Pecador [ Minsung ] [ ✓ ]

XLI

Han habido muchos momentos en los que hago promesas que al final no cumplo. No creí que las promesas serían tan importantes para la otra persona, no creí que el adverso cumpliría con su parte mientras que yo hago lo que quiero sin pensar en las consecuencias y sin llegar a asumirlas en el futuro. He sido una persona horrible y no merezco el perdón de a quienes he dañado, a Hyunjin, a Jeongin, a Chaeyoung, a Megan... Y a Minho.

Minho. Ese chico que, como un perro, he estado persiguiendo a pesar de que se me ordenó quedarme quieto. Lo seguí hasta el campo, en donde le pedí que dejáramos de hablar. Lo seguí al vestidor, en donde quise saber todo lo que le había hecho sufrir y al final fui yo el que terminó llorando. Y ahora, por tercera vez lo sigo, lo busco.

No cumplo lo que prometo. No cumplo el distanciamiento que yo mismo le pedí a Minho. A pesar de que soy yo el que se aleja, también soy yo el mismo idiota que lo sigue buscando a pesar de todo. ¿Por qué soy así? Joder. Es como si sintiera la necesidad de verlo, no mi mente, sino mi pecho. No me estoy dejando llevar por mi subconsciente ahora; me estoy dejando influenciar por lo que hay en el interior de mi maldito corazón.

Este es uno de los momentos en los que me dejo llevar por lo que siento, no por lo que pienso. Y la verdad es que ya no quiero seguir haciéndoles caso a mis pensamientos intrusivos si al final van a terminar por arruinar aún más mi vida, pero tampoco sé si esto es lo correcto. Si esto es lo que debí hacer desde un principio o, siquiera, haber podido evitar todo esto y ser honesto conmigo y con Minho a partir esa noche en el campamento.

Llegué a la viviendo del castaño y sin pensarlo mucho toqué la puerta. No estaba su moto estacionada en la vereda, pero de todas maneras pensé que podría encontrarlo aquí de alguna manera.

La puerta se abrió, me encontré con la señora Lee y con su expresión de alegría y sorpresa al encontrarse conmigo.

—¡Oh, Jisung! ¿Estás buscando a Minho? ¿Quedaron de verse?

—Hola señora, no... No exactamente, pero sí estoy buscándolo. ¿Se encuentra?

—Después de la escuela, volvió a casa solo para decirnos a su padrastro y a mí que estaría afuera un momento. Lamento decirte que no sé en donde pueda estar, cariño.

Mi corazón se contrajo y un diminuto dolor se presentó momentáneamente. No vi el paradero desconocido de Minho como una razón para rendirme y volver a casa, no, no iba a hacerlo. No tan fácilmente.

Hice una reverencia ante la mujer mayor y ella con una sonrisa se despidió de mí y cerró la puerta.
Me bajé de la vereda y me quedé en medio de la calle, pensando en posibles lugares en los que pudiese estar metido Minho.
Entonces, una bujía mental se encendió en mi cabeza. El campo, la segunda opción en donde quizás podría hallar al castaño.

Aunque no podía asegurar que él estaría ahí, de todas maneras me dediqué a correr por las cortas calles del pueblo y con el cielo increíblemente oscurecido encima mío. Gotas de agua comenzaban a caer pero no las suficientes como para considerar que estaba lloviendo, al menos no todavía. Era seguro que llovería y que me empaparía, pero no podía importarme menos a no ser que en el proceso pudiese estar frente a frente con Minho.

Pasé por los caminos familiares en busca de la dirección correcta, hasta que, finalmente; llegué a la pradera a la que Minho solía ir. Me adentré en ella y caminé por los alrededores, miré a todos lados pero no habían señales de él. No podía verlos a él o a su moto estacionada en algún lugar cercano, simplemente, Minho no estaba aquí. Mierda, ¿en dónde estaba? ¿A dónde había ido que ni siquiera estaba aquí, en su sitio principal de desahogo?

Cuando salí del campo, intenté hacer memoria una vez más. Si Minho no estaba en su casa y no estaba en este campo, ¿en dónde podía encontrarlo? No tenía ni la más mínima idea del resto de lugares a los que se disponía a visitar, no me había mencionado ninguno con anterioridad, o al menos no recordaba que me lo hubiese dicho alguna vez.