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-No tienes que irte Su- dijo Yoshio.

-Debo hacerlo- dije mientras cerraba la última maleta después de guardar la ropa que me quedaba -Esta es tu casa y yo únicamente me quedé aquí como un parásito-

-¿Quieres que te lleve a algún lado?- aún después de lo que yo le había dicho y hecho, él seguía preocupándose por mí -¿Quieres que llame a Riho para que venga por ti?-

-No te preocupes Yoshio- traté de sonreír -Ya veré como me las arreglo-

-Deja de pretender que estás bien- me abrazó con fuerza y acarició mi espalda -Que no necesitas ayuda, cuando estás destrozada por dentro-

-Estoy bien- en parte era verdad y en parte era mentira, tenía ganas de salir corriendo, gritar hasta destrozar mi garganta y, por otro lado, quería seguir viviendo en la fantasía que yo misma había destrozado, quería ser feliz.

-No tienes remedio- negó con la cabeza, agarró su teléfono y marcó un número, lo puso en altavoz y esperó.

-¿Yoshio?- Riho preguntó curiosa, la verdad él nunca la llamaba a no ser que fuera para preguntar por mí -¿Pasó algo?-

-¿Puedes venir por Su?- suspiró y se pasó la mano por el pelo -Terminamos...-

-¿Enserio?- yo sabía que estaba actuando.

-Si Riho- dije otra vez con ganas de llorar.

-Ya voy- cortó la llamada y con Yoshio nos quedamos en un silencio incómodo.

...

Riho había llegado y, al ver mis maletas, me palmeó la espalda y subió las cosas al auto.

-Vivirás conmigo- dijo mientras me hacía subir al asiento del copiloto.

-No me molesta alquilar un hotel mientras trato de superar esto- dije demasiado desanimada.

-Sabías que esto sucedería más temprano que tarde orejotas- me miró de reojo y suspiró.

-Pero duele- y me largué a llorar.

-Ya sé que duele Suzuka- asintió y siguió mirando el camino -Pero con el tiempo podrás sanar, ¿Ok?-

Asentí mientras me limpiaba las lágrimas con la manga.

-¿Qué somos?- se detuvo en el semáforo y me miró.

-Perras...- dije sin ánimos.

-¿Qué somos?- volvió a preguntar.

-Unas perras que quieren comerse el mundo- la miré e hice puchero.

-¿Y qué no hacen las perras que quieren comerse el mundo?- me puso una mano en el hombro.

-No lloran- suspiré y traté de sonreír.

-¿Qué cosa?- puso primera y siguió conduciendo.

-No lloran- volví a decir, la verdad me estaba frustrando -¿Por qué me haces repetirlo todo?-

-Grítalo- me ignoró completamente.

Suspiré y me froté los ojos.

-¡Las perras no lloran!- grité y Riho silbó y tocó la bocina.

-Eso Nakamoto- asintió y sacó la cabeza por la ventanilla -¡¡¿Escucharon hijos de puta? Las perras no lloran!!-

Me reí ante aquello, Riho estaba armando un escándalo en plena calle, gritando y tocando la bocina como una loca.

...

Llegamos a su casa y me dediqué a acondicionar la habitación de invitados para mí. Hice la cama con las sábanas que Riho me prestó de momento (obviamente iba a comprar nuevas apenas fuéramos de compras), puse mis productos de aseo en el baño y guardé toda la ropa en los cajones y el armario.

-Terminé- me tiré boca arriba en la cama y suspiré al ver el nuevo panorama de mi vida, los cambios que se habían producido en apenas un momento -Que rara que es la vida, un día tienes algo y en un abrir y cerrar de ojos lo puedes perder-

-Si, si, si muy profundo- la voz de mi amiga me asustó -Deja de hablar sola y baja a comer-

-Me asustaste idiota- me levanté y la seguí hasta la cocina mientras me masajeaba el pecho.

-¿Hoy eres la Lady Drama?- rodó los ojos y se sentó a la mesa.

-¿Ramen?- pregunté sorprendida y mientras veía los dos bowls.

-Me dio flojera cocinar algo elaborado- me extendió los palillos en cuanto me senté.

-Que novedad- sonreí, agradecimos por la comida y nos pusimos a comer -Buen provecho-

-Muy chistosa, para la cena ya verás lo que te cocinaré- me señaló con los palillos y yo me reí mientras tomaba un poco de caldo.

-No vaya a ser que sea algo digno de una estrella Michelín- sonreí y pesqué un narutomaki del fondo de mi bowl.

-Imbecil- me hizo caras y bebió todo el caldo que le quedaba -¿Terminaste?-

Asentí y me relamí mientras me reclinaba en la silla, era increíble como un plato tan simple podía hacerme sentir tan llena.

-¿La princesa dormirá la siesta?- Riho se puso a lavar.

-Podría ser- me estiré como un gato y sonreí -Aunque tampoco estaría mal ver alguna peli o serie-

-Ve eligiendo si quieres, yo ya terminé aquí- se secó las manos y volvió conmigo.

-¿El domingo sigue en pie la idea?- fuimos a la sala y nos sentamos en el sofá.

-Si quieres lo puedo pasar para otro día- me abrazó por los hombros y besó mi cabeza como si fuera mi madre.

-No- negué y pasé mis brazos por su cintura -Necesito de una buena sesión de sexo a decir verdad-

-Pues tendremos sexo- asintió y tomó el control remoto -Por que estas perras van a...- me señaló para que siguiera la fresa.

-Comerse una buenas vergas- dije haciendo un bailecito estúpido.

-De eso estoy hablando chica, con ganas- me siguió el bailecito y nos reímos con fuerza; quería tanto a Riho, con pocas cosas me hacía sacar una sonrisa y olvidar mi tristeza, no podría haber encontrado una amiga mejor que ella en todo el mundo.

En ti encontré el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora