финальный | Final

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Editorial; uno por dos

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Editorial; uno por dos. Si ella lo desea, hay que concederlo.

          La jueza de su vida, la que tomaría la última decisión, la persona que no dejaría nada más a la suerte o a la conveniencia de los demás... Al final estaría orgullosa de sí misma por su valentía, sin importar lo que pudiese suceder con ella misma.

          —Rilina, no me queda más que dejarlo en tus manos, porque no puedo convencerte. Es tu vida después de todo—había dicho el administrador cuando le llamó después de la visita, puesto que él también era consciente del trato que estaba viviendo su jefe.

          —¿Cómo? Tienes que decirme a dónde vas, yo te ayudaré a arreglar esto, Nikolai saldrá libre... Rilina, no vayas a colgar... ¡Rilina! —Y eso fue lo último que escuchó cuando llamó a la rubia y le pidió mantenerse al margen una vez más aunque viese lo que viese.

          Ninguno de los dos conocía sus circunstancias familiares, por lo que sí les hablaba con la verdad y les mostraba sus intenciones, no lo entenderían con una explicación breve, sin embargo, sentía menos presión siendo el hecho de esa manera, porque hablar con el señor Slavinikov, padre de Irina, definitivamente no traería buenas noticias.
          Ni ella misma sabía que sucedería cuando entrara en el territorio del ministro, ni que resultados obtendría, aunque por supuesto, tenía un plan; pero habiendo pasado casi la misma situación con la familia de su madre hacia unos meses atrás, y conociendo lo que estas mismas dos podrían llegar a cometer por sus mismos fines, entendía que no podía salir impune.

          Estaba preparada para afrontar su pasado.

           Evidentemente el hogar de la familia se encontraba en una zona privilegiada y muy vigilada, pero siendo "parte de la familia" no hubo mayores complicaciones, sobre todo porque el ministro fue avisado con tiempo que tenía una visita. Entonces le dejaron pasar.
         Así que, de pie frente a la puerta de la casona que conocía desde su infancia por algunas ocasiones en que la tuvo de frente, se atrevió a llamar a la puerta después de respirar con profundidad. La imagen de la pequeña Dunia por un segundo se instaló en su mente, y de pronto pudo apreciar su rostro lleno de congoja por la visita, lo que sin duda, en el momento también sentía.

The Editorial | Nikolai Gogol 🎪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora