Capítulo veinticinco.

4.8K 465 18
                                    

25

Ambas nos subimos a su motocicleta de nuevo y nos dirigimos a la primera cafetería que encontramos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambas nos subimos a su motocicleta de nuevo y nos dirigimos a la primera cafetería que encontramos.

- Iré a comprar yo, quédate aquí. -dije con una sonrisa y entré al lugar.

Compré dos bebidas calientes como la mañana que se aproximaba, y en mi espera por recibirlas tomé asientos mientras tecleaba un mensaje en mi celular, asegurándole a Azul que estaba bien y que no tendría que prepcuparse por mí.

- ¿Rebecca Armstrong? -dijo la mesera desde la pequeña cabina de entregas, me acerqué de inmediato.

Tomé las dos bebidas y cuando estaba apunto de salir del lugar, una voz muy cerca de mi oreja hizo que me estremeciera en cuestión de segundos.

- Extrañaba oír tu nombre. -dijo Freen en un susurro.

Me giré lo más rápido que ambos vasos llenos de bebidas calientes me lo permitieron. La miré por unos segundos, sin saber lo que exactamente sentía. Tenía una sonrisa ladina, como si nada malo hubiese pasado entre nosotras; o como si no me hubiese hecho sufrir con su indiferencia y su manera de ser injusta.

Habían pasado dos meses en los que había planeado que es lo que diría si nuestros caminos volvían a cruzarse, pero tenerla al frente tan de repente hizo que me quedara petrificada con su presencia.

Su sonrisa ladina se borró al ver mi reacción.

- ¿Qué? -dijo mirándome más de cerca.- ¿No estás feliz de verme?

Su manera de evitar lo mal que había actuado conmigo me dolía, y en parte, me molestaba.
Ella se acercó un poco más a mí y acarició mi mejilla en un movimiento rápido. Su tacto hizo que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo.
Solté un suspiro pesado. Pero mi mente fue golpeada por el triste recuerdo de su maltrato.

- Alguien me espera. -contesté en cuanto pude hablar.

Juré que casi rompo la puerta al salir del lugar.

- ¿Qué ocurre? -dijo Victoria al verme.- Estás pálida de repente. -volvió a hablar con una mirada confusa y soltó una pequeña risa nerviosa.

- Nada, no ocurre nada. -respondí.- Creo que estoy demasiado cansada. -solté un suspiro pesado, tratando de sonar lo más sincera posible.

Victoria asintió mientras tomaba su bebida y con la otra mano sostenía su motocicleta. Me subí de nuevo a esta y mi mano libre sostuvo su cintura con fuerza.

Quería que Freen me viera, que sintiera celos, que vea que me perdió. Pero una sensación dentro mío me hacía pensar lo contrario, me hacía querer correr hacia ella y preguntarle como había estado, quería aceptar las disculpas que ni siquiera me había ofrecido.

Tonta.

- Ten esto, estamos cerca de mi departamento.
-dió un sorbo a su vaso y luego me lo entregó para empezar a conducir.

Estaba tan petrificada por la situación que si alguien me tocaba un poco fuerte juraba que me rompería. Pensaba que había logrado dejar ir a Freen por completo, pero al parecer no era así.

No dije nada. Sabía que ir con Victoria ahora no era la mejor de las ideas, pero lo haría. Cuando llegamos a su departamento nos quedamos dormidas, y en cuento desperté, me fui como una cobarde, pero no sin antes dejar mi número de teléfono en su mesa de noche.

Una noche © FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora