Zoé
Hannah no salió de casa hasta dos días después de que yo me fuera, días que los había pasado en casa de Kaled y hasta el momento podía decir que su madre me adora mucho más que a él, quizás tenga algo que ver con que siempre quiso una hija pero después de Kaled no pudo tener más. Y puede que yo también me haya encariñado con ella, quizás también porque siempre he sido una necesitada de afecto y atención.
La señora Stephanie me había venido a buscar a la mañana siguiente cuando se entero de todo por los vecinos de enfrente, me dijo que podía quedarme en su casa el tiempo que quisiera pero la verdad es que no quería estar más cerca de Hannah, al menos la casa de Kaled estaba a una gran distancia, no tanto como yo quisiera pero peor era nada, ella entendió mis motivos, aún así me recordó que podía contar con ella para cualquier cosa que necesitará.
Liam y Kaden llegaron por la tarde, y aunque ellos también intentaron llevarme consigo no podía por algunos motivos: en casa de Liam no cabe un alma más, y Kaden ya tiene a sus padres tan enojados que dudo que meter a alguien a su casa sin su permiso les haga gracia. Así que ahora se la vivían invadiendo la casa de Kaled —más Kaden que Liam debido al trabajo—, por suerte a sus padres les terminaron agradando y se divertían en su presencia.
A los seis días de salirme de casa fue que decidí volver por algunas cosas que me había dejado allí, casi que esperaba que Hannah hubiera cambiado la cerradura pero para mi suerte no fue así y entre sin problema, no sin antes asegurarme que ella no estaba por ningún lado.
Nada más entrar sentí el lugar más frío de lo que era antes, era como si el poco de calor que tenía esa casa se hubiera esfumado. No lo recordaba tan triste, y eso que solo habían pasado pocos días.
No eche una ojeada a nada más, subí las escaleras directamente hacia mi habitación. La puerta estaba entreabierta, no sabía si mis cosas seguían exactamente en el mismo sitio porque ni siquiera recordaba donde estaba nada, pero sospechaba que sí lo hacían.
Saqué la una mochila que tenía en el fondo del armario, metí el resto de libros en ella, más ropa y zapatos y después termine tumbada en la cama, pasando ambas manos por mi rostro.
¿Qué iba a hacer ahora?
No podía vivir eternamente de la caridad de Kaled y su familia.
Sentí mucha frustración de nuevo, lo bueno es que ya no lloraba, finalmente había acabado con la reserva de lágrimas.
Me quede en la cama por tanto rato que cuando me levanté eran la casi las dos de la tarde.
Abrí el último cajón de la mesita de noche, la fotografía de mi padre que le había robado a Hannah me dio la bienvenida. La sujete con una mano, la observe con rabia y luego hice lo que debí haber hecho hace mucho tiempo: la hice añicos, deje que cada trozo de la fotografía cayera al suelo.
¿Por qué seguir conservando la fotografía de alguien que ni una sola vez en su vida se ha preocupado por mi?
Y es que ni siquiera debería guardarle tanto rencor, no debería odiarlo, no merece que piense tanto en él, que mi vida se vea afectada incluso cuando él se fue. Ese hombre no merece nada de mi. Excepto una patada en las bolas, a lo mejor y así aprende a usar un puto condón para no dejar hijos abandonados con una bruja que se hace pasar por madre.
Tomé mi mochila y salí de casa, jurando dejarlos atrás desde ese momento. O al menos intentar hacerlo.
Pero no fui a casa de Kaled, ni a la de Liam, mucho menos a la Kaden. En su lugar dejé que mis pasos me guiaran hacia cualquier parte, y en el momento que menos me di cuenta ya estaba frente al cementerio de Holden. Odiaba esta lugar, tan lúgubre y extremadamente triste, el último destino de los cuerpos sin vida de las personas a quienes amabas. Las ramas de los árboles no tenían hojas, el viento azotaba contra ellas como si tratara de romperlas y terminar con la única vida que tenía el cementerio. Jamás dejaría de odiar este lugar, especialmente porque no me había atrevido a llegar hasta aquí hace muchos años. La última y primera vez fue cuando sepultaron a los abuelos y a mis tíos.
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DIME SI VAS A QUEDARTE (QUÉDATE OTRA VEZ #1) ©
RomantikUn chico enamorado condenado a la friendzone. Un plan para conquistar a la chica. Unos borrachos que se salieron de control. Una noche en comisaría que ayudo a cambiar todo. Un beso robado. Planes inesperados y otros que fueron cambiados. Y muchos...