27

86 10 27
                                    

Me quedé con ella todo el tiempo, acariciando su espalda, cabello, brazos, toda ella.

Moa se había calmado, pero la veía preocupada.

-¿Quieres hablar de lo antes?- besé su frente, la sentía caliente y miré su cara hermosa, se la veía cansada -¿Te sientes bien?-

-Si- asintió y se levantó, buscó algo en los cajones y sacó un sobre, se veía el sello del hospital -Creo que es hora de que lo sepas- abrió el sobre y sacó un montón de papeles.

Los tomé y empecé a leerlos:

Se ha notado después de varios estudios que presenta un rechazo humoral* del corazón un año después de dicho transplante, le rogamos que por favor se presente al hospital para hablar con su cardiólogo los pasos a seguir al igual que su internación, ya ha entrado a la lista de transplantes; en caso de no encontrar donante se recurrirá a la implantación de un corazón artificial.

Las otras hojas eran un electrocardiograma, una ecografía y un examen de control.

Se me cayó el alma a los pies... ¿Moa era transplantada?... Sin yo darme cuenta, empecé a llorar.

-Hey, bonita no llores- me abrazó y yo me concentré en los latidos de su corazón, no eran normales, nunca me había dado cuenta de la cicatriz que le atravesaba el centro del pecho...

-¿Por eso estabas tan mal?- traté de calmarme, pero no podía.

Ella asintió y besó mi cabeza.

-Pero te prometo que estaré bien, por lo que sé estoy primera en la lista de transplantes- acarició mi espalda -Tranquila, no es la primera vez que sucede-

-Pero puede que algún día no funcione bebé- lloré más aún, apenas éramos novias y ahora me enteraba que podía perderla...

La acompañé para su internación, yo me quedé hasta que a ella se la llevaron a la habitación y habló con el cardiólogo. Se veía hermosa aún con la bata del hospital y todos esos cables saliendo de su pecho.

-¿Desde cuando?- tomé su mano y acaricié sus dedos.

-Desde que tengo cuatro años- sonrió y se quedó mirando por la ventana -Nunca creí que volvería aquí tan pronto-

-Debe ser horrible, ¿No?- los sonidos de la máquina me ponían nerviosa, me daba miedo que en cualquier momento se desmayara frente a mí.

-La de veces que he estado aquí, 37 operaciones en total en 24 años de mi vida- suspiró y me miró -Mi cuerpo está decidido a no dejarme posibilidades, ¿No crees?-

-Ya veremos mi amor cuando tengas un corazón nuevo- me senté en la camilla y la besé con cuidado de no quitarle la cánula nasal ni los cables -Hay que tener fe y confiar en esta nueva intervención-

-¿Crees que tengo una oportunidad de no volver a pisar este lugar?- Moa sonreía, aunque veía en sus ojos el miedo que tenía.

-Si mi amor- asentí y sonreí -El corazón que llegue será tu nueva oportunidad y el inicio de una nueva vida-

Sabía que posiblemente eran palabras vacías, pero no quería que Moa estuviera asustada.

...

A la madrugada, yo me había quedado en la habitación con ella después de mucho insistir.

El sonido del teléfono me asustó, vi que era una llamada, aparecía el nombre de Yui.

-¿Qué pasa?- pregunté en voz baja, no quería despertar a Moa.

-Llegará un nuevo corazón para Moa- dijo muy segura.

-¿Cómo estás tan segura?- y como no me respondía, volví a preguntar -¿Yui?-

-Cuida de Riho y de ella por mí- y sin decir nada más, me cortó.

Me quedé dudosa ante la llamada de Yui, pensando en aquellas palabras y el miedo sustituyó la duda, no habrá pensado en hacer eso ¿Verdad?...

Las horas fueron pasando hasta dar paso al amanecer, yo no había pegado un ojo en toda la noche, estaba preocupada y a la expectativa, sabía que pasaba mucho tiempo hasta que el hospital encontraba un donante para sus pacientes.

Moa había dormido sin sobresaltos ni problemas, los médicos la revisaban constantemente, le tomaban la presión, le auscultaban la caja torácica y le hacían estudios cada hora.

El cardiólogo le estaba haciendo una ecografía cardíaca cuando una enfermera entró de sopetón, agitada.

-¿No ve que estoy trabajando?- preguntó frustrado, con el aparato aún sobre el pecho de Moa.

-Encontraron un corazón- dijo entre emocionada.

-¿Qué?- preguntamos los tres.

-Una mujer de la misma edad que la paciente entró al hospital en la madrugada, hace unos momentos se confirmó que tiene muerte cerebral- dijo la joven muy agitada -Y como Kikuchi Moa está primera en la lista, podemos operarla hoy sin problemas-

Fueron segundos de silencio, ¿Una mujer de la misma edad de Moa?...

-Voy a salir un momento mi amor- besé a Moa y salí de la habitación, fui hasta recepción y me llené de valor.

-¿Quién ingresó al hospital en la madrugada por un accidente?- pregunté nerviosa.

-Una joven de 24 años, estaba en muy mal aspecto- dijo el hombre revisando unos papeles -Gracias a la documentación que se encontró junto a ella se la anotó como Mizuno Yui-

Me caí hacia atrás y un grito de horror y dolor me salió de lo más profundo de mi ser... Yui no, no puede ser... Maldición, ¿Riho lo sabrá?... ¿Debía decírselo a Moa?...

-Yui- me tapé la cara con las manos, corrí al baño y lloré con angustia -¿Por qué, por qué, por qué?-

No podía decirle a Moa que su amiga y compañera posiblemente se haya matado para salvarla, no podía...

-¡Maldición!- salí del baño y me fui para el patio del hospital, ahora sólo quería estar sola.






*el rechazo humoral del transplante cardíaco es cuando, tiempo después de la cirugía, los anticuerpos dañan los vasos sanguíneos tomándolos como organismos extraños

En ti encontré el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora