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Fui rápidamente a la unidad de cuidados intensivos y me mordí los labios ansiosa.

-En un momento la dejamos entrar- dijo una mujer de mediana edad -¿Nombre del o de la paciente?-

-Kikuchi Moa- dije rápidamente -Acaba de salir de una cirugía para transplante cardíaco-

-¿Qué es usted de la paciente?- revisó una planilla.

-Su novia- se sentía tan bien decirlo.

-¿Nombre de la visita?- agarró la lapicera.

-Nakamoto Suzuka- miré comiéndome las uñas como escribía.

-Puede pasar pero primero deberá ponerse esto- me mostró la indumentaria y me ayudó a ponérmelo -Para proteger a los pacientes de infecciones-

Entré a la unidad y me desplacé hasta la camilla de Moa; tenía una mascarilla que le suministraba oxígeno, los ojitos cerrados, las máquinas que tenía alrededor hacían ruidos constantes, como un ruido blanco.

-Mi amor- tomé su mano, odiando el látex al instante, no podía sentir su suave piel como yo quería.

-Va saliendo de la anestesia- llegó la misma mujer -Vamos controlando su corazón y le cambiamos los vendajes para curarle la herida cada pocos minutos-

-¿Y está bien?- acaricié los dedos de Moa con suavidad.

-Para ser poco el tiempo desde que salió del quirófano no presenta rechazo, pero lo vamos controlando continuamente- sonrió y señaló el electrocardiograma.

-Que bien- suspiré aliviada -¿Escuchaste mi amor? Estás bien-

-Suzuka...- dijo en voz muy baja -Suzuka-

-Si, soy yo hermosa- sonreí y sentí como apretaba débilmente mi mano -Aquí estoy-

-Suzuka...- volvió a decir -Quiero un beso, quiero un beso-

La mujer y yo reímos levemente.

-¿Todos están así con la anestesia?- miré a Moa con amor y seguí acariciando su mano.

-Suzuka...- gimoteó levemente -Quiero un beso Suzuka-

-Bueno amor, te daré un beso- miré a la mujer y señalé el cubrebocas -¿Puedo quitármelo? Serán solo unos segundos-

-Solo un poco- asintió sonriendo.

Me bajé el cubrebocas y besé la frente de Moa con amor, me alejé de ella y me lo volví a poner. Se quedó callada y tranquila después de eso, me reí levemente.

-Son sólo treinta minutos de visita- la mujer sonrió apenada, ¿Tan rápido habían pasado? -Por la tarde y por la noche los volvemos a habilitar- dijo al ver mi cara de pena.

-Gracias- sonreí e hice una reverencia -Volveré por la noche, ¿Si hermosa?- acaricié por última vez su mano y me levanté. Me quité el traje y miré a la mujer -Quiero que me llame a mi número cualquier cosa- se lo escribí a un costado de la planilla y suspiré, no quería dejarla sola...

-Quédate tranquila, la estaremos controlando todo el tiempo, está en buenas manos- sonrió e hizo una reverencia.

-Sé que estará bien cuidada y controlada- la imité y en eso me acordé de la pulsera, me la quité y se la di a la mujer -Cuando se vaya el efecto de la anestesia, ¿Se la puede dar?-

-Como gustes querida- sonrió, volví a hacer la reverencia y me fui del hospital.

...

Volví a casa sintiendo paz e inquietud en partes iguales. Abrí la puerta y Riho me abrazó al instante, ambas lloramos por largo rato, buscando apoyo en los brazos de la otra.

-¿La viste en el hospital?- trataba de secarse las lágrimas.

-No- negué y suspiré -Me enteré por la mañana que era ella, no quise pedir detalles-

-Yui...- lloró con más fuerza que antes -Mi querida Yui...-

No quise decir nada más, fui a prepararle un té para que se calmara; sentía que el estrés de las últimas horas y la preocupación iban desapareciendo de mi cuerpo pero sabía que no podía estar tranquila, aún había posibilidad de que el cuerpo de Moa rechace el corazón horas después de la cirugía y sabía que no tendríamos tanta suerte... El corazón nuevo tardaría muchísimo en llegar y entonces... Mejor no pensaba en eso, no, debo pensar en positivo y que Moa está y estará bien.

Volví con Riho llevando dos tazas de té, le di la suya y nos quedamos en silencio mientras disfrutábamos del efecto que la infusión producía en nuestros cuerpos. Miraba mi teléfono constantemente, rogando porque no me llamaran y me dieran malas noticias...

-¿Cómo estaba Moa?- preguntó Riho después de un rato.

-Por el tiempo que me dejaron verla en terapia intensiva estaba bien, saliendo de la anestesia- le di un buen sorbo a mi té -Me dijeron que de momento no presenta rechazo, lo cual es un alivio en parte-

-¿Sabe que es de Yui?- sus manos temblaban y se la veía muy triste, pobre Riho...

-No, ojalá nadie en el hospital le diga- suspiré y mordí mi labio inferior -Aunque seguramente figurará en el registro médico posterior a la cirugía-

-¿Le dirás?- nueva sucesión de lágrimas...

-Después de que salga del hospital- Riho me miró entre impresionada y ¿Molesta?- -¿Qué?-

-¿Por qué cuando salga del hospital?- dejó la taza a un lado -Podrías decírselo mientras está internada-

-Estará todavía débil por la cirugía, ¿Crees que podría soportar que le pasara algo con tan impactante noticia?- no me quería arriesgar... Lo último que faltaría sería que se descompensara por saber que Yui posiblemente se haya matado para darle una nueva oportunidad...

-Te entiendo- me abrazó y acarició mi espalda -Tranquila, no estoy molesta, tendrás tus motivos para hacerlo-

-Si quieres podrías acompañarme al hospital- la abracé y besé su cabeza -Los horarios de visita para terapia intensiva son por la noche también, podrías aprovechar a preguntar por Yui...-

-¿Pero de eso no debería encargarse su familia?- me miró confundida.

-Puedes probar a preguntar- me encogí de hombros -Anda, después puedes ver a Moa, seguramente para ese rato esté libre de la anestesia-

-No orejotas- negó con la cabeza y sonrió levemente -Estos momentos son de ustedes dos, ya podré visitarla cuando la pasen a piso-

-¿Segura?- tomé sus manos y se las apreté para darle ánimo.

Ella asintió y soltó mis manos.

-No te preocupes por mí orejotas- me palmeó la pierna -Disculpa que te lo diga, pero tienes un aspecto espantoso, pareces un mapache humano, ¿No dormiste nada?-

-No, ni anoche ni durante la cirugía- suspiré y de pronto me di cuenta de lo cansada que me sentía -Tanta preocupación no me dejaba pegar ojo-

-Ve a dormir- sonrió y se levantó mientras recogía las dos tazas -Lo necesitas-

-Pero...- hice puchero y me levanté.

-¿Acaso quieres que Moa te vea así?- se rió levemente, pero la risa no subió hasta sus ojos tristes.

-Bueno- me estiré y volví a suspirar -Buenas tardes- besé su mejilla y subí hasta mi habitación.

Me di un baño caliente, me puse ropa cómoda y me tiré en la cama. Miré la foto que tenía con Moa y puse mis dedos sobre su cara sonriente.

-Estarás bien mi amor- susurré y besé la foto, me acomodé mejor en la cama y caí dormida.

En ti encontré el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora