XLII

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- Bien, solo hay uno vigilando la entrada.

     Evelyn, acompañada de todos los criados que se había encontrado en aquella habitación, llegó a la puerta que daba a los establos. No parecía ser un punto de interés para quienes quisieran que fuesen los que se habían colado en palacio pues tan solo un joven, aparentemente de la edad de Evelyn, lo vigilaba.

- Iré, y le distraeré, así podréis salir. - Explicó la chica en un susurro.

     Varios de los presentes le replicaron, alegando que no era justo que ella se sacrificase por el resto. Aunque Evelyn no le dio importancia alguna, ella no podía salir de palacio. Al menos, no sin antes haber encontrado a Kristian. No esperó, por eso, a que todos comprendiesen su punto de vista para salir de su escondite.

     Dio un ligero traspiés a propósito, para parecer que había llegado allí corriendo, agobiada y perdida por lo que ocurría a su alrededor.

- Alto. - El joven que vigilaba la puerta alzó el arma que llevaba al instante en que divisó a Evelyn, acercándose temerosa.

     Y no estaba actuando. Era la primera vez que sentía ese miedo, esa incertidumbre al tener un arma mortal apuntándole al pecho. Se detuvo y alzó las manos, esforzándose por poner su cara más inocente.

- ¿Quién eres?

- Evelyn... Solo soy criada en palacio, ¿Qué está pasando?

- No tienes que preocuparte. Si nos haces caso, no pasará nada. Todos los que estén en palacio deben ir al salón de baile.

- ¿El salón... De baile? - Preguntó Evelyn. No tuvo que fingir demasiado el temblor de voz que aparecía siempre que miraba el arma. Aunque sí fingió que no sabía dónde se encontraba el salón de baile. Necesitaba apartar a aquel joven de la puerta para que todos a los que había guiado hasta allí pudiesen salir.

- ¿Qué pasa? ¿No sabes dónde está?

     Evelyn negó despacio con la cabeza, sin bajar las manos y sin apartar la vista del arma que aún apuntaba a su pecho.

- Empecé... A trabajar aquí ayer. No sé dónde... No sé dónde están la mayoría de sitios.

     El joven soltó un suspiro y fue bajando el arma poco a poco, posiblemente convencido por la apariencia de Evelyn: parecía que en cualquier segundo rompería a llorar.

     Se colgó el arma al hombro con demasiada soltura teniendo en cuenta lo mucho que debía pesar y se acercó a Evelyn con paso firme y rápido.

      La joven retrocedió por instinto, con el corazón latiéndole con fuerza. ¿Y si había visto a través de su actuación? ¿Y si no volvía a ver a Kristian? El temor que hubo de expresarse en sus ojos pudo hacer la mentira mucho más real.

- Te llevaré allí, no montes un escándalo. - Explicó el joven con tosquedad. Le sujetó del brazo, haciéndole daño sin ser consciente, y comenzó a caminar tirando de ella.

     Evelyn se dejó arrastrar sin quejarse. Sonreía por dentro: podrían escapar. Aquella puerta daba a los establos, por lo que había bastantes lugares donde esconderse y facilitaba la salida del recinto de palacio más que otras puertas.

- ¿Quiénes sois? - Preguntó la joven cuando se habían alejado lo suficiente de la puerta.

     El joven dudó si responderle durante un segundo. Sus superiores le habían dicho que su trabajo era meramente vigilar y que no debía informar a nadie de absolutamente nada. Así que optó por permanecer en silencio a pesar de que aquella joven no parecía ser capaz de hacerle daño alguno ni de fastidiar sus planes.

- ¿Qué queréis? ¿Sois rebeldes? ¿Habéis venido a buscar a la familia real?

- La familia real no ha hecho nada malo. - Respondió el chico, afianzando el agarre y apretando el paso. Aquella respuesta desmontaba la teoría que Evelyn se había ido estableciendo en su cabeza.

- ¿Entonces? ¿A qué habéis venido si no es por la familia real? ¿Y por qué estáis tan preocupados por llevar a todo el que esté en palacio al salón de baile? ¿Vais a matarnos allí a todos?

     Fue la última pregunta de la chica lo que hizo frenar en seco al joven. Relajó el agarre alrededor del brazo de Evelyn y le respondió con más tranquilidad de la que aparentaban su rostro y acciones.

- No tenemos intención de matar a gente inocente.

- Pero tenéis intención de matar a alguien, ¿Verdad? ¿A quién? ¿O quiénes?

- No puedo informarte de eso.

- Entonces es cierto que habéis venido con el objetivo de matar.

- Hemos venido con el objetivo de hacer Xirian un reino más seguro. - Cortó el joven, reanudando la marcha. Cerró con más fuerza su mano alrededor del brazo de Evelyn, obligándole a soltar una mueca.

- ¿Y cómo será más seguro si nuestros supuestos salvadores vienen matando?

     Otra vez una parada. El chico, empezando a desesperarse, se giró con velocidad para dedicarle a Evelyn una mirada cargada de rabia.

- Escucha, no podemos hacer esto si no acabamos con el problema.

- Y el problema es una persona. ¿Queréis matar al rey?

- Deja de preguntar o te amordazo.

     Evelyn cerró la boca, ofreciéndole una mirada enfurecida al chico. Quería seguir preguntando, sabía que si continuaba podría sacarle toda la información que necesitaba para terminar de comprender el ataque. Aunque al mismo tiempo no quería arriesgarse, si aquel joven se enfadaba realmente con ella no tenía muy claro cómo de mal podrían acabar las cosas.

     Permaneció callada varios minutos, esperando a que el chico se calmase un poco para poder continuar. Les quedaba poco para llegar a la entrada principal del palacio, y justo al lado estaba el salón de baile. Tenía que averiguar más cosas antes de que le dejase con el resto de guardias y criados.

- Parece que estáis muy bien organizados. - Comentó en voz baja, tanteando el terreno.

     El joven no le respondió, simplemente le miró de reojo, como una señal de advertencia. Y Evelyn lo interpretó así: como una señal de advertencia de que si seguía hablando le acabaría amordazado. Pero igualmente decidió continuar.

- ¿Lleváis mucho tiempo planeándolo? Parece que conocéis el palacio a la perfección, ¿Teníais a alguien dentro que os proporcionaba información? ¿Un espía, o incluso algún trabajador de palacio sobornado?

- Te lo he avisado. - El joven se detuvo en seco, buscando algo en uno de los bolsillos de la chaqueta que llevaba.

- Está bien, está bien, me callaré. Lo prometo.

- Eso espero.

- Solo quería saber qué estaba pasando. - Evelyn bajó la vista hacia el suelo. Recordó las expresiones que hacía Kaira cuando nadie podía jugar con ella y quería salirse con la suya e intentó imitarlas. - Me he despertado en mitad de la noche, con sonidos de gritos y disparos. Solo... Solo quería saber qué estaba pasando. Para ver si así podía... Dejar de sentir tanto miedo...

     Pareció funcionar, pues el joven dejó escapar un suspiro mientras reanudaba la marcha una vez más. Evelyn hasta notó que no le apretaba el brazo con tanta fuerza como antes.

- Ya te lo he dicho, no tienes nada de qué preocuparte. Llevamos trabajando años en esto y no vamos a hacerle daño a nadie inocente. Así que no te pasará nada, pero deja ya de preguntar.

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