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Al irme a dormir, puedo jurar que pasé una de las noches más largas de mi vida, porque estuve soñando con Moa, sintiendo todo tan real que hasta creo haber tenido orgasmos dormida.

Estaba abrazando la almohada, sonriendo sin darme cuenta, hasta que el ruido de una corneta contra mi oreja me hizo saltar del susto y hacerme daño en el tobillo al dar este contra el borde de la cama.

-Al fin estás despierta- Riho se reía mientras me veía enredada en las sábanas y agarrando mi tobillo.

-¡¿Por qué hiciste eso enferma?!- realmente sentía mucho dolor, creo que me hice daño de verdad -Duele mucho-

-Deja de llorar y ven a desayunar, ya está todo servido- me desenredó de las sábanas y salió de la habitación.

Me quedé acostada en la fría madera un rato, creyendo que, de verdad, una simple prostituta me había transtornado o hecho algún tipo de brujería después del sexo.

-Moa- al decir su nombre sonreí y me levanté -¿Como puedes tenerme así apenas un día de haberte conocido?-

Fui a la cocina, donde Riho ya estaba sentada. Me senté frente a ella y miré mi desayuno; un simple bol de fruta, avena y jugo de naranja.

-¿Esto es el desayuno?- agarré una cucharada de avena y me la llevé a la boca, no sabía a nada.

-En esta casa se come sano- se llevó unas cuantas frutas a la boca.

-Como me gustaría una buena taza de café- bebí un buen trago de jugo.

-Si quieres tener problemas al corazón- Riho se encogió de hombros.

Seguimos desayunando en silencio, yo me lo terminé sin dar más comentarios, no quería hacerla enojar tan temprano. Apenas dejé todo limpio, me fui a bañar y terminé por ponerme algún conjunto de ropa que me había dejado en su casa.

La tristeza me volvió de golpe, la realidad era que no quería volver con Yoshio y pretender ser una novia feliz, no quería que sus labios y sus manos tocaran mi cuerpo, no quería escuchar su voz odiosa repitiendo esos apodos cariñosos que me producían ganas de vomitar. Al llegar a la casa no pude evitar un suspiro y entré arrastrando los pies, puse mi mejor cara y abrí los brazos al ver a Yoshio bajar las escaleras, sentí sus brazos envolver mi cintura y me hizo girar en el aire, reí falsamente y puse mis manos en sus hombros.

-Te extrañe hermosa- hizo puchero y me dio un beso en el mentón, haciendome cosquillas con su barba.

-Yo también- sonreí y sentí los músculos de mi cara tensos -Pero ya sabes como es Riho, no puedo decirle que no-

-Pero ahora que estás en casa, puedo tenerte en mis brazos- me bajó y sonrió abiertamente -¿Te la pasaste bien?-

-Mejor que nunca- asentí y acaricié su mejilla -Debes afeitarte, pareces un pordiocero-

-¿No te gusta?- levantó una ceja y se miró en el espejo de la entrada -Pero si me queda bien-

-Pareces un vagabundo, no acentúa para nada con tu cara- negué con la cabeza y fui a la cocina a disfrutar de un desayuno de verdad.

...

La vida en esta casa era realmente aburrida, definitivamente me la pasaba mejor con Riho; con ella podía ver películas de todo tipo, escuchar música a alto volumen, contar chismes del trabajo y reír como tontas, con Yoshio no podía hablar de chismes, le molestaba la música tan fuerte y tenía que andar con pies de plomo para no hacerlo sentir apartado con respecto a algún compañero hombre con el que me llevara bien.

-Voy al baño- me levanté del sofá y subí casi corriendo las escaleras hasta el baño, le puse seguro a la puerta y agarré mi teléfono para llamar a Riho.

-¿Qué pasa?- se escuchó su voz al otro lado de la línea -Cuéntale a mamá todo-

-Siento que me voy a volver loca aquí- suspiré y me senté en el suelo del baño.

-Dile la verdad- se escuchó el ruido de una bolsa y después el como mi amiga masticaba.

-Primero, eres una asquerosa- dije con evidente asco -Y segundo, no puedo, no quiero romperle el corazón-

-¿Y prefieres que se entere por otras personas u otros medios?- cuando quería Riho era sensata -¿Qué pasa si un día se entera que salías más temprano del trabajo y que en lugar de volver a casa le mientes?-

Me quedé muda, corté la llamada y me quedé mirando la cerámica del baño... La verdad no sabía que hacer con respecto a Yoshio.

-¿Y qué se supone que haga?- pregunté en voz alta y pegué mi cabeza a la pared -No quiero lastimarlo-

"Pero no eres sincera con él ni contigo misma" dijo una vocecita en mi mente.

Tal vez era cierto, no estaba siendo sincera con él pero tampoco conmigo misma y al final tanto Yoshio como yo terminaremos lastimados porque estoy empecinada en vivir una mentira que no me correspondía seguir...

En ti encontré el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora