Pecador [ Minsung ] [ ✓ ]

II

Hay veces en las que me cuestiono si estoy llevando mi vida de la forma correcta. No lo sé, me centro mayormente en estudiar, adquirir conocimientos y sacar buenas notas. Todo el tiempo he hecho lo mismo, sin tener ninguna variante. Me la he pasado metido en mi burbuja de concentración y responsabilidad que ni siquiera me he dedicado a hacer algo diferente que no sea entrenar mi cerebro.

Por esa misma razón estoy considerando desviarme de ese camino por unos momentos y distraerme con algo distinto, como lo es una fiesta. Dudé en aceptar la invitación cuando mis amigos me la propusieron, sé que al principio me negué pero estoy decidido a ir a ella. Iré porque es la distracción perfecta y porque estaré con una chica, Megan.

Es verdad, estoy pensando en esto mientras sostengo el tirante en mi hombro que sostiene mi mochila y camino junto a Megan, me percaté de que habíamos llegado a mi casa y la idea era ir a la de ella primero, carajo... Sí que en estos días estoy siendo demasiado despistado.

Megan parpadeó confundida un par de veces cuando nos detuvimos frente a la puerta de mi hogar, no estaba confundida porque hayamos llegado a mi casa, sino porque me notó demasiado ido.

—Ehm. —pronunció en un susurro.—Bueno, nos vemos mañana, Ji.

—Sí, adiós. Que llegues bien a tu casa. —le deseé, dándole vuelta a la manija de la puerta y entrando al interior del lugar mientras dejaba a Megan sola al frente de la entrada.

Espera... ¡Mierda! ¡¿Acabo de cerrarle la puerta en la cara a una chica?!

Pensé en abrir la puerta otra vez, pero probablemente eso arruinaría aún más las cosas. Mi mano todavía se encontraba sobre la manija, estuve a punto de girar mi muñeca pero mi cabeza me dijo que mejor lo dejara así. Claro, obedecí a mis propios pensamientos. Soy un idiota, un gran idiota. Debería de disculparme con Megan mañana, cuando la vea en la escuela.

Mi mano abandonó el pomo y me di la vuelta en mi lugar, encontrándome con mi hermana mayor la cual estaba viendo el espectáculo que había armado mientras tenía en sus manos un libro que se la pasaba leyendo todo el tiempo. No la juzgo, me gusta leer al igual que a ella. Supongo que el gusto a la lectura lo heredamos de nuestros padres.

—Hola, Chaeng. —la saludé, mientras me dirigía a la mesa y colocaba mi mochila en una de las sillas mientras que tomaba asiento en otra que estaba al lado de Chaeyoung.

—¿Cómo te fue, Ji? Llegaste un poco tarde. —me preguntó, sin siquiera dedicarme una mirada por estar prestándole atención a su querido libro.

—Bien. Un poco aburrido. Megan y yo dimos una vuelta antes de irnos a casa.

—¿Sí? Pensé que te habías escapado con Felix, Hyunjin y Jeongin.

—No. Sabes bien que jamás me he escapado, a comparación de tí. —mis palabras de alguna manera sonaron como un ataque hacia Chaeyoung, pues desvió la vista de las páginas solo para dedicarme una mirada de reojo que reflejaba molestia.

La había hecho enojar, increíble. No puedo decirle sus verdades porque le molestan, pero la cuestión es ¿Por qué le molesta que se lo digan? Ella sabe bien que algunas acciones que hace son malas. Por ejemplo, que jamás vaya a misa conmigo o con nuestros papás.

La quiero mucho, no por el simple hecho de que sea mi hermana, sino también porque ella es como mi amiga más confidencial. Puedo contarle lo que sea y ella siempre va a comprenderme, es diferente a mamá y a papá, ellos sí que no se toman el tiempo de captar mis pensamientos. Es como si Chaeyoung fuera la única persona en el mundo que me entiende.

Dios, me siento como un tonto. Más bien, como un ingrato. Trato de ésta forma a la única persona que es capaz de conectar su mente con la mía y así inferir las palabras que le brindo. Bajé la vista a mis manos mientras enredaba mis dedos entre sí y me disculpaba con ella por lo que le había dicho hace unos segundos.