"Nikolai Gogol es un hombre exitoso, tiene su propio Editorial con la revista más vendida en todo Moscú, y además, publica verdaderos libros que podían en un futuro convertirse en obras de carácter universal en la literatura rusa, sin embargo, tal c...
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Editorial; ven a conocer al gran Nikolai Vasílievich Gogol.
El edificio de nombre Gogol Editorial, era una las partes de la cuidad que más turistas visitaban día a día en Moscú, sin ser este exactamente un lugar para aquellos fines. Lo que atraía a las personas extranjeras, era que el gran inmueble de quince pisos en aquella calle central, destacaba en colores blanco y negro haciéndole ver tan elegante; aunque más que eso, franceses, ingleses, americanos e incluso algunos individuos de la misma Rusia, esperaban ver algún día al millonario Nikolai Gogol, líder en aquellas tierras y dueño de posiblemente media ciudad, sin embargo, sus deseos no eran escuchados y siempre terminaban yéndose del lugar con un "y si hubiera" o un "que mala suerte", en especial las jovencitas que le habían visto en fotos o entrevistas en televisión y habían quedado prendidas de tal personaje carismático.
Ese día, lunes por la mañana, no era excepción: las transeúntes paseaban por la calle en la que autos no podían circular, sino que simplemente era para caminar tranquilamente mientras realizaban sus compras. Dichas personas, se tomaban una foto frente al edificio, otras intentaban obtener un tour personalizado por el editorial en dónde se hacía todos los días el periódico o revistas que llevaban en sus manos, y otros cuantos, solo le echaban el vistazo no pudiendo ignorar lo que se decía todos los días del hombre, que posiblemente estaba dentro.
Y bueno, no se equivocaban, en el quinceavo piso, en dónde solo habían unos cuantos trabajadores en cubículos muy separados, se encontraba la oficina del jefe, en dónde dentro, ya hacía un hombre joven de piel blanca como sus cabellos; su hebras eran rebeldes y por el momento cubrían sus dorados orbes que examinaban todo sin piedad cuando llegaba la ocasión. Este era nuestro Nikolai Gogol, en su sana juventud tenía veintiocho años, media uno con ochenta y seis, y pesaba sesenta y ocho kilogramos; por lo que podrán adivinar, poseía un buen físico, sin embargo por ahora, no una buena cara.
— ¿¡Cuánto tiempo más voy a tener que ocuparme de esto yo solo!? ¡Haz tu maldito trabajo de una buena vez o no te pagaré un rublo esta catorcena! — expresaba histérico a su administrador de personal frente a él.
