XXIV

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La pesadez de mi cabeza se alivió de forma considerable en cuanto recuperé la más mínima de la consciencia que había perdido con el golpe que me encajaron a primera hora del día. Perdí clases, no hice las actividades, no entregué mis tareas, simplemente era como si ni siquiera me hubiera presentado a clases.

Desperté unas dos horas después del desmayo, me sentía levemente mareado y con el estómago revuelto, sentía la sensación de querer vomitar pero al final no lo hice.
Me senté en la camilla lentamente mientras tallaba mis ojos en busca de aclarar mi vista, subí la cabeza y miré el reloj de aguja que estaba enfrente mío. Eran las nueve de la mañana con tres cuartos, hora en la que dentro de cinco minutos más finalizaría el descanso.

Ladeé rápidamente la cabeza hacia la izquierda cuando escuché un chirrido de la puerta, era Seungmin el que venía a visitarme con una mirada preocupada y ciertamente cansada. Se acercó a la camilla y dio un salto que lo ayudaría a subirse a la orilla de esta, aún sin despegar su mirada de mí. Hicimos contacto visual e inconscientemente le ofrecí una sonrisa que él no correspondió por inseguridad.

—¿Cómo estás? —Le pregunté mientras jugueteaba con mis dedos y él soltaba un suspiro.

—Debería de preguntarte eso a ti. Te dejó un moretón enorme en la cara. —Mi sonrisa se desvaneció en cuanto dijo aquello. Mierda, mis padres me matarán cuando me vean con el rostro en este estado.

Primero se quejarán con el director, luego cometerán un homicidio contra mí y, por último, se despertarán de ese sueño. Podía intuir ese retorcido plan que, a pesar de que no llevarían a cabo, desearlo no les costaba nada.

Por suerte había un espejo de mesa en el estante al lado de la camilla, lo tomé y con él pude apreciar lo lastimado que estaba mi pómulo izquierdo, aunque... Pensé que se vería peor. Este moretón no se tardaría tanto en sanar, con la ayuda de hielo estaría curado en unos tres días.

Acomodé nuevamente el espejo en su sitio y di una bocanada de aire, dedicándole una mirada más a Seungmin. Sentía curiosidad por lo que le había sucedido esta mañana con ese sujeto, aún recordaba lo que él le había dicho y, francamente, no había podido entenderlo.
Quería preguntarle a Seungmin, pero temía que él se incomodara y no contestara. De todas maneras, no perdía nada con intentarlo.

—Seungmin... ¿Por qué ese sujeto dijo eso de... Las vendas? También te trató como una chica. ¿Qué estaba sucediendo?

El menor tragó saliva, no articuló una sola palabra hasta después de un minuto que emití la pregunta. Era de esperarse que no me diera una contestación real, solamente evadió mi interrogación.

—Se inventó esa estupidez. Solamente quería molestarme como casi siempre lo hace, hoy después de que te atacó lo acusé con el director y lo suspendió por unos cuantos días. Es un alivio, no veremos a ese parásito por un tiempo.

Levanté una ceja con curiosidad, esa respuesta no había terminado de convencerme pero tampoco me sentiría menos confundido si seguía siendo persistente con el tema. Pero... No podía evitarlo, quería intentar entender a Seungmin y entender su situación, aún el momento en el que lo llamaron "amiga" hacía eco en mi cabeza.

—Bueno, se entiende si se lo inventó, pero ¿Por qué te trató como chica? Tú... —Habían ciertas cosas que insinuaba de Seungmin. No lo había hecho antes, nunca lo había hecho en primer lugar, pero en este preciso momento comenzaba a notar facciones en su rostro que no eran características de un varón y ciertos rasgos de su cuerpo que no les pertenecían a los hombres cuando están en la adolescencia—. ¿Tú no eres un hombre de verdad?

Pero sus ojos se cristalizaron, se llenaron de lágrimas mientras apretaba sus labios y crispaba sus manos en puños. Esa pregunta que acababa de hacerle fue suficiente razón para hacer a Seungmin explotar, como si accidentalmente hubiese sido la gota que rebasó el vaso.

Pecador [ Minsung ] [ ✓ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora