XI

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- Si mal no recuerdo, es la primera vez que montas, ¿Cierto?

     Evelyn asintió ligeramente avergonzada. No sólo eso, también era la primera vez que veía un caballo tan de cerca. Le parecían animales realmente majestuosos y sentía un extraño respeto y admiración hacia ellos.

     Kristian parecía ver los pensamientos de la joven. Un atisbo de sonrisa asomó en sus labios y su cuerpo se movió sin apenas pensar. Sujetó con delicadeza la mano de la joven y la guío hasta el rostro de uno de los dos animales.

- No tengas miedo, estoy seguro de que saben que no tienes malas intenciones.

     En cuanto la palma de Evelyn rozó el corto pero suave pelaje cobrizo del animal el corazón se le detuvo por un instante. Los ojos grandes, redondos y negros de la criatura se clavaron en los suyos y sintió cómo intentaba ver a través de ella, casi igual que Kristian hacía.

     El príncipe dejó caer su mano, separándola de la de la seleccionada, que parecía haber creado ya un vínculo con el animal. Aunque sus ojos seguían con detenimiento cada cambio en las expresiones de Evelyn.

- Montar no es difícil, solo necesitas confianza en tí misma, fuerza en las piernas y un poco de ayuda de un experto. - Comenzó a explicar Kristian minutos después.

     Minutos en los que Evelyn había estado acariciando al caballo en silencio y profunda admiración y el príncipe no había podido apartar sus ojos de ella.

- Este es Sargento, y él Azabache. - Presentó Kristian, señalando primero al caballo que Evelyn acariciaba y después a uno de pelaje tan oscuro como el carbón. - ¿Cuál quieres montar? Ambos son mansos y están adiestrados perfectamente para la monta de personas poco expertas.

- Este, por favor.

     Kristian asintió conforme. De hecho, él mismo había escogido a Sargento de entre todos los caballos de los establos pensando en que a Evelyn le gustaría. No pudo ocultar una sonrisa al ver que había acertado.

- Estupendo, ven, te ayudaré a subir.

     El príncipe se situó a un lado del caballo, indicando con un gesto de la mirada a la seleccionada para que se acercase. Y así lo hizo ella, sintiendo cómo el animal parecía echar de menos sus caricias.

     Estando frente a él a Evelyn le surgió una duda que no pudo guardarse, aunque procuró hacerla en el tono de voz más bajo que le fuese posible:

- ¿Se encuentra bien de la espalda, alteza?

     Si ella había tardado semanas enteras en recuperarse y aún le costaba hacer una reverencia completa, a Kristian... Tal vez montar a caballo no fuese una buena idea al fin y al cabo.

     Pero el príncipe respondió con una sonrisa, tan leve que casi pasaba desapercibida, y una pregunta que parecía ir acompañada de un deje de diversión:

- ¿Y tú, Evelyn?

     Por instante la seleccionada se perdió en los dos lagos infinitos que el príncipe tenía por ojos, olvidándose de hablar. Tal vez fuese la luz del sol, tal vez el encontrarse en el exterior, pero... Los ojos de Kristian brillaban con un fulgor tan impactante como extraño.

- Sí, alteza, perfectamente bien.

- Yo también. - Con una ligera sonrisa, duradera lo mismo que un pestañeo, terminó aquel tema de conversación. Aunque tuvieron que pasar varios minutos nuevamente hasta que pudo proseguir con sus enseñanzas.

     El joven cámara grababa todo detalladamente. No necesitaba mucha experiencia para saber cuáles eran los planos adecuados, los que resaltaban las facciones de Evelyn o los que mostraban el amor que Kristian desprendía por los ojos. Grabó sin emitir ni un solo sonido cómo el príncipe le explicaba a Evelyn el proceso de montar.

     Cuando la teoría hubo pasado y llegó el momento de la práctica, el cámara cogió aire instintivamente, preparándose para hacer un gran trabajo.

- Entonces, el pie aquí... - Repitió Evelyn en un susurro, subiendo el pie izquierdo hasta el estribo. Se sorprendió encontrarlo tan alto, aunque lo alcanzó sin mucha dificultad.

     El problema llegó cuando tuvo que impulsarse hacia arriba lo suficiente como para pasar la pierna derecha sobre el caballo y sentarse a ahorcajadas sobre él.

- ¿Me permites..? - Kristian se acercó a la seleccionada y situó sus manos a ambos lados de su cadera, sin llegar a tocarla.

     Podía sentir la lente de la cámara a pocos centímetros, pero en poco tiempo comenzó a obviar su presencia. Estaba en una cita con Evelyn, era ella a la que tenía que dedicarle toda su atención.

     La seleccionada asintió, permitiéndole al príncipe ayudarle. En otra circunstancia habría intentado hacerlo sola sin importarle lo muy ridícula que se viese, pero en ese momento, con el príncipe tan cerca de ella, la cámara grabando...

     Kristian observó las palmas de sus manos justo antes de acercarlas por completo a las caderas de Evelyn. Notó cómo sus propios latidos le ensordecían y la respiración se le aceleraba. No le costó impulsar a la chica hacía arriba, pesaba sorprendentemente poco.

     Una vez dado el impulso que necesitaba, a la seleccionada no me costó lo más mínimo terminar de sentarse sobre su montura. Colocó el pie derecho en su estribo correspondiente y sujetó las riendas al mismo tiempo que una corriente de emoción sacudía su cuerpo.

     En menos de dos minutos Kristian se había montado sobre su caballo y se había acercado a Evelyn lo suficiente como para sujetar al animal sobre el que ella iba montado de la muserola. 

- Te ayudaré al principio. ¿Deberíamos ponernos ya en marcha?

     La seleccionada asintió y dibujó una amplia sonrisa en su rostro, había visto en la mirada de Kristian el plan que había trazado para que pudiesen estar solos.

     Sin demorar más la salida, el príncipe comenzó a tirar de la montura de Evelyn, que no tardó en entender lo que pretendía y ponerse en marcha, siguiendo pacientemente a Azabache.

- Disculpe, alteza, no seré capaz de seguirlos a pie. - El cámara, que había intentado permanecer al margen todo ese tiempo, sin hablar y procurando hacer el menor ruido posible, vio necesario expresar en voz altas sus dudas.

     Kristian giró el torso ligeramente y con cuidado, lo suficiente para poder mirar al cámara sin hacerse daño.

     Le dedicó una sonrisa triunfal y articuló con los labios las palabras "lo sé".

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