿Crees qué esto me genere un enorme karma? —quiso saber notablemente preocupada y me fue inevitable no echarme a reír.
Cheryl me miró como si hubiera cometido la peor traición en el mundo y esa mísera y dramática acción me hizo pensar en River. Ese idiota.
—Totalmente —le aseguré riendo y ella abrió la boca con terror.
Aún así, no pude dejar de pensar en el imbécil y su actitud infantil. Llevaba días evitándome, específicamente desde que volví de Los Ángeles hace aproximadamente cinco días. Y ni siquiera entendía el por qué, se supone que la que iba enfadada era yo, no él. Y no es como si River se hubiera detenido a intentar echarme en cara el motivo de su enfado, cosa que yo haría porque si iba a estar enfadada con alguien me gustaría que ese alguien estuviera al tanto para que lo carcomiera la culpa, pero no, el señorito prefería hacer que me carcomiera la duda. Aún cuando al principio me había tratado de convencer de que nada de esto me importaba ahora resultaba más que obvio que necesitaba saber de una vez qué es lo que había causado ese cambio tan brusco de actitud conmigo. Yo solo digo, pasar de querer besarme a ni siquiera mirarme y evitarme no es algo muy sutil de su parte. Prácticamente parecía odiarme casi al mismo nivel que Kaled, solo porque golpee a su linda novia ahora me trata como el insecto más horroroso del planeta cuando lo que debería hacer es agradecerme por acomodar la nariz de Elena. Aunque ciertamente Elena me odia todavía más, hace un par de días me reclamo el hecho de que su hermano se hubiera ido a quién sabe dónde, porque según ella todo era mi culpa. A mí me dio totalmente igual, Greg lejos de Holden significa menos problemas para mí, pero para Elena yo ahora soy la culpable de cada uno de sus males.
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DIME SI VAS A QUEDARTE (QUÉDATE OTRA VEZ #1) ©
RomanceUn chico enamorado condenado a la friendzone. Un plan para conquistar a la chica. Unos borrachos que se salieron de control. Una noche en comisaría que ayudo a cambiar todo. Un beso robado. Planes inesperados y otros que fueron cambiados. Y muchos...