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-Arriba- Riho trataba de levantarme -Vámonos de aquí Su-

Yo me negaba a levantarme, seguía llorando y gritándole a Moa que por favor volviera, aunque hace rato que se había ido.

-No contesta- Yui marcaba por vigésima vez, al parecer, el número de Moa -Me manda directamente al buzón, ni siquiera le llegan los mensajes-

-Vamos Suzuka, levántate- Riho acariciaba mi espalda.

-No me quiero levantar, quiero a Moa- no podía dejar de llorar -Quiero pedirle perdón, la quiero de vuelta-

-Moa no volverá aquí Suzuka- Yui se acercó y, con suavidad y la fuerza necesaria, me levantó -Vámonos de una vez, la gente no deja de mirarnos-

-Quiero a Moa- me negaba a soltar o a tirar la pulserita.

-La llego a ver a esa perra y la voy a matar a golpes- Riho se veía molesta.

-No Riho- negué y la miré -Fue por mi culpa, ella no hizo nada malo-

-¿A qué te refieres?- me detuvo en seco.

-Me dijo que me amaba de verdad y preguntó si quería intentarlo, ver que se daba- las lágrimas volvieron -Y yo le dije que no podía, por el tema de Yoshio, se ve que estaba frustrada...-

-Dios...- las dos suspiraron y me abracé a mí misma en un intento de calmarme.

...

Llegamos a la casa y, al recordar la emoción y la felicidad que habían habitado en ella hace unos momentos, me sentí enfermar y tuve ganas de gritar.

-Creo que lo mejor será que me vaya a casa- Yui suspiró y me abrazó, le había agarrado cariño -Voy a fijarme si está en el complejo y sino es así, trataré de seguir llamando y mandarle mensajes-

-No seas tan dura con ella Yui- susurré y besé su mejilla.

-Trataré Suzuka- sonrió y me acarició la espalda -Pero eso sí, voy a darle sus buenas patadas en el culo-

Se despidió de Riho con un beso  (me negué a mirar, sentía que me iba a poner a llorar), y cuando nos quedamos ella y yo solas, un silencio aplastante cubrió la casa en su totalidad.

-Creo que me iré a dormir- miré mis zapatillas y mordí mi labio inferior.

-Sí es lo que te ayudará- me abrazó y acarició mi cabeza -Descansa, te hará bien- 

Me aguanté las ganas de llorar y me fui a mi habitación con un vacío en el alma y el corazón. Dejé lo que había sido la pulserita en mi escritorio y me tiré en la cama boca abajo, con una sensación de derrota enorme.

-Moa...- abracé la almohada y cerré los ojos con fuerza, volviendo a llorar -Perdóname...-

Seguí llorando hasta que caí dormida, temblando y gimoteando.

...

Me desperté con la sensación de tener los párpados hinchados de tanto llorar, viendo a través de las cortinas que había caído la noche, vi el reloj de mi mesa y vi la hora: 21:34pm, ¿Tanto había dormido?.

-¿Orejitas?- escuché a Riho tocar la puerta -¿Estás despierta? Te traigo la cena-

-Pasa Riho- me senté y abracé la almohada contra mi pecho.

Ella entró con cuidado, llevando una bandeja cargada de comida humeante.

-Debes estar hambrienta- sonrió y dejó la bandeja sobre mis piernas: caldo de verduras con su porción de pan tostado, arroz con pollo, sushi y un postre de chocolate.

-Gracias Riho- sonreí levemente, agradecí por la comida y metí la tostada en el caldo para así metérmelo rápidamente a la boca, gemí de gusto ante lo rico que sabía.

-Mastica Nakamoto, te vas a ahogar- se rió y me acarició la espalda.

-Está muy rico- apenas tragué, me meto un poco del arroz y mastico como puedo.

-Yui me llamó antes de que te llevara la cena- Riho me miró con cautela y yo me quedé masticando -Me dijo que la imbécil ésa no está en el complejo, ni en El Fruto Prohibido, tampoco responde al teléfono-

-Es como si hubiera desaparecido- suspiré apenas pude tragar y miré la pulserita, que brillaba gracias a la luz que entraba del pasillo.

-Ya aparecerá o puede que la encontremos- besó mi cabeza y miró la pulserita -¿Te la vas a quedar?-

-Voy a mandar a que la reparen en la misma joyería que compré los dijes- me terminé el caldo y el arroz -Me la voy a quedar, tiene un significado especial y, además, es de Moa- sentí que el dolor y las lágrimas volvían con fuerza.

-Lo que tú creas conveniente Suzuka- me atrajo hasta ella y me abrazó -Sabes que siempre te apoyaré, sea cual sea la decisión que tomes, ¿Verdad?-

-Lo sé- acaricié su brazo y sonreí, estar con ella era mi mejor remedio -Agradezco millones el tenerte como mi mejor amiga-

-Y porque no tienes otra opción- me despeinó y yo la alejé de mí riendo.

-Déjame en paz loca- me peiné con los dedos y sonreí abiertamente.

-Anda, termina tu postre, ahora nos toca ver películas- me guiñó el ojo.

-Mientras no sean de terror, sabes que no me gustan- apilé los platos vacíos y agarré el postre.

-¡¡Qué bebé eres orejotas!!- gritó mientras se alejaba.

Sonreí otra vez, realmente agradecía el tenerla como mi mejor amiga en mis peores momentos y cuando más lo necesitaba.

En ti encontré el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora