VIII

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     El miércoles Kristian fue completamente capaz de asistir a la entrevista. Evelyn había estado con él aquella última semana, curando sus heridas y ofreciéndole su compañía. Iba y venía de su dormitorio, aunque en los últimos días solo salía para las comidas y asearse.

     Descubrió en aquel tiempo que al príncipe le gustaba leer poesía, un hábito que su abuela había inculcado en él antes de fallecer. A Evelyn nunca le había gustado, no la entendía, aunque había escuchado cómo a veces se leían poemas por puro placer en casas de los más pudientes de Iretia.

     A pesar de costarle un esfuerzo inhumano el intentar comprender de qué trataban los poemas o que querían decir los escritores con tantos recursos literarios aprendió a leerlos con entonación. Cuando lo hacía, Kristian cerraba los ojos, tumbado boca abajo en la cama, y acababa durmiéndose. Aquellas noches en las que Evelyn seguía leyendo, a pesar de estar él ya dormido, Kristian descansaba como nunca.

     Evelyn pudo convencer al cámara que debía seguirle en palacio que lo hiciese tan solo un par de horas al día, alegando que aún se encontraba indispuesta por aquel incidente en "su cita con el príncipe", aunque también ayudó la orden de Stefan. Eso le proporcionaba la tranquilidad necesaria para permanecer en el dormitorio de Kristian el tiempo que se precisase.

     Los primeros días de aquella semana el príncipe se había mostrado algo reacio a dejar que Evelyn cuidase de sus heridas y le atendiese casi en todo momento. Él estaba acostumbrado a ocuparse él de él mismo en aquellas situaciones, permitiendo como mucho la ayuda de su hermano.

     Sin embargo, la compañía de la joven parecía tener un efecto analgésico, el dolor en su espalda disminuía y las fuerzas llegaban a su cuerpo cada vez que atisbaba de reojo la silueta de la seleccionada entrando en la habitación, instándole a levantarse.

     Fue por ello que, al llegar el miércoles, ninguno de los dos parecía haber despertado de buen humor.

- ¿No tienes que prepararte? - Preguntó Kristian a Evelyn terminado de abrocharse la chaqueta del traje. Cuando la seleccionada había entrado el príncipe casi había terminado de arreglarse, demostrando que no precisaba más su ayuda.

- Mi dama de compañía es muy eficaz trabajando, en menos de media hora estaré lista. - Respondió la joven con una ligera inclinación de cabeza.

- Será la primera entrevista después de varias semanas. Que no se te olvide que hemos estado indispuestos, la mentira de la cita que contó mi padre.

     Evelyn asintió despacio pero decidida, ¿Cómo se le iba a olvidar aquello? Su propia seguridad e integridad dependían de que mintiese o dijese la verdad.

- Al final no pude... Llevarte a aquella cita que te pedí. - Susurró Kristian. Había estado manteniendo la vista fija en un punto intermedio entre Evelyn y la puerta del baño pero, cuando pronunció las últimas palabras, clavó sus ojos en los de ella. Y no pudo evitar esbozar una sonrisa de disculpa.

- No os preocupéis, alteza. - Evelyn había quedado atrapada una vez más en aquellos zafiros azules que viajaban hasta su interior. ¿Qué debía responder a aquello? Su corazón comenzó a latir más deprisa. - Aún... Aún nos quedan días.

     Kristian asintió enormemente complacido con aquella respuesta. Sus labios se alargaron, dejando ver una sonrisa mucho más amplia que la anterior. Sus ojos recorrieron con cierta velocidad el rostro de Evelyn para terminar en la misma zona de la que habían partido. Ella tenía razón, aún les quedaban días juntos. Y esperaba que fuesen bastantes.

* * *

- Bienvenidos una noche más a las entrevistas de la Selección. Hoy por fin, tras varias semanas, tenemos a todas las seleccionadas reunidas. Se nos confirmó que su alteza el príncipe Kristian y una de las jóvenes sufrieron una pequeña intoxicación durante una de sus citas, aunque ambos se han recuperado ya.

     Evelyn había olvidado el calor abrasador que se sentía al estar bajo aquellos focos. Siendo solo cinco chicas allí sentadas el plató se veía varias veces más grande y eso conseguía ponerla más nerviosa. Estaba en una de las esquinas, la más lejana a los príncipes y la entrevistadora, al lado de Brielle.

     Agradeció que la mujer que siempre guiaba las entrevistas no quisiese preguntarle nada acerca de "aquella cita". Se limitó a asentir cuando el príncipe pedía su opinión con la mirada, escuchando vagamente lo que decía.

     Lamentablemente no pudo librarse de una entrevista individual, que vino prácticamente al final, dejándola sola frente a la entrevistadora. El resto de seleccionadas y los príncipes habían salido del ángulo que grababa la cámara y ella no podía ver a ninguno de ellos por culpa de la luz que desprendían los focos.

     Solo estaba la entrevistadora, la gran lente de la cámara y ella.

- Evelyn Aberdeen, parece que fue hace una eternidad la última vez que pudimos verte en plató.

     Evelyn sonrió con suficiencia, sin sentirlo demasiado. Se regañó mentalmente, aquello no era lo que le había dicho su hermano Caspian, debía fingir, aunque le faltasen las fuerzas.

- En nombre de todos los habitantes de Xirian... Tenemos tantas preguntas que quisiéramos hacerte.

- Puede hacerlas, responderé lo más concisa posible. - No era que la joven tuviese ganas de contarle a todo el mundo todo lo que había pasado en tan poco tiempo, simplemente quería acabar cuanto antes.

- Todos pudimos ver cómo heroicamente compartías el castigo con la señorita Ada Corday. Ambas sois de Iretia, ¿Teníais relación antes de entrar en la Selección? - La periodista comenzó a saciar su curiosidad sin esperar más consentimiento por parte de Evelyn.

- Así es, fuimos compañeras durante los años que estuve en la escuela. Vivíamos a pocas calles de distancia y he ido a limpiar su casa gran cantidad de veces.

- ¿Y por qué decidiste ayudarle en su castigo?

     Evelyn puso una mueca al escuchar la palabra "ayudar"; su intención no había sido repartir el castigo entre ambas, si no que el rey se detuviese. Sin embargo, no podía decir aquello, por mucho que su corazón lo desease.

     Tragó con fuerza antes de responder, preparándose para dejar escapar una de las más grandes mentiras que habían salido por su boca. Aunque por mucho que lo intentó, no pudo hacerlo sonriendo:

- Una vez que entras al palacio el resto de las seleccionadas se convierten en tus compañeras, tus amigas, tu familia. No puedes darles de lado.

     La entrevistadora asintió, pasando al siguiente asunto sin mostrar demasiada empatía.

- En nombre de todo Xirian, quisiera darte el pésame, por la muerte de tu madre.

     El tiempo pareció detenerse para Evelyn. Era consciente de que la gente se enteraría, al fin y al cabo ella había llegado casi al final de la Selección, era normal que la gente mostrase interés en ella y su familia. Pero no esperaba que la noticia se esparciese de tal manera.

     Asintió despacio mientras sentía que sus ojos perdían todo brillo y capacidad de expresar emociones, transmitiendo nada más que un gran vacío.

- Gracias. - Susurró.

     La mujer continuó formulando preguntas. Preguntas que Evelyn dejó de escuchar con tanta claridad.

     La entrevista duró poco más.
 

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