Mi cabeza dolía, dolía como nunca. Las migrañas me daban constantemente pero ésta vez estaba siendo un dolor de cabeza horriblemente intenso y no tenía ni una sola duda de que se debía a mi llanto de ayer producto de lo que había pasado después de haberse terminado las clases.
Ya era tarde y no quería levantarme de la cama, quería quedarme postrado durante horas e incluso se me pasaba por la mente faltar a la fiesta solo para quedarme agonizando como un idiota por las estupideces que hago y digo... Me siento tan miserable en éstos momentos.
A pesar de que sentía culpa por mí mismo, sabía que no era el único responsable. Hyunjin me había gritado y eso me hizo explotar, me ofendió más de una vez en esa discusión y yo estaba más que convencido de que él también tenía que ejercer parte de la responsabilidad. A pesar de que lo que yo les dije a él y a Jeongin lo hizo sentir atacado, mis palabras cargaban con razón... ¿No?
Da igual, por más triste que me sienta no va a arreglarse nada. Todo se echó a perder y mi cerebro arma un conflicto en mi mente sobre quién tiene la razón y quién no, haciéndome dudar hasta de mis propios criterios. No me entiendo y es muy difícil intentar hacerlo.
Se suponía que iría a la fiesta con los chicos y que nos divertiríamos los cuatro, ese era el plan principal, incluso había sido Hyunjin el que dijo: Falta a la misa una vez en tu vida y acompáñanos. Claramente él quería que yo asistiera a esa reunión y, lo iba a hacer, por Felix, Jeongin y él. ¿Ahora qué? Ya no tengo razones para ir porque ya no hablaremos de nuevo.
Y tampoco tenía ganas de asistir a la fiesta sabiendo que me los encontraría ahí, divirtiéndose sin tener mi presencia con ellos. Probablemente coqueteando con otras chicas para entretenerse un poco. Y ¿Qué hay de mí? ¿Qué estaré haciendo ahí, aparte de charlar un poco con Megan? Nada más.
Mis oídos captaron los golpes que alguien daba en la puerta de mi habitación, me imaginé que sería mi madre, pues desde que empezó el día no salí de mi cuarto en ningún momento y en su lugar me quedé perdido en las nubes de mis pensamientos. No había bajado para comer y asumí que mi mamá estaba tocando la puerta para avisarme que ya me dirigiera a la cocina.
Solté un "pasa" casi en un suspiro, pero afortunadamente fue audible para Chaeyoung y finalmente se adentró en mi cuarto. Sentí como una parte del colchón se hundía gracias a que ella había tomado asiento ahí. Pues, no era mi madre, y agradecía eso de cierta forma.
Ladeé la cabeza hacia el rostro de Chaeyoung, encontrándome en la oscuridad con sus ojos negros que reflejaban preocupación por mí. No sé si soy muy obvio con mi comportamiento cuando algo anda mal, pero Chaeyoung siempre se percata de que algo está pasando y yo no se lo estoy contando.
—¿Qué te pasa, Ji? —preguntó la rubia, colocando su fría mano sobre mi hombro.
—Nada.
—Si no pasara nada, ayer no te habrías mantenido encerrado en tu cuarto mientras llorabas.
Es difícil ocultarle una sola cosa a Chaeyoung. Es mi culpa, soy demasiado expresivo y se nota a larga vista que estoy presenciando un problema, sin embargo, Chaeyoung es la única persona que le toma importancia. Mis papás ni siquiera me dedican una mirada, nunca he escuchado un "¿Estás bien?" de parte suya.
—...Peleé con Hyunjin. Y creo que no volveremos a hablar. También... creo que Jeongin y Lix tampoco quieren hablarme otra vez.
—¿Por qué pelearon?
—Porque me molesta el hecho de que Jeongin y él tengan tanta cercanía, como si... Uno de los dos fuera una mujer.
—Jisung, los dos son hombres.
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Pecador [ Minsung ] [ ✓ ]
Storie d'amoreHan Jisung, un adolescente de 15 años que cumple el rol del miembro más menor de una familia extremadamente religiosa. Durante toda su vida le enseñaron a ser un fiel devoto cristiano, lo cual ha influenciado en su forma de pensar y de ver la vida...