Una noche © Freenbecky

Capítulo diecinueve.

19

Había pasado una semana luego de la horrible noticia y mala experiencia.

Freen estaba rara, quería hablar con ella pero se hacía imposible. Sólo deseaba abrazarla, besarla y decirle que todo estaría bien, pero parecía algo tan lejano de que suceda.

Nos dormimos en la misma cama, pero sin ningún tipo de contacto. Su mano fría apretó mi brazo con fuerza, logrando despertarme.

- ¿Que sucede? -dije con la voz ronca y con los ojos aún cerrados.

Me senté en la cama con rapidez cuando ella se levantó de esta totalmente desesperada e hiperventilando.

- Mi abuela. -dijo con la voz entrecortada y con notoria falta de aire.

Entonces entendí lo que había pasado.

Me levanté con rapidez y corrí hacia ella, buscando contenerla en un abrazo.

- No me toques. -dijo con la misma voz entrecortada y de manera fría.

Se puso sus zapatos y salió de la habitación en cuestión de segundos. Una vez más, no la entendía.

Traté de seguirla pero antes de poder hacerlo ella cerró la puerta y subió a su auto.

Evidentemente no quería mi compañía, y eso me dolía.

Mi corazón se rompía lentamente, tenía una necesidad gigante de acompañarla en esta horrible y repentina situación, acurrucarla en mis brazos y hacerla sentir mejor. Pero sabía que ella no esperaba ni quería eso de mí. Era una suposición muy rápida, pero mi intuición nunca fallaba.

Las horas pasaron mientras yo miraba la puerta desde el sillón, esperando a que ella entrara y me dijera que todo fue sólo un susto, que lo que pasaba no era real.

Finalmente, ella entró por esa puerta, sin embargo su semblante era uno pálido, decaído y demasiado serio. Sus ojos estaban hinchados y su rostro no expresaba emoción alguna.

- Freen. -susurré su nombre y me acerqué a ella, tomando sus hombros de manera reconfortante.

Freen dejó caer su bolso, empezó a sollozar para luego llorar. Me derrumbe con ella al instante en que ella se derrumbó. La abracé con desesperación, quería que supiera que yo estaba allí de alguna manera, que la acompañaba, aunque no sabía que decirle. Arrancaría mi corazón con el único propósito de que ella no esté pasando por eso.

Si bien su abuela la había tratado mal, entendía su tristeza. Podría comprender que se culparía a ella misma por haber dejado llevarse por sus sentimientos y alejarse de su abuela. Era tan amargo pensar en esa posibilidad.

Y me asustaba.

Logró calmarse un poco y me miró a los ojos, esta vez sentí que no era la misma mirada que me daba antes. Era una fría y distante, que me causaba escalofríos.

- Si tú no hubieses ido al hospital podría haberla visto con vida por última vez. -dijo Freen. En su voz se notaba una lejanía a mí, y una especie de rencor que me dió escalofríos.

No podía pasar eso. No quería que su dolor se convierta en una puñalada a mi corazón.