Capítulo veintiocho.

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- ¿Quién habla? -respondí mientras salía al balcón

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- ¿Quién habla? -respondí mientras salía al balcón.

- Soy Victoria. -respondió.

Su extraña combinación de voz gruesa pero femenina me erizó a través del teléfono.
Y no porque se trataba de Victoria, sino porque se trataba de una chica con la que pasé la noche, hablando conmigo luego de eso.

Era mi falta de costumbre, y en parte miedo a la idea de algún vínculo que sea , al menos, un poco similar al del amor.

- Hola... -hablé nuevamente.

Incómodo. Pero sabía que Victoria era el significado de la confianza en si misma.

- No me dejaste prepararte el desayuno. -dijo en un fingido tono triste y burlón.

- Lo siento, pensé que tal vez no te gustaría que me quedara allí, ya sabes...

- No te preocupes, si fuese alguna otra chica me habría molestado. -respondió entre risas.- Pero si te quedabas lo último que me hubieses ocasionado es molestias, princesa.

Reí con ella.

- Pensaba en que podríamos salir a almorzar. -propuso sin miedo alguno.- No es lo convencional en mí, nunca he esto con una chica hecho antes, si no quieres esta bien, sabes, no quiero que te sientas incomoda, o podemos mantenerlo como algo de una noche y...

- Me encantaría. -respondí cuando noté su manera de alterarse.

Claro que Victoria era como yo, el estereotipo de mujer rompecorazones de invitarle un trago a una chica guapa, envolverla con tus encantos, darle buen sexo para luego olvidar su nombre y cara para siempre. Pero con la diferencia de que yo si conocía el amor.

Alguno de mis encantos la envolvió lo suficiente como para que una chica como ella quiera seguir viéndome. Descubrí un nuevo poder en mí en ese instante.

- Pasaré por tí en una hora, sólo asegúrate de mandarme tu dirección.

- De acuerdo, nos vemos en una hora.

La llamada se terminó y una oleada de incomodidad me tumbó en la realidad. Estaba pasando lo que nunca quería que pasara. Jamás algunas de mis conquistas había llegado a algo más que una noche conmigo, porque nunca se los permitía. Pero lo que me mantenía tranquila es que Victoria no estaba acostumbrada a esto, y seguro que no le gustaría la idea de hacer algo más que tener sexo.

¿Por qué con Victoria era diferente?

Su confianza en sí misma o su manera de ser libre. O tal vez mi propia necesidad de olvidar a esa persona que tenía total control en mí.

Esto sin dudas cambiaría mi forma de ver las cosas, pero no cambiaría el como me siento por Freen.

Una noche © FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora