Editorial; solo debe existir un corazón roto
El día de la gran cena habíase llegado con más rapidez que cualquier otro evento que alguna vez tuvo. Esa mañana, Irina le llamó mil veces, pero no pudo contestar más que con un mensaje, pues el trabajo en el editorial era extremo en esas fechas y no tenía un segundo, sumándole que debía atender los asuntos personales del jefe.
"Claro, ahí estaré. No te preocupes, te llamaré en cuanto me desocupe".
Fue el mensaje que le envió a la rubia mientras sus manos temblaban sobre la pantalla táctil. Rilina, inesperadamente, además de incomodidad, tenía incertidumbre y miedo de presentarse a la cena, pues pensaba que no iría bien con ella en medio. Después de todo era una familia a la que iba a acompañar, además del prometido de la dama fina.
No se sentía bien.
Pero no podía solo obtener conclusiones de sus asustados pensamientos, debía ir y verse decidida, pues deseaba ayudar a su amiga de corazón. Así que pasó toda la mañana trabajando e ignorando el tema por su propia paz, pues además del tema de la cena, el de Nikolai también la tenía en constante alerta.
Por supuesto que después de haberle dado su primer beso se comía las uñas con agresividad -hablando hipotéticamente-, y sobre todo, después de su conversación no había manera de olvidar, definitivamente, que tanto él como ella no estaban bien.
El albino estaba allí, en su oficina, y era evidente que ya habían mantenido conversación de trabajo, y al menos no había ido nada mal.—Rilina, ¿vamos a comer? —Osamu le despejó los pensamientos e hizo que alejara las manos del trabajo. Estaba tan ensimismada que no notó cuando se paró frente a su escritorio.
—Me gustaría, pero hoy Fyodor viene —avisó al recordar la llamada del día anterior.
—No suele venir los viernes, igual me alegro por los dos. Yo me voy yendo porque el señor está muy ocupado, pero ustedes vayan con cuidado —deseó directamente y se marchó sabiendo que su compañera estaría bien, ya que él había sido testigo de la relación de ambos, y para ser sincero, el castaño estaba muy de acuerdo en que aquellos dos siguieran conociéndose.
Ya era hora de comer, pero por algún motivo el oji-púrpura estaba retrasado, cosa que era muy rara en él.
Rilina observó su reloj de mano para ver exactamente la hora, cuando:
—¿Osamu se fue ya? —De pronto preguntaron a su espalda.
Cuando volteó alterada hacia atrás, el magnate cerraba su puerta con llave y no la veía, pero fácilmente pudo apreciar que se encontraba fatigado, mucho más que otros días y que por la mañana.
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The Editorial | Nikolai Gogol 🎪
Fanfiction"Nikolai Gogol es un hombre exitoso, tiene su propio Editorial con la revista más vendida en todo Moscú, y además, publica verdaderos libros que podían en un futuro convertirse en obras de carácter universal en la literatura rusa, sin embargo, tal c...