If we can’t stop the bleeding/
Si no podemos detener el sangrado
We don’t have to fix it, we don’t have to stay/
No tenemos que arreglarlo, no tenemos que quedarnos
I will love you either way/
Te amaré de cualquier manera
—It’ll Be Okay, Shawn Mendes
River
Había pasado días malos después de terminar con Zoé, pero ninguno de ellos se comparaba a los días que pasé después de aquel “yo también” cuando le dije que le echaba de menos.
Mi cabeza repitió sus palabras, las últimas de aquella noche donde me juraba que esta vez iba a ser distinto y me las terminé creyendo como el maldito imbécil que era. Esperé más mensajes, una llamada, hasta un email, me bastaba con una señal de humo, un maldito emoji pero solo quería una señal de vida, algo que me dijera que estaba en ello, que sería verdaderamente diferente. Y cuando no hubo nada volví a las luchas constantes con mi cabeza, esas en las que me dividía entre tratar de olvidarla y darle otra oportunidad.
Me hizo sentir como la mierda. Fueron los peores días de mi corta y estúpida vida. Y luego ella apareció como si nada en mi habitación mientras la estaba dibujando en la jodida libreta porque me había quedado sin pintura.
Estaba tan enfadado con ella que fui un completo irracional, un mal chiste, un idiota. Y juro que iba a perdonarla, que después de sus disculpas iba a besarla hasta quedarnos sin aire porque la necesitaba y luego ella dijo que tenía que dejarme ir y fue como ir de vuelta a la realidad, esa en la que Zoé terminaba por hacerme daño de alguna forma u otra. Cada maldita palabra que salió de esos dulces labios que me moría por poseer de nuevo fue como un golpe directo y sin que pudiera defenderme ni esquivarlo. Lo peor era que sabía que tenía razón, que era la mejor maldita decisión que pudo tomar para no seguir haciéndonos daño, porque si lo dejaba de nuevo en mis manos no iba a ser capaz de mantenerme alejado por mucho que lo intentara. Pero eso no evitaba que me sintiera tan enfadado, una parte de mi de verdad esperaba que ella quisiera quedarse conmigo, empezar de cero y usar todos los malos ratos para saber como no debíamos ser una pareja. En cambio ella había puesto un punto final definitivo, sin oportunidad a ser borrado.
Y eso último que dijo, no le encontraba sentido…
Mierda.
¿Ella había dicho fresas con crema?
Cuando esas últimas tres palabras hicieron eco en mi cabeza inmediatamente lo recordé: cuando éramos pequeños pasé una larga temporada en Florida con toda la familia, cuando volví después de meses hice todo lo posible para que me dejaran ir con los abuelos, solo quería a ver esa niña mocosa y de trenzas feas porque aunque mi yo pequeño no entendía esa necesidad de verla ahora sí que sabía que la había echado tanto de menos que lo único en lo que podía pensar era en compartir tiempo con ella, por eso apenas vi a Zoé tomé un tazón enorme y puse todas las fresas que encontré en la casa y las bañé en la crema pastelera que le había sobrado a la abuela, puede que primero le lanzará un poco de lodo a la cara a Zoé, pero después compartí con ella las fresas como una excusa para pasar un rato juntos. Ese día Zoé me sonrió mucho, y me golpeo solo un poco. Eso para nuestras versiones de pequeños demonios era un gran y significativo paso.
Y lo entendí. Y me dolió. Y me desespere al mismo tiempo que me sentí mucho más que un imbécil mientras salía corriendo de la habitación gritando su nombre, esperando que aún no se hubiera ido.
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DIME SI VAS A QUEDARTE (QUÉDATE OTRA VEZ #1) ©
RomanceUn chico enamorado condenado a la friendzone. Un plan para conquistar a la chica. Unos borrachos que se salieron de control. Una noche en comisaría que ayudo a cambiar todo. Un beso robado. Planes inesperados y otros que fueron cambiados. Y muchos...