Capítulo veintisiete.

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- ¿Pasaste la noche con otra mujer, verdad? -dijo Azul al verme llegar

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- ¿Pasaste la noche con otra mujer, verdad? -dijo Azul al verme llegar.

- Así es, pero me fui antes de que despertara, es lo que siempre hago pero esta vez me sentí un poco mal por eso. -contesté mientras iba a la cocina por un gran vaso de agua.

- Bueno, no te juzgo por hacer las cosas así, después de todo la noche de diversión que les das es suficiente. -contestó Azul mientras se tiraba perfume en las muñecas y sonreía.

- Aunque sabes que... -hice una pausa.- Tal vez si me habla acepte verla de nuevo, ya sabes, para salir y demás. -dí un sorbo de mi vaso de agua.- Le dejé mi número de teléfono en una nota.

- ¡¿De verdad?! -dijo Azul, sonriente y con cara de sorprendida.

No estaba tan segura de mis palabras. Entendía y sabía que Azul respondería de esa manera, ya que mis mujeres y yo sólo pasábamos la noche, y de a poco olvidabamos nuestras caras, incluso nombres.

Probablemente algunas se conformaban con eso, otras, tal vez, tenían una curiosidad por mí. Tal vez la de conocerme mejor y no dejar todo así como si nada, pero esa era una curiosidad que mi nueva yo no podría saciar.

Estaba mal, lo sabía. ¿Pero que podían esperar de alguien a quién ni siquiera conocen? No saben mi historia, lo que me gusta y lo que no, de lo mucho que disfruto de un café por la mañana y de las charlas profundas.

Ellas no me conocían, y sobre todo, ellas no eran Freen.

Era estúpida por pensar en que Freen me vería a los ojos una vez más, que tan sólo se atrevería a pensar en cómo podría pedirme perdón, ella en el fondo sabía que con el mínimo esfuerzo yo aceptaría sus disculpas.

No era justo para ninguna. Ella merecía volver a creer en el amor, y yo, merecía amarla sin temer por un nuevo sufrimiento.

Sabía que buscar una oportunidad nueva en el amor sería en vano, Freen con su simple aparición había destrozado ese alterego mío de chica anti-sentimientos. Victoria era maravillosa, sabía de nuestra conexión maravillosa desde el primer momento, pero también sabía que no importaba cuánto me atreva a amarla, jamás sería tanto como lo hago por Freen.

- Si, es verdad, le dejé mi número... -miré a Azul por unos momentos, mientras ella me miraba aún boquiabierta.

- Wow... -susurró.- Me alegra que le des una oportunidad a alguien más.

- No te emociones. -reí vagamente.- Tal vez no me escriba, y yo reciba un poco de mi propia medicina, ya sabes, sexo de una noche y luego, adiós.

- Becky, no te desanimes. -Azul me miró con una sonrisa.- Seguro que te hablará, tal vez queden como amigas con derecho a roce, o incluso escale a una relación más formal, pero sin duda alguna, si te deja así como si nada, ella se lo perderá.

- Lo sé, lo sé, ella se lo pierde. -digo en un tono de broma para quitarle seriedad a la situación.- Es más, no estoy segura de si una chica como yo volvería a enamorarse, odio la manera en la que me hace sentir eso. -suspiré.- Sólo quiero concentrarme en mis cosas, ninguna mujer me distraerá.

Y como si se tratara de una coincidencia, mi celular vibró mientras su pantalla se alumbraba con la llamada de un número desconocido.

Una noche © FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora