Antes de que comenzase la entrevista Kristian pudo sentir la desconfianza que emanaba su padre. Era consciente de que se había jugado mucho permitiendo que Evelyn no hubiese aparecido en plató, pero no había podido evitarlo.
La joven había perdido a su madre, estaba lejos de su familia, y se había pasado con la bebida la noche anterior. Necesitaba descansar, no estar bajo focos abrasadores varias horas soportando preguntas y miradas.
Él sabía que su padre no terminaría de entenderlo por mucho que se lo explicase, su sentido del deber era... Demasiado perturbador. Aunque, de todas formas, el rey ni siquiera le dio la oportunidad de explicárselo.
La tensión entre ambos era tal que Stefan se dio cuenta en seguida de que algo no iba bien. El hecho de que Kristian respondiese rápidamente a la primera pregunta que hizo la entrevistadora terminó de confirmar sus sospechas.
- La señorita Aberdeen se encuentra en palacio. Resulta que... Ella y sus hermanos han perdido a su madre recientemente. Espero que la gente de Xirian entienda su dolor y le perdone faltar a una entrevista más.
- Por supuesto. Todos sentimos su perdida, y esperaremos pacientemente a que se recupere y pueda regresar a plató. - Contestó la reportera, transmitiendo empatía con todo su rostro.
El tema de Evelyn, sin embargo, no volvió a salir durante la entrevista. Ni siquiera se mencionó el nombre de la seleccionada una segunda vez. Y Kristian tampoco habló más, el corazón le latía con fuerza, aunque de forma pausada, y un sudor frío le recorría la espalda, provocándole escalofríos.
La fría mirada de su padre, que no abandonó su rostro durante toda la entrevista, le indicó que ya sabía lo que había ocurrido. Y Kristian deseó que la entrevista durase toda la eternidad, pues sabía lo que venía después.
- Kristian, ¿Qué ha pasado? - Preguntó Stefan en un susurro cuando estaban a punto de llegar al palacio. Ellos iban en un coche diferente al de sus padres y al de las seleccionadas. Por ello, teniendo cuidado de que el conductor no les escuchase, podían hablar prácticamente de cualquier cosa.
- Evelyn se emborrachó ayer por la noche. - Respondió su gemelo jugando con los dedos de sus manos y una expresión vaga y distante pintada en su rostro. - Bueno, un guardia la emborrachó, aunque creo que no fue obligada a beber.
- Y padre lo sabe... - Dedujo Stefan con facilidad. Si bien habían aprendido su hermano y él era a diferenciar cuándo su padre sabía algo y cuando no.
Kristian asintió, clavando sus ojos azules en sus zapatos. No era la primera vez que recibía un castigo de su padre, aquello no era lo que le angustiaba. Al fin y al cabo, acababa pasando, y no era una experiencia nueva para él.
Era la espera lo que le impedía pensar con claridad. A cada minuto que pasaba sentía su pecho más pesado y le era más difícil coger aire. El viaje hasta el palacio estaba siendo eterno y, aunque había deseado que la entrevista durase para siempre, estando a pocos minutos de encontrarse con su padre lo único que quería era que acabase ya.
- Kristian, tal vez lo mejor sea dejar que elimine a Evelyn. - Propuso Stefan, colocando una mano sobre el hombro de su hermano.
Kristian negó despacio repetidas veces. Si algo tenía claro era que no quería que Evelyn se fuese de palacio. Aún tenía que conocer un montón de cosas sobre ella, aún tenía que hablar con ella sobre literatura, política o cualquier tema poco trascendental; aún tenía...
- Kristian, que Evelyn sea eliminada es la mejor opción.
- Tú no querías eliminarla al principio. - Rebatió el príncipe. Clavó sus ojos azules en aquellos que tanto se parecían a los suyos, intentando convencer a su hermano.
- Eso era porque me parecía una joven interesante. Aunque no tuve intención de que llegase tan lejos. Ahora solo quedan cinco seleccionadas, ¿Por qué no te centras en conocer al resto? A Brielle, o a Iris, por ejemplo.
- Ya las conozco. Los que elegimos qué seleccionadas permanecen en palacio y quiénes se van somos nosotros. Si no vas a ayudarme, mejor cállate. - Volvió su vista nuevamente a sus zapatos oscuros.
Sabía de sobra que Stefan no podía ayudarle, no había muchas escapatorias. Posiblemente Evelyn fuese eliminada aquella noche.
- Yo... No puedo ayudarte. Lo siento. - Con aquellas palabras Stefan terminó la conversación. Miraba por la ventanilla del coche con las manos apretadas en puño, ¿Por qué era incapaz de hacer nada para ayudar a su hermano? ¿Por qué no podía plantarle cara a su padre?
El rey esperó a que las seleccionadas desapareciesen por las escaleras para empezar a hablar. A pesar de encontrarse en la entrada del palacio, los guardias parecían haberse esfumado y solo estaban presentes madre, padre e hijos.
- ¿Creías que no me acabaría enterando, Kristian? - Preguntó con voz grave. Las palabras resonaron y se sintió como si la estancia fuese mil veces más grande. El eco de las palabras aún daba vueltas en los oídos de Kristian, que habló con voz queda.
- No, padre. Pero ella no lo hizo de manera consciente, había perdido a su madre y...
- ¿Te he dado permiso para hablar?
El príncipe enmudeció al instante. Agachó la cabeza y esperó con temor las siguientes palabras de su padre. Se sujetó una de las manos con fuerza, creía haber superado el temblor que sentía siempre que estaba en su presencia, pero su cuerpo parecía no haber olvidado los castigos.
- Tenemos dos opciones. O... Eliminamos a la chica directamente y le ofrecemos escarmiento público.
- No. - Negó Kristian, atreviéndose a hablar sobre su padre. Un gran error que el rey pareció dejar pasar, esbozando una sonrisa siniestra ante su hijo. Stefan y Greta presenciaban la escena inmóviles, como dos estatuas de piedra.
- O... Tú recibes su castigo como cómplice. Y, en el momento en que esa plebeya vuelva a ingerir una gota de alcohol o a incumplir alguna otra regla, será eliminada. Y reza para que no sea colgada también.
Kristian inspiró con fuerza, respirar parecía ser tres veces más difícil que de costumbre. Clavó la vista en el suelo pero se armó de valor para hablar. No quería que eliminasen a Evelyn.
- Ya sabe mi respuesta, majestad.
Niels mandó a un guardia a buscar su látigo más preciado con un simple gesto de la cabeza. Hacía tiempo que no lo utilizaba y creía no tener que usarlo nunca más. Sin embargo, ahí estaba...
- A mi despacho. Ya sabes lo que viene y cómo debes comportarte.
Greta ahogó un suspiro, tapándose la boca con ambas manos. Kristian asintió despacio, aunque sin moverse del sitio. Y Stefan; Stefan miró a su padre con infinito odio.
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La Corona
RomanceCinco son las seleccionadas que quedan. A estas alturas, Evelyn podría llegar a pensar que tiene posibilidades de ser una de las dos ganadoras. ¿Se hará con la corona de Xirian? ¿O tendrá el destino otros planes? *Basada en las historias de Kiera C...