El domingo fue un día sumamente largo, lo sentía eterno, como si nunca fuera a terminarse. Incluso los segundos pasaban lento y eso me estresaba de una forma inimaginable, solamente quería que ese maldito día pasara al siguiente de una vez por todas.
Mi ánimo no era el mejor y podía intuir que no iba a subir hoy en la escuela. No tenía a alguien con quien pasar el rato, no tenía con quien hablar ni con quien compartir. Me sentía tan solo, carajo.Y esta soledad me llevaba al pensamiento de que era el resultado de mis acciones. Sentía que merecía mantener a todas las personas alejadas de mí por su bien a pesar de que para mí resultara hiriente. En serio, sólo quería que, siquiera una sola persona, me dijera que estaría para mí en todo momento.
Aunque, temía alejarla en cuanto dijera la más mínima cosa ofensiva, así como había sucedido con mis amigos o con Chaeyoung. No entiendo porqué siempre lastimo a la gente que me importa por más razonables que sean mis palabras.¿Ellos son el problema o yo lo soy?
No tuve tiempo de pensar en alguna respuesta a esa pregunta, puesto que el timbre que daba final a la última clase deshizo toda la montaña de pensamientos que me encontraba escalando y, al mismo tiempo, trataba de conciliar el sueño que había perdido anoche en ésta aburrida clase de Historia que no me despertaba ni el más mínimo interés.
Abrí los ojos y parpadeé un par de veces aún sin levantar la cabeza, observando a los compañeros que tuvieran cerca su silla de la mía. Entre ellos encontré a Jeongin guardando sus útiles, mientras estaban Felix y Hyunjin haciéndole una coleta cada uno al menor en su corto y liso cabello.
Sus risas esparcidas por el aula producto de lo gracioso y tierno que encontraron a Jeongin hicieron que una sonrisa se escapara de mis labios. Sus sonrisas enternecedoras y ese momento me recordaron esos días en los que también me hacían coletas en el cabello aún sabiendo que las odiaba; me peinaban de esa forma a propósito para molestarme.
Mas mi atención se desvió al pelinegro sentado a mi lado que tocó mi hombro con su pulgar, pensando en que tal vez me encontraba dormido y así me despertaría.
Ladeé la cabeza hacia la derecha, encontrándome el rostro serio y recurrente de Seungmin.Me dio el aviso de que ya era hora de irnos, y bueno, no es que no lo supiera. Seungmin tomó su mochila y ví como abandonaba el aula, lo que me llevó a mirar de reojo hacia atrás y percatarme de que esos tres ya estaban por irse también. No quería que pasaran enfrente mío así que rápidamente me levanté de la silla y me coloqué la mochila en el camino.
Antes de tomar la decisión de marcharme, me detuve en medio del pasillo mientras los demás me empujaban o pasaban al lado mío con tal de dirigirse a la salida. Me habría molestado con esos irrespetuosos de no ser porque en mi mente había algo más, alguien, en realidad; y eso fue lo que me hizo retroceder en busca del aula de Minho.
Antes de que pudiera mirar el interior del salón, me topé con quien estaba buscando. La sonrisa que apareció en el rostro de Minho cuando se encontró conmigo provocó un espontáneo sonrojo en mis mejillas.
—Hey. —saludó.
Cuando su suave tono de voz llegó a mi oído, comencé a ver medianamente borroso y la razón era que... el toparme con Minho luego de lo que había ocurrido en la fiesta del sábado, me hizo recordar lo que había sucedido ayer con mi... Con Chaeyoung. Las lágrimas me pedían salir con exigencia, y sin imponer un poco de resistencia les di el pase mientras Minho sólo me observaba con preocupación, presenciando mi estado tan vulnerable y lo patético que me sentía en ese momento.
—...Necesito hablar contigo. —solté mientras la voz se me quebrara con cada palabra que conformaba la oración. Minho dio un paso adelante y acarició mi hombro en consuelo.
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Pecador [ Minsung ] [ ✓ ]
RomanceHan Jisung, un adolescente de 15 años que cumple el rol del miembro más menor de una familia extremadamente religiosa. Durante toda su vida le enseñaron a ser un fiel devoto cristiano, lo cual ha influenciado en su forma de pensar y de ver la vida...