No sabía que hacer con respecto a Moa, ¿Debía llamarla y citarla en algún lugar o ir a buscarla? Eso podía ser, ¿Podía presentarme en el complejo en el que vive y esperar a que saliera? Iba a parecer sospechosa.
-¡Ay no se que hacer!- me llevé las manos a la cabeza y grité frustrada.
-¡¿Puedes pararle a tu bulla? Intento leer!- me llegó el grito de Riho desde su habitación.
-¡Perdón!- grité otra vez en respuesta, agarré mi teléfono y, con dedos temblorosos, llamé a Moa.
Sonó tres veces antes de quedarme de piedra al escucharla.
-¿Hola?- su voz, a pesar de estar al teléfono, me hizo temblar -Eres Suzuka, ¿Verdad?-
-Si, soy yo- traté de controlarme -Moa, ¿Estás ocupada a estas horas?- mordí mi labio inferior mientras movía el pie con nerviosismo.
-Pues mira, me agarraste en mi descanso- su risa era igual de hermosa... Contrólate Nakamoto -Llevar órdenes todo el tiempo es agotador-
-¿Eres camarera?- pregunté curiosa, ¿Por qué ejercía la prostitución si tenía un trabajo?.
-Ajá, trabajo en el café Flor de Loto, ¿Lo conoces?- se escuchaba el sonido de gente y pasos de fondo.
-Sí, claro que sí, siempre voy ahí por sus precios económicos- sonreí y me tiré de espaldas en la cama -Ahora que recuerdo tu apariencia, nunca te he visto-
-Si algún día vienes puedo ofrecerte un orgasmo gratis en el baño- otra vez su risa, me puse roja y los nervios se intensificaron por lo que iba a hacer.
-¿A qué hora termina tu horario de trabajo?- mordí mi labio inferior y esperé impaciente.
-A las 3:30pm, ¿Por qué la pregunta?- en su voz había un dejo de confusión.
-Paso a buscarte si quieres- crucé los dedos.
-¿De verdad harías eso?- su voz sonaba agradecida -De verdad lo agradecería mucho Suzuka, ya que no tengo auto y Yui está muy lejos trabajando-
-Pasaré por ti entonces- sonreí, corté la llamada y miré mi reloj, eran las 2:40pm.
Salí de la habitación y entonces recordé que no tenía auto.
-Pues tomaré el auto de Riho- fui a la cocina y tomé las llaves que estaban colgadas.
Manejé por veinte minutos hasta llegar al café Flor de Loto, salí del auto y me apoyé en la puerta, esperando muy nerviosa.
-¿Debería entrar o quedarme aquí?- me mordí las uñas y miré la puerta del local -Mejor me quedó aquí-
...
El tiempo pasó más rápido de lo que quería y, cuando la vi salir, el alma abandonó mi cuerpo un momento fugaz; estaba hermosa, el pantalón negro y la camisa blanca le sentaban muy bien, el pelo recogido le daba un aire juvenil precioso.
-Hola- saludó y se acomodó mejor la mochila que tenía a la espalda -¿Ese no es el auto de tu amiga?-
-Digamos que lo tomé prestado- sonreí nerviosa y, como si la hubiera invocado, el teléfono sonó.
Al ver el nombre de Riho en la pantalla, suspiré y, mientras le abría la puerta del copiloto a Moa, contesté.
-¡¿Qué hiciste con mi auto maldita perra?!- realmente estaba molesta -¡¿Tienes idea del susto que me pegué al no ver ni las llaves ni el auto?!-
-Lo tomé prestado por una buena causa Riho- me subí y miré a Moa de reojo -Después hablamos- corté la llamada y me concentré en Moa -¿Quieres que te lleve a tu casa o quieres ir a algún lado?-
-No tienes que molestarte Suzuka- negó y pude ver como se sonrojaba.
-Por favor- hice un puchero -Podemos ir a donde tú quieras, tomar algún batido o comer un helado-
-Un helado estaría bien- sonrió y sus hoyuelos aparecieron, lo que la hacía mucho más hermosa.
-Hay un parque muy lindo cerca de aquí, tiene un río y está lleno de flores- sonreí, puse en marcha el auto y conduje hasta la heladería más cercana -¿De qué lo quieres?-
-De vainilla estaría bien- asintió y sacó su billetera -Te daré el dinero-
-No, no, no- le agarré la mano, era pequeña en comparación a la mía -No vas a pagar nada, yo te invité, por lo tanto corre por mi cuenta la paga-
-Ya has gastado mucho dinero en mí Suzuka- me guiñó el ojo y yo me sentí arder -Deja que yo sea esta vez la que pague- y se bajó del auto -¿De qué lo quieres?-
-D~De fresa es~estaría bien- ¿Por qué tenía que ponerme a tartamudear justo ahora?.
-Ya vuelvo bonita- me guiñó el ojo y, cuando se dio la vuelta y entró en el lugar, me puse las manos en las mejillas.
-Contrólate Nakamoto Suzuka, no es una cita, ¿O sí lo es?- abrí los ojos como platos -Ay no puede ser, voy a arruinarlo todo, será un desastre, ¿Para qué carajo hice esto?- la miré y, Dios mío, sus curvas hacían de su cuerpo una escultura... -Maldición, me voy a volver loca-
¿Era el momento de huir? Pero se iba a poner triste si veía que la había abandonado...
-Contrólate Suzuka, sé la paz y todo irá bien- respiré tranquila y traté de calmarme.
-Agradece Suzuka- Moa se apareció de repente -Me los dieron gratis- me dio mi helado mientras se subía.
-¿En serio?- pregunté sorprendida.
-Supongo que estar así de buena tienes sus ventajas- me mostró el escote de su camisa, sus pechos resaltaban a la vista de cualquiera.
-Pues vamos al parque, fue rápido- tragué ruidosamente y volví a arrancar.
El viaje al parque fue más corto de lo que quería y esperaba.
-Nunca estuve aquí- Moa se bajó y, como una niña pequeña, corrió a la barrera que separaba al parque del extenso río que había al otro lado, trepó levemente y sonrió abiertamente mientras miraba el agua cristalina.
-Es hermoso, ¿Verdad?- sonreí al verla tan emocionada.
-¡Mira eso Suzuka!- dijo mientras señalaba al pequeño pez que había saltado del agua para después volver a hundirse.
-Hay mucha vida en este lugar, pescar aquí es ilegal obviamente, únicamente se pueden dar tours en lancha o ferry por motivos turísticos en estas aguas- comí un poco de mi helado y suspiré de gusto ante la brisa.
-Me gusta mucho este lugar- me miró y pude ver su gran sonrisa.
Movida por motivos que únicamente mi cerebro y mi cuerpo conocían, me acerqué a ella hasta que nuestros alientos chocaban y la besé, Moa no se quejó en absoluto. Nuestros labios se movían con una sincronización que no me esperaba, el sabor dulce de sus labios era adictivo, mi corazón latía rápido y con fuerza en mi pecho, tenía unas ganas increíbles de bailar la conga.
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En ti encontré el amor
RomanceSuzuka es una Omega decepcionada de que su novio no logre satisfacer su deseo, por lo que Riho, su mejor amiga, la lleva a un prostíbulo donde son los Alfas quienes se venden por dinero.