XLIX

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*AVISO*
Quién no quiera leer el capítulo, que no lo lea :)
Y quien quiera leer el capítulo, que lo lea y lo disfrute :)


- ¿Estás bien? - Preguntó la chica en un susurro. Kristian había terminado de bajarle la cremallera del vestido, el aire le entraba por la espalda, causándole un par de escalofríos. Sin embargo, se había detenido allí, con las manos sobre su cintura y la vista algo perdida.

- Sí. Es que yo nunca... En fin. Ya sabes. Que yo no... Sé muy bien qué debería... Hacer ahora.

     Evelyn no pudo retener una corta risa. Llevó sus manos a las mejillas de Kristian y terminó de acercar sus rostros, uniéndose en un beso corto y superficial.

- Yo tampoco lo he hecho antes. Podemos... Descubrirlo juntos.

     Kristian asintió despacio. Las palabras de Evelyn le habían abonado, aunque las dudas no habían desaparecido por completo. Buscó sus labios de nuevo y cerró los ojos cuando los sintió juntarse.

     Fue un beso lento. Evelyn podía sentir los nervios de Kristian y pensó que podría ayudarle, guiarle... A pesar de tener poca idea de lo que debía hacer. Cerró los ojos, imitandole a él y se dejó llevar, haciendo caso a su instinto.

     Cogió sus manos y las guío nuevamente hasta su espalda. Aunque ligero movimiento fue impulso suficiente para Kristian, que comenzó a acariciar su espalda con cuidado. Las yemas de sus dedos viajaban por su piel, sintiendo las cicatrices que su padre había dejado sobre ella. Él también tenía la espalda surcada de aquellas marcas alargadas y esperaba que a Evelyn no le incomodase.

     Ella regresó sus manos al rostro de Kristian, atrayéndole más a ella e intensificando el beso, sin prisas, sin correr, como si tuviesen todo el tiempo del mundo para conocerse. Luego empezó a bajar las manos despacio por su cuello y torso, descubriendo cada centímetro. Se detuvo cuando sintió la tela de los pantalones, y se dedicó a explorar la espalda. En aquella zona la piel era rugosa y áspera, a causa de las cicatrices. Pero aquello solo hacía a Kristian más especial, ese era su pasado, su historia.

     Antes de que se diesen cuenta ambos estaban tumbados sobre la cama sin prácticamente nada. Kristian estaba apoyado sobre su antebrazo derecho, besando y acariciando a Evelyn con cariño.

     Se habían echado una manta por encima, no por sensación de frío, si no para propiciar un ambiente más íntimo. A pesar de encontrarse en la habitación con las luces apagadas, por la ventana entraba la típica iluminación nocturna que, aunque escasa, les permitía observar con cierto detalle todo lo que les rodeaba.

     Mientras Kristian permanecía centrado en el rostro de la joven, solamente acariciando su mejilla con su mano libre, Evelyn se aventuraba a investigar el cuerpo de Kristian. Recorrió su espalda, brazos, hombros, torso... hasta que decidió ir bajando lentamente. Llegó un momento en el que el joven vio necesario interrumpir los besos para dejar escapar un corto gemido, que más había sonado como una queja. Sin mediar palabra, utilizó su mano libre para guiar a Evelyn y mostrarle cómo debía hacerlo. 

     La joven se sonrojó ante su torpeza, aunque no dijo nada. El corazón le golpeaba con fuerza y solo era capaz de escuchar sus latidos. Agradecía que Kristian no hubiese dicho nada y se relajó cuando empezó a sentir su respiración, más agitada, chocando contra la piel de su cuello. 

     Pasaron pocos minutos y Kristian se armó de valor para ir más allá. Comenzó con besos cortos y delicados sobre el cuello de la chica y fue bajando con lentitud. Primero el hombro, de vuelta al cuello pasando por la zona de la clavícula... así hasta llegar a la altura del pecho, donde se detuvo con timidez. Elevó la cabeza ligeramente y observó el espectáculo que tenía frente a él. No pudo evitar sentir el cuerpo arderle, especialmente en las mejillas, y dejó caer el rostro, nuevamente a la altura del cuello de la chica. No podía controlar la velocidad de sus latidos ni su respiración, y las caricias de Evelyn no ayudaban.

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