Capítulo 45

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Las cajas de cartón comienzan a acumularse a mi alrededor mientras me encargo de guardar cada una de mis pertenencias

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Las cajas de cartón comienzan a acumularse a mi alrededor mientras me encargo de guardar cada una de mis pertenencias. Siempre creí que tenía pocas cosas, que con suerte podría llenar una maleta pequeña el día que por fin me diera por vencida y decidiera volver a casa, pero la realidad es diferente. He acumulado un sinfín de objetos a lo largo de estos años, algunos que no sabía que tenía como artículos de decoración, utensilios de cocina que nunca he usado, vasos y platos. También tengo una gran cantidad de libros que nunca he leído porque carezco de tiempo. Y ni hablar de la ropa, tengo una cantidad gigante y siempre utilizo las mismas prendas.

—¿Es esto para donar? —me pregunta Milo y me enseña un abrigo gris que parece nuevo y seguro lo es porque no la he usado más de un par de veces.

—Sí, al igual que esa camiseta bordó que hay a tu lado.

Asiente y coloca las prendas dobladas con prolijidad en el interior de una caja que ha sido señalada con rotulador negro, se puede leer DONACIONES con letras desprolijas y remarcadas.

—Todavía quedan muchas cosas por guardar, ¿segura que no quieres usar magia? —insiste—. Ximena vendrá por tus cajas en cualquier momento.

—Segura, quiero ver lo que tengo para hacer un descarte consiente.

Vuelve a asentir y continúa su tarea. Me ha estado ayudando desde que el sol salió esta mañana e incluso un poco anoche. Ha desarmado algunos muebles baratos, los que compré en esa gran cadena extranjera, e incluso preparó emparedados para que no muriéramos de hambre. Ha sido un buen ayudante, si tuviera dinero incluso le pagaría por sus servicios.

Cielos, eso sonó horrible. Espero que no haya prestado atención a mis pensamientos.

—No es como que pueda controlarlo —murmura y siento la burla en su voz.

—Pues inténtalo. Quiero privacidad.

—Te la daría si pudiera. No sabes lo bien que me haría no escuchar tus pensamientos, Pop.

Abro la boca para decir algo más, pero la música que hemos estados escuchando se detiene cuando mi celular comienza a vibrar anunciado una llamada. Lo encuentro luego de seguir el ringtone, está bajo una pila de ropa y la llamada se termina cuando lo agarro. Sin embargo, puedo leer el nombre de quien ha intentado contactarse conmigo y el cuerpo se me vuelve una roca.

Anna.

Oh por Dios, oh por Dios. ¡Oh por Dios, copito!

—Iré a conseguir más cinta para embalar —suelto de repente y me apuro hacia la puerta esquivando cajas y objetos en el suelo.

Tomo con rapidez mi abrigo del perchero junto a la puerta y me enfundo en él usando todas mis fuerzas para que mi mente se mantenga en blanco. Milo se gira hacia mí para hablar, pero salgo antes de que pueda decir algo. Bajo las escaleras con rapidez y prácticamente corro hacia la puerta de la tienda que se encuentra semivacía. El ringtone que anuncia una llamada vuelve a escucharse cuando llego a la calle y si bien atiendo, no dejo de caminar con rapidez para alejarme.

Deseos imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora