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Sus labios eran muy suaves, carnosos, no quería parar, pero la falta de aire se hizo presente.

-Ay perdón, no sé por qué lo hice- empecé a decir apenas nos separamos.

-Besas mejor de lo que esperaba bonita- sonrió y se mordió el labio inferior.

-¿Qué?- me quedé de piedra.

-Besas mejor de lo que esperaba, me gustó mucho- me guiñó el ojo y yo me puse roja.

-¿Ah sí?- hinché el pecho de felicidad.

-Ajá- me dio otro beso y me sentí arder.

-¿Así que por ésta me dejaste?- ay no, Yoshio... -Que puta eres Suzuka-

-Hey- Moa se puso seria de repente -La tratas bien-

-La trato como quiero- se tambaleaba muchísimo, era evidente que estaba borracho.

-No machito, la tratas bien porque es una dama y merece respeto- se me puso enfrente y se acercó amenazadoramente a Yoshio.

-Moa no...- le agarré el brazo, no me gustaban las peleas y, además, mucha gente estaba mirando la escena que estaban armando -Vámonos, no vale la pena-

-No Suzuka- se soltó de mi agarre con una rapidez asombrosa, era evidente que estaba molesta -Debe mostrarte respeto y tratarte bien, no debes ser menospreciada de esa manera-

-Así que le hablaste de nosotros- Yoshio se rió de una forma bastante malvada -¿Le contaste que la usaste nada más que para engañarme?-

-Eso es mentira- dije tratando de tirar de Moa para irnos pero no podía, parecía tener clavados los pies en el suelo -Moa, enserio, vámonos-

Sentía los músculos de su brazo bastante tensos y tenía miedo de que en cualquier momento le diera un puñetazo.

-Moa- tiré de ella con toda mis fuerzas y ella, resoplando, se alejó de él -Vámonos, no te hagas mala sangre por Yoshio, es un idiota-

-¿Qué es ese idiota en tu vida?- volvimos al auto bajo la atenta mirada de los que aún había en el parque.

-Mi ex novio- le abrí la puerta del copiloto y, después de ponernos el cinturón, manejé hasta Yokohama -Perdón- aferré el volante y suspiré.

-¿Por qué?- preguntó confundida.

-Por lo de Yoshio- sonreí triste y la miré de reojo.

-No tienes que pedir perdón Suzuka, no es tu culpa que él sea un idiota, tú eres un sol- sonrió y me acarició la pierna.

-Gracias- sonreí y sentí mis mejillas calentarse.

-No es nada, digo la verdad- me apretó la rodilla y me miró -La próxima vez te lo voy a compensar, lo prometo-

-No tienes que hacerlo Moa- negué con la cabeza y me detuve en el semáforo.

Ella tomó mis mejillas y, por tercera vez ese día, me besó.

-Lo haré de todas formas, ¿Ok?- sonrió y me apretó las mejillas.

Asentí como estúpida y me quedé muda el resto del viaje. Llegamos al complejo y ella tardó un rato en bajarse.

-Hasta luego- besó mi mejilla y sacó algo de su mochila, era un paquete, me lo puso en las piernas y se bajó del auto -No lo abras hasta llegar a tu casa-

Me despidió con la mano y me fui en el momento que entró al complejo.

-Hoy no fue tan malo al parecer- me pasé los dedos por los labios y me quedé pensando en ella hasta llegar a la casa.

-¿Dónde mierda estabas con mi bebé?- Riho me quitó las llaves de un manotazo y se cruzó de brazos -La próxima pide permiso o cómprate un auto-

-Fui por Moa- me encogí de hombros y me quedé mirando el paquete que me había dado.

-¿Y eso?- se quedó mirando conmigo el paquete.

-Me lo dio ella antes de bajar- sonreí y lo abrí, eran galletas, todas distintas en forma, glaseado y tamaño.

-Tu chica sexual dejó una nota- señaló el papelito rosa que había pegado en el interior del paquete.

La agarré y la leí en voz alta:

Gracias por lo de hoy bonita, espero disfrutes las galletas, las elegí especialmente para ti.

Besos, Moa.


-Que linda- sonreí, me guardé la nota y agarré una de las más grandes.

-Me vas a compartir, ¿Verdad?- Riho hizo el intento de agarrar una, le di un manotazo y me acerqué el paquete.

-Son para mí, consigue tus propias galletas- la miré con el ceño fruncido.

-Tecnicamente robaste mi auto- me señaló y luego señaló el paquete -Tengo derecho a robarte una-

-Bueno...- hice una mueca y le di una de chocolate del tamaño de una moneda.

-Tacaña y glotona- negó con la cabeza y se comió la galleta.

-Son mías- le di un gran mordisco a la mía y gemí de gusto -Madre mía, esto está muy bueno-

-¿Lo dices porque es verdad o solo porque te las dio tu chica?- dijo Riho con la boca llena aún de galleta.

-De verdad, nunca probé algo tan bueno- tragué y le di otro mordisco -Las tuyas ni de lejos saben igual-

-Ahora por eso no te cocino más- me sacó el dedo medio y se cruzó de brazos -Come en otro lado, rompiste mi corazón-

-Que exagerada- terminé la galleta y cerré el paquete, lo guardé y me fui a mi habitación.

Me tiré en la cama y, sin poder evitarlo, me puse a gritar de emoción; era tan linda que hasta se atrevió a regalarme galletas.

-Moa...- me toqué los labios, aún tenía la sensación caliente de sus labios, el gusto a menta -Eres maravillosa en verdad-

En ti encontré el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora