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Riho se estaba poniendo las zapatillas mientras yo me había quedado de piedra aún sosteniendo la bolsita.

-Vamos- chasqueó los dedos frente a mi cara -Mientras más rápido vayamos podremos comer algo ahí dentro-

-No quiero ir- negué con brío.

-Vas a ir y vas a darle tu paquete, aunque ya se lo has dado- dijo de forma sugestiva.

-Idiota, eres una asquerosa- la empujé y me puse las zapatillas con la mayor lentitud que era capaz.

No quería ir, lo iba a arruinar... Maldición, ¿Por qué me puse a hacerle todo aquello justo ahora?.

-Vamos- apenas me até los cordones, me sacó casi corriendo de la casa, nos subimos al auto y condujo al café.

-No quiero bajar- miré con terror la puerta del café, estaba lleno de gente...

-Baja- Riho se bajó y me abrió la puerta -Apurando orejotas-

Suspiré, traté de calmarme y me bajé del auto.

-Si me muero ahí adentro, quema las revistas del segundo cajón de mi escritorio- abrí la puerta y el delicioso aroma a café me llenó las fosas nasales.

-Nadie sabrá que te tocas viendo a las chicas Play Boy, quédate tranquila- me dio una palmada en la espalda y nos abrimos paso hasta una mesa vacía junto a la ventana.

Un muchacho nos dio los menús y yo realmente no presté atención, miraba a todos lados por si la veía.

-Ya aparecerá tu chica, párale a tu emoción- Riho me dio una patada por debajo de la mesa.

-Ay por Dios, ahí viene- esa coleta era inconfundible, el paquete que tenía en el bolsillo me pesaba muchísimo ahora.

-Hola, soy Moa y seré su camarera el día de hoy- su mirada cayó sobre mí y sonrió abiertamente al reconocerme -Hola Suzuka-

-Hola Moa- sonreí nerviosa y sentí mis manos temblar, el delantal negro le tapaba su lindo cuerpo... ¿Pero qué estoy pensando? Contrólate Nakamoto.

-Dos Capuchinos y dos tostados, ¿No orejotas?- y Riho me dio una patada, esta vez más fuerte.

Asentí y evité mirar a Moa, podía jurar que tenía una expresión divertida en la cara.

-Ya vuelvo- hizo una reverencia, se llevó los menús y se fue a las cocinas con la orden para después seguir atendiendo mesas.

-Se lo hubieras dado- Riho suspiró y se cruzó de brazos.

-No pude- me tapé la cara con las manos, tenía mucho calor por los nervios -¿La viste? Está hermosa vestida así-

-¿Estás segura que no te gusta?- movió las cejas divertida.

Me quedé callada, rogando porque ella no volviera. Después de media hora, Moa volvió con nuestro pedido y traté de parecer normal.

-Su orden y esto- dejó los dos muffins de chocolate -Va por mi cuenta-

-Moa no- negué con la cabeza y la miré -No hace falta-

-No te preocupes- y se me acercó hasta rozar mi oreja con sus labios -Nadie tiene por qué saberlo, no figurará en la cuenta-

Podía jurar que toda yo estaba ardiendo por los nervios, y antes de que me diera cuenta Moa ya se había ido.

-Se lo darás cuando paguemos, nada de hacerte la estúpida Nakamoto- Riho me señaló con la cuchara.

-No me gusta que ande regalando comida- tomé el muffin y le di una mordida -¿Y si se mete en problemas?-

-Pues testificamos diciendo que somos sus amigas y que pagamos igual por ello- se encogió de hombros -Deja de hacer tanto drama y disfruta Suzuka, sea o no una ladrona de comida es bueno gozar de un trato preferencial-

Disfrutamos de este pequeño lunch/merienda, aunque yo sentía que todo me caía como piedras al estómago por los nervios y más de una vez estuve a punto de tirarme el capuchino encima y pasar vergüenza.

-Voy a pedir la cuenta- Riho se limpió la boca con la servilleta y me señaló -Vas a darle eso-

-¿No puede ser otro día?- saqué la bolsita, me parecía una bomba a punto de estallar, quería tirarla por la ventana y correr.

Moa, para mi mala suerte, fue la que nos trajo la cuenta.

-Realmente es barato aquí- Riho asintió -Gastamos nada más ¥10.500-

-¿Podemos dejarle propina?- saqué unos ¥500.

-Tu chica merece otra cosa- me guiñó el ojo y estuve a punto de esconderme debajo de la mesa cuando Moa volvió.

-Espero hayan disfrutado- tomó el dinero e hizo una reverencia, Riho me golpeó debajo de la mesa y yo suspiré.

-Moa- le extendí el paquete y traté de controlarme -Te tra-traje un regalo-

-No tienes que regalarme nada Suzuka- sonrió y yo me quedé viendo sus hoyuelos -¿Qué es?-

-Es una sorpresa- sonreí y jugué con mis dedos -Ábrelo cuando llegues a casa, ¿Si?-

-Realmente eres un sol- besó sorpresivamente mi mejilla y me quedé viendo como se iba.

-¿Un sol?- Riho se rió y me palmeó el hombro -Deberás ser un sol de media tarde, porque eres muy molesta-

-Cállate y vámonos- le di un codazo en el estómago y salimos del café.

...

Mientras estaba escribiendo un artículo en la computadora, me llegó un mensaje, era de Moa.

Suzuka, me dejaste sin palabras, la pulsera es preciosa, no debiste gastarte tanto dinero 😳.

Sonreí y, mordiendo mi labio inferior le respondí.

La hice especialmente para ti, elegí con mucho cuidado los dijes; me alegra que te haya gustado Moa

Lo siguiente que me llegó fue una selfie en un pequeño espejo, Moa apoyaba el mentón en la mano izquierda, donde resaltaba la pulsera de plata, mientras sonreía.

-Moa- sonreí, detallando con el dedo su rostro, sentí mis mejillas calentarse y volví a gritar de felicidad.

En ti encontré el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora