Capítulo veintidós.

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Habían pasado dos meses desde aquella conversación con Azul la cuál le dió un nuevo giro a mi vida, por más estúpido que suene, me hizo cambiar

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Habían pasado dos meses desde aquella conversación con Azul la cuál le dió un nuevo giro a mi vida, por más estúpido que suene, me hizo cambiar. Tal vez el desenfreno de emociones negativas a lo largo de toda mi vida había explotado luego de lo que pasó con Freen.

Había retomado mis estudios con algo de dificultad, pero lo estaba logrando. Trabajaba de nuevo en la cafetería, pero mis horarios eran menos agotadores gracias a la cantidad de dinero que tenía luego de mi pequeña aventura junto a Freen.

Freen...

La tristeza se había convertido en rencor y tal vez un poco de enojo conmigo misma; incluso hacia ella. Empezaba a odiar cada parte de esa antigua versión mía, aunque también me generaba lástima. El dolor siempre había sido más fuerte que el enojo; hasta ahora. Así lo había decidido.
Cambié mi manera de pensar, mi vulnerabilidad se convirtió en frialdad y fortaleza.

¿Aquello traería consecuencias?

No lo sabía. No me importaba. Ahora estaba inundada en mi rutina de fin de semana que había implementado de manera repentina en mi nueva vida; y claro que me generaba algo de dudas, un poco de incomodidad, pero el despecho se encendió en mi ser y el placer que me generaba la lujuria consumía mi cuerpo rápidamente.

- ¿Segura que no irás? -dije mientras me pintaba los labios.

Azul se había convertido en mi compañera de trabajo, de salidas y sobre todo, en mi mejor amiga.

- No, todavía sigo algo resfriada. -contestó Azul con la voz ronca.- ¿Estarás bien sola? Me preocupa que te pase algo.

- Tranquila. -digo con una sonrisa mientras dejo un beso en su frente.- Estaré bien, no te preocupes por nada, volveré mañana por la mañana. Avísame si necesitas algo, ya me voy.

Tomé las llaves de mi auto y salí del departamento en el que he estado viviendo con Azul. Empiezo a conducir hasta el bar en el que he estado asistiendo de manera recurrente.
Entro y me dirijo a la barra de alcohol, apreciando con una sonrisa a Marco.

- ¡Hola Becky! -dijo con su característica energía y carisma.- ¿Lo mismo de siempre, verdad?

- Hola Marco, claro que sí. -digo con una sonrisa y golpeo su hombro de manera amistosa.- Ya me conoces demasiado, eh. -vuelvo a reír.- Por cierto, ¿Que tal van las cosas con tu novio? Creo que se llamaba... ¿Ryan?

- ¡Ay, no! -dijo en un fingido estado de sorpresa y exageración.- Ese tipo jamás podría tener la suerte de ser mi novio, sólo se trata de una pequeña aventura. -volvió a hablar mientras se expresaba mucho con sus manos.- Aquí tienes tu bebida, cariño. -dijo con una sonrisa mientras dejaba la bebida en la barra.

- Que lástima, harían buena pareja. -respondí con una risa.

- Ay, ya cállate loquita. -dijo entre carcajadas.- Y dime Becky, ¿ya sabes cuáles de todas estas bellezas de mujeres será tuya esta noche?

- Aún no las veo bien. -respondo con una sonrisa coqueta en broma.

Miro la situación de la discoteca, muchas personas bailando, bebiendo, coqueteando, e incluso algunas casi teniendo sexo en los sillones.

- Esta vez probaré mi suerte y dejaré que alguna de ellas se me acerque. -hablé de nuevo con seguridad.

- Sabes, si te cruzo por la calle jamás me imaginaría que eres una rompe corazones. -habló mientras preparaba más tragos.- De hecho, ayer abrió el bar, Sophia y Bárbara preguntaron por tí, ¿Que haces para enamorarlas a todas y que se queden tontas contigo con sólo una noche a tu lado? Tu lista de mujeres es interminable, chica.

- Supongo que es mi encanto. -respondí con un fingido aire de grandeza.- Casi ninguna puede resistirse a mí.

- Ay bueno, me encanta tu seguridad amiga. -dijo Marco.

Ambos reímos ante mi chiste, luego Marco me dejó a solas junto a mi bebida mientras atendía a las demás personas. No pasaron tantos minutos hasta que una mano se posó en mi cintura.

- Hey. -dijo mientras apretaba ligeramente mi cintura.- ¿Estás sola, bonita?

Una noche © FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora