Pecador [ Minsung ] [ ✓ ]

XLIII [ FINAL ]

Viernes frío, cielo azul oscurecido rozando a negro y con cada rincón del mismo impregnado de estrellas. El aire fresco y de baja temperatura entraba por la ventana del tren y le brindaba una congelación agradable a mi rostro, mas me hacía tiritar un poco cada ciertos minutos. Mi cabello se tiraba para atrás por el viento que impactaba en mi rostro y ni siquiera me molestaba en peinarlo, simplemente permitía que se disparara a todas las direcciones posibles.

Miraba las casas y demás paradas de tren pasar con velocidad a través de la ventana, cayendo en cuenta de que me acercaba cada vez más a la parada en la que me tocaría bajarme pronto. Mis manos temblaron pese a que estuvieran enrolladas en un puño cada una, pero el miedo que sentía ahora, en el presente, era parte de la valentía que conseguiría en el futuro.

Me levanté de mi asiento y caminé a la puerta trasera del tren aún en movimiento, se detuvo al llegar a la parada y la puerta se abrió de manera automática. Salí del vehículo y la puerta de este se cerró, el motor hizo un ruido molesto y el tren siguió el rumbo de las vías.
Me quedé quieto en mi lugar por unos segundos, la ansiedad carcomía mi pecho y el miedo de pisar el lugar donde se llevaría a cabo la fiesta no me permitía destruir el hielo invisible que me dejaba totalmente inmóvil.

No me iba a dar la vuelta y esperar el siguiente tren para volver a casa, no lo haría. No huiría esta noche, le dejaría ser la primera que me mantenga retenido en un sitio en específico sin importar el pudor que me provocara eso. No podía resignarme ahora, mierda, tenía que ir a la fiesta.

Caminé por las alumbradas calles de la entrada a la ciudad hasta llegar al mismo lugar en donde mi hermana y su novia se perdieron en su propio mundo. No había pensado en ese momento como algo así, como un momento perteneciente únicamente a Chaeyoung y a Mina, en el que ambas descartaban todo su alrededor y su centro de atención era la presencia de la otra.

Tuve la entrada de la gran casa enfrente de mí, de la cual salían luces neón y música disco a todo volumen, justo como la primera vez. Claro que tenía dudas en si entrar o no, pero sin pensarlo demasiado terminé haciéndolo. Mi impulso para adentrarme en el gentío y perderme en ellos fue la imagen de Minho en mi mente, en la que su rostro de consternación al encontrarme estaría vigente. Era solo un producto de mi imaginación, pero también era posible que no estuviera tan alejado de la realidad.

Las luces parpadeantes y coloridas en todo el lugar atacaron mi campo visual, dejándome un poco pasmado y dando vueltas por varios rumbos sin tener uno en específico. Hasta que llegué a lo que parecía ser una tarima, cuando en realidad solo era un punto alto de alguna parte de aquella casa tan enorme.

Varios presentes exigían la aparición de Stray Kids sin una sola pausa, eran tantos los gritos que no entendía cómo era posible que no les dolía la garganta de tanto forzar la voz. Miré a mis alrededores sin saber qué era lo que buscaba en realidad, hasta que detuve mi mirada en quien parecía ser Seungmin.

El menor miraba con una atención intacta un punto determinado de aquel lugar al que me referiría como tarima esta noche. No entendía qué era lo que veía con tanta concentración, hasta que luces de color fucsia y moradas se encendieron e iluminaron a la única persona que estaba parada en aquel escenario. El propietario de esta fiesta, Christopher.

—Buenas noches —. saludó el rubio, con un micrófono que hizo resonar su voz por todo el lugar—. Esta es mi última fiesta. Cómo saben, me iré a Ulsan, todo porque mis propios padres no aceptan la manera en la que yo amo. Y ¿Saben?, no importa cuantas veces me mude, cuantas veces mis papás sigan alejándome de mi círculo social, porque nunca dejaré de amar como mi corazón manda. No importa a dónde vaya, nunca dejarán de gustarme los hombres y las mujeres. Tampoco tengo un solo problema en admitirlo públicamente ¿Eh?, así que los que quieran largarse ahora que conocen mi mitad "dañada", ahí está la puerta que los despedirá con muchísimo gusto.