XXXI

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Terminé de guardar los cuadernos y libros en mi mochila. Mientras lo hacía me encontraba pensando en lo que me depararía este día, con tan sólo reconocer que vería a cierta persona después de lo que ocurrió esa noche en el campamento mi cuerpo se tensaba y el aire me faltaba. Era muy temprano para llorar y tampoco estaba de ánimos para hacerlo, pero de todas maneras mis ojos generaron lágrimas que ni siquiera llegaron a caer.

Bajé las escaleras y logré captar desde la cocina un llanto sumamente silencioso. Desde ayer que escucho a mamá llorando, no puedo saber la razón puesto que ella no quiere hablar conmigo o con papá. No la entiendo, supongo que es porque no la conozco mucho a pesar de que vivimos en la misma casa. Es una lástima que a pesar de ser madre e hijo no nos conozcamos en lo absoluto.

Acomodé el tirante de mi mochila sobre mi hombro y caminé hacia la puerta, tomé el pomo y le di la vuelta. Salí de casa sintiéndome incapaz de acercarme a mi mamá y preguntarle qué le sucedía, aunque si lo hubiera hecho; ella ni siquiera se habría molestado en contestar y en su lugar evadiría la pregunta.

El caminar por la calle me hacía sentir fatigado y el aire mañanero que siempre solía disfrutar de camino a la escuela me resultaba molesto y me asfixiaba en lugar de refrescarme. Mierda, solamente deseaba darme la vuelta y volver a casa, faltar a clases por lo menos este día. No quería ver a nadie de ahí, no tenía el valor para hacerlo porque el pensamiento de que ellos me juzgarían me carcomía la cabeza.

Al llegar a la escuela y encontrarla todavía más adornada que la semana pasada me causó una sonrisa inconsciente, encontraba cada decoración sumamente linda e ingeniosa para el festival del miércoles. Festival en el que... Estará presente Minho. Con tan sólo pensar en él, mi leve sonrisa se desvaneció de golpe e inevitablemente arqueé las cejas por el malestar que me duró unos pocos segundos.

No sabía en donde estaba él. Ni siquiera me había fijado si su moto estaba estacionada en la entrada o no, simplemente había pasado por alto gran parte de mi alrededor gracias a que me encontré sobrecargando de estupideces mi cerebro en el camino.

Pensé retroceder y asegurarme de que su motocicleta no estuviera ahí afuera por un momento, mas esa idea se descartó por completo en cuanto al final del pasillo pude distinguir esos mismos ojos que no se apartaron de mí esa noche. Mi mirada se encontró con la de Minho y, mientras un revoltijo se armaba en mi estómago, presenciaba ese rostro cansado y con un evidente fastidio al tener que mirarme.
En los pocos segundos que pude observarlo, mi atención se centró en su cabello castaño medianamente despeinado, en sus ojos oscuros que carecían de ese brillo que los iluminaba y en su labio inferior temblando de inquietud producto de mi presencia.

No pude hacerlo, mierda, no pude sostener el contacto visual por más de cinco segundos y desvié totalmente mis ojos de los suyos. No podía ver su cara, no me atrevía.
Sentía repulsión hacia él a pesar de que no era el único culpable en esto, yo tenía parte de la responsabilidad pero tomarla se me dificultaba demasiado. No podía sentirme un poco mejor conmigo mismo si no dejaba caer sobre Minho toda la culpa de lo que había ocurrido esa noche entre nosotros, sabía que estaba mal porque había sido yo quien dio los indicios; pero él también tenía la culpa por dejarme cometer ese acto tan repudiable a los ojos de Dios. No sólo ese acto; otros más que quería borrar de mi memoria permanentemente.

Me dirigí a mi casillero a paso acelerado, quería hacer el cambio de cuadernos lo más rápido posible para no toparme con Minho por segunda vez en el día.
Cuando guardé en mi mochila las clases de hoy, me la coloqué nuevamente en la espalda y caminé hacia mi salón con la vista hacia el suelo. Hoy no sería un buen día, mierda.

Al acercarme a la entrada del aula, no esperé chocar con uno de mis compañeros. Estuve por disculparme y hacer una reverencia ante la persona, pero la sorpresa de percatarme de quien era me tomó desapercibido. Seungmin también se vio sorprendido, pero a la vez asustado por mi presencia.

Pecador [ Minsung ] [ ✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora