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Pasaron tres meses desde aquel día memorable en el parque y desde entonces tuvimos muchas citas más, Moa era realmente feliz hasta con un recorrido por el Arcade y unas partidas en el Street Fighter.

Nos fuimos conociendo y podía decir que cada día me enamoraba más de ella pero nada me preparó para lo que iba a pasar este día.

Me estaba poniendo un vestido verañego, hoy con Moa íbamos a ir al cine, iba a pasar por ella con el auto de Riho después de mucha insistencia para que me dejara llevármelo hoy.

Estaba terminando de arreglarme cuando me llegó una llamada de Yui, curiosa atendí la llamada.

-¿Qué pasa tomatito?- sonreí y terminé de calzarme las sandalias -¿Quieres que vaya para sacar a Moa de la cama y se apure?-

-Suzuka- se la escuchaba muy angustiada -Tienes que venir, es Moa-

-¿Qué pasó?- me puse alerta rápidamente.

-No te lo puedo explicar ahora, pero tienes que venir Su- y me colgó.

Me quedé ahí, pensando en miles de posibilidades, cosas o lo que fuera que haya pasado con Moa, hasta que mi cerebro me gritó de forma estridente que ella me necesitaba, así que salí casi corriendo de la habitación y bajé rápidamente las escaleras.

-¡Riho me llevo tu auto!- agarré las llaves y aferré fuertemente mi bolso.

-¿Ya te vas?- ella apareció en el pasillo con un trapo en las manos -Pero aún no abren las boleterías-

-Pasó algo- dije simplemente, abrí la puerta de un tirón y salí como una exhalación de la casa.

Me subí al auto, puse la llave en el contacto y traté de arrancar, pero parecía que el destino me ponía trabas, porque no podía o no quería arrancar.

-¡Maldición!- golpeé el volante, salí del auto y me puse a correr lo más rápido que mi deplorable condición física me permitía. Esa fue la primera vez que corrí tanto sin pararme a respirar o descansar. La gente me miraba raro y me insultaba cada que empujaba y gritaba que me dejaran pasar.

En un punto me tropecé y caí de cara al piso, lastimando mis rodillas, las palmas de mis manos y mi barbilla, mi teléfono salió volando de mi bolsillo, lo mismo que la foto que tenía guardada.

-Moa...- agarré todo y me disponía a seguir, cuando un señor me agarró del brazo -¿Qué?- intenté soltarme.

-No puede irse así, se le pueden infectar- señaló las zonas sangrantes.

-No importa, tengo que irme, alguien me necesita- intenté soltarme una vez más, pero el hombre me agarró más fuerte.

-No puede irse así- empezó a tirar de mí.

Logré soltarme, trastabillando un poco y empecé correr otra vez, ignorando el dolor que empezaba a hacerse presente.

Llegué a Yokohama y, sintiendo que mi corazón iba a explotar, mis pulmones pedían a gritos un descanso y el costado me dolía por el esfuerzo de correr y tratar de respirar con normalidad. Fui al complejo sintiendo que iba a desfallecer por todo el esfuerzo.

-Yui...-  me apoyé en la reja, limpiando el sudor que me caía de la frente hasta el cuello.

-¿Qué te paso?- me hizo pasar y vio la sangre que me caía de las rodillas y la barbilla.

-Nada de importancia- negué con la cabeza y traté de normalizar mi respiración -Moa-

-Ven- subimos rápidamente las escaleras hasta llegar al departamento -No sabe que te he llamado-

Fui rápidamente hasta su habitación y lo que vi me rompió el corazón... Moa lloraba desgarradoramente, se tapaba la cara con las manos pero eso no lograba ocultar sus lágrimas, los gemidos de dolor que salían de su garganta.

-Moa...- era doloroso verla así.

Me senté a su lado en la cama y, antes de que siquiera pudiera acariciarle la espalda, se me tiró encima y me puso los brazos en el cuello, escondió la cara en mi pecho sin dejar de llorar de esa forma.

-No me dejes, no te vayas- dijo con la voz quebrada y sus manos se aferraron al cuello de mi vestido.

-Tranquila, no me iré a ningún lado- acaricié su espalda y besé su cabeza -Aquí estoy Moa-

Durante la siguiente media hora me quedé en esa posición, abrazándola fuertemente contra mi cuerpo, dejando que ella llorara.

Cuando dejó de llorar, no me soltó y trató de calmarse, temblaba y sorbía su nariz.

-¿Quieres ir a lavarte la cara?- pregunté con voz suave -¿Quieres que te prepare un té hermosa?-

-Estaría bien- dijo con voz triste y apagada.

-No tardaré, ¿Ok?- le di un beso en la frente y salí de la habitación, Yui se veía preocupada.

-¿Se calmó?- se acercó a mí.

-De momento si- suspiré y mordí mi labio inferior -Fue a lavarse la cara, voy a prepararle un té-

-Las dejaré solas, ¿Ok?- sonrió levemente y me acarició el brazo -Deberás limpiarte esas heridas-

-Lo sé, lo sé- asentí y sonreí, el dolor casi no se sentía ahora -Pero me importa más Moa que unos simples raspones-

Volví a la habitación con la taza humeante de té y me encontré a Moa abrazando su almohada, tenía la cara roja y sus ojitos hermosos estaban rojos e hinchados.

-Aquí tienes- se lo extendí y me senté a su lado otra vez.

-Gracias- dijo con la voz tomada y, aún con la almohada contra el pecho, se bebió el té.

Me quedé callada, no quería presionarla, me contaría a su debido tiempo que era lo que había pasado y la tenía tan mal.

-¿Por qué estás así de herida?- preguntó con la taza vacía entre sus manos.

-Vine corriendo- sonreí levemente -¿Tan mal se ven?-

-¿Por qué viniste corriendo?- ladeó la cabeza -¿Riho no tiene auto?-

-El maldito no quería arrancar- me encogí de hombros -Me preocupé por ti y corrí como nunca lo había hecho en mi vida, aunque me caí tratando de llegar rápido-

-¿Por qué corriste?- su expresión era de preocupación -Te pudo haber pasado algo, atropellado un auto-

-Me importas Kikuchi Moa- sonríe y le acaricié las mejillas -Te amo y me preocupo por ti, por si tus zapatos son cómodos, si estás cansada, si ya quieres comer, si sufres- la besé y pegué mi frente a la suya -Un hueso roto no me importaría si se trata de ti-

-Ay Su- y sus ojitos volvieron a llenarse de lágrimas.

La abracé e hice que se sentara en mis piernas.

-Ya me encargaré de mí misma, ahora mismo me importas tú- besé su mejilla y la agarré fuertemente de la cintura.

-No deberías- negó y jugó con un mechón de mi cabello.

-¿No puedo preocuparme por mi novia?- sonreí y pegué mi nariz a su cuello, disfrutando de su tenue olor a menta.

-¿Qué?- se la escuchaba sorprendida.

-Planeaba pedírtelo en el cine, pero teniendo en cuenta el momento- besé la zona de su pulso -¿Querrías ser mi novia Kikuchi Moa?-

-Su...- me hizo mirarla y vi sus ojitos llenarse de lágrimas -Claro que si-

Nos besamos con amor; el momento de hablar llegaría a su debido tiempo, ahora quería borrar su tristeza y amarla con cada latido de mi corazón y célula de mi cuerpo.





















Preparen los pañuelos perros, se viene cap muy sad.

En ti encontré el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora